A dos cuadras.

ella quince.

Todo iba bien hasta que llego a la mesa donde estaba sentada. El plan estaba a poco de fallar, sus pasos eran tambaleantes, su sonrisa era una mueca, sentía sus pies pesados, no se veía para nada natural.

—Hola Nayeon—dijo, sintió la necesidad de golpear su frente cuando se escuchó a si misma pronunciar su propio nombre.—Que diga, hola chicas.

Jeongyeon, Sana y Chaeyoung rieron, mientras que Momo sonrió, ocultándose en su cuaderno.—Hola—pronunció Mina de una forma seca, no sonrió, sus ojos parecían filosos, la coreana se sintió incómoda así que se sentó hasta atrás junto a Jihyo.

—¿Qué tal se vio eso?—susurró.

—Bastante raro—respondió de la misma manera su mejor amiga, Nayeon recostó su frente en la mesa, Jihyo acariciaba su cabello.—Si te sirve de algo, ella sonrió ante tu estupidez.

—Genial…

Su maestra explicó la clase de ese día, consistía en elaborar un dibujo representando una emoción que cada alumno sintiera en ese momento. Jihyo platicaba amenamente con Sana y Chaeyoung, sentadas en la mesa de enfrente, el hoyuelo de la menor había desaparecido, pues se la pasó la mayor parte de la clase lamentándose pues Dahyun no estaba. Nayeon quería concentrarse en lo que platicaba Sana acerca del repentino internamiento de su abuela al hospital, pero no podía; usaba acuarelas de colores cálidos, y después de cierto lapso de segundos, alzaba su mirada, enfrente de Minatozaki y Son estaban Yoo y Hirai. No lograba ver su cara, pues estaba de espaldas, sólo miraba su cabellera negra siendo sacudida por sus hombros al reírse, tenía su sonrisa presente en su cabeza. Momo parecía no poder mantenerse quieta, siendo regañanada constantemente por su maestra; Momo era la única que podía desesperar a una mujer tan calmada como ella. Incluso manchó una de las mejillas de Jeongyeon con pintura verde, ganándose una mancha azul igualmente en la mejilla. Nayeon rió torpemente, observando más segundos de los que debía.

Cuando volvió a mirar su trabajo, casi terminado, sintió que alguien la observaba. Lo primero que pensó fue en continuar actuando con naturalidad, lo que menos se le daba a Im Nayeon. Levantó su cabeza rápidamente, encontrándose nuevamente con la fría mirada de Mina. Trató de mantenerla un momento, en un intento de mostrar firmeza, que no sentía miedo, no tenía nada que ocultar, pero no lo logró. Sonrojeció y agachó nuevamente la cabeza.

Myoui era una chica tierna y dulce, pero Nayeon había sacado su versión psicópata.

—Bien, ¿quién será el primero?—preguntó la maestra, refiriéndose a que alguien mostrara su trabajó.—Está bien Chaeyoung, ya vi que alzaste la mano, no debes pararte en el banco.

Con entusiasmo corrió al frente del salón con su dibujo en manos, era una isla blanca, demasiado pequeña, perdida en un gran mar azul.—Bueno, la emoción que escogí es soledad, porque a pesar de estar con mis amigas específicamente este día me siento sola, y escogí el azul y blanco porque esos colores me causan nostalgia.

Su grupo de amigas rodó los ojos, realmente se ponía insoportable cuando su novia no estaba.

—¿Jihyo? ¿Gustaría pasar?

—Es que no está.

—Bueno, no le pondré asistencia, que vale el treinta por ciento de la calificación.

—Oh, ¿dijo Jihyo?—rió, pasando nerviosamente al pizarrón.—Yo hice a un ratón, porque en estos momentos siento miedo y el amarillo porque es el único color que Chaeyoung me quiso prestar.

La maestra sonrió, estaba satisfecha por el trabajo de sus alumnos.—Nayeon, aprovechando que te estás riendo de tu amiga, pasa tú para que podamos concluir la clase de hoy.