Capítulo 1

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Hace un año que cree mi propia empresa, después de trabajar para otras personas yo quería ser mi propio jefe, me enteré que mi padre tenía un bajo que solo era para celebrar fiesta. Quiso venderlo pero ahí vi que podía crear mi propio negocio. Me tiraría al mundo emprendedor.

Como tenía unos ahorros de lo que trabajé en Londres más lo que conseguí al llegar aquí.

Al tener el título de Gestión administrativa quise hacerlo. Hablé con mi padre para que me alquilará el local y decidió, ya que no iban muy bien económicamente; aceptó. Así que monte mi pequeño negocio, una Asesoría de Marketing. La verdad que el negocio iba viento en popa, por lo que le compré a mi padre el bajo. Y desde entonces lo sigo manteniendo.

Me dirigía a mi puesto de trabajo. El local ya estaba abierto, mi amigo Brais era el diseñador gráfico, que no sabía que él había estudiado de eso. Hasta que me lo dijo cuando el local lo tenía todo listo. Sólo faltaba un diseñador gráfico para hacer los carteles y demás.

-Buenos días —lo saludé con un gesto de mano y me metí a mi oficina encima de la mesa vi una carta, me despojé de mi chaqueta y me senté para a continuación leerla.

Lo que leí no me gustó para nada, pues me decía que como no pagara la deuda me iban a embargar. Me sorprendí, yo lo pagué todo y lo dejé libre de cargas.

Llamé para ver qué pasaba. Me dijeron que la deuda estaba de tiempo, eran cerca de cinco mil euros, por pelos me daba un micro infarto. Di un grito ahogado cuando colgué. Todo lo que había a mi alcance lo tiré. Los nervios estaban apunto de estallar.

Llamé a mi padre para que me explicara el por qué no me había avisado antes de ese pequeño detalle.

Descolgó el teléfono.

—Dime cariño.

—¿Por qué no me dijiste que el local tiene un cargo de cinco mil euros? —dije enfadada.

—¿Qué?

—No te hagas el tonto.

—Lo siento pero no sabía eso...

Suspiré agarrándome el puente de la nariz.

"¿Qué haría ahora?"

—¿Qué hago ahora?

—Tranquila, hablaré con un viejo amigo, a ver si puede hacer algo.

—Me dan una semana, si no me embargan...

—En cuanto lo solucione te digo algo.

—Está bien, adiós papá.

Colgué el teléfono y me puse a mirar en los bancos, y caja a ver si podía saldar la deuda pero lamentablemente la empresa no iba muy bien. No teníamos tantos clientes como al principio y creo que deberíamos darle un cambio a este local.

Unos golpes se oyeron en la puerta.

—Pase —dije sin ganas.

La cabellera morena de Brais se asomó por la puerta.

—¿Se puede? —preguntó.

Asentí y le hice un gesto con la mano para que pasará.

Cuando estaba dentro con su traje impecable se sentó en la silla delante de mi.

—¿Qué ocurre?

—De que.

—No te hagas, te oí.

Di un suspiro largo y me eche hacia atrás en la silla.

—Como no salde la deuda la empresa se va a la mierda.

Cayendo en la tentación (Completada)Where stories live. Discover now