Recuerdo

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La luz golpea mi cara con fuerza. Tengo que abrir lentamente los ojos para acostumbrarme al brillo. A pesar de que hay bastante sol, el viento es fuerte y tengo mucho frío. Me enrollo más en la manta, dejando solo mi cara al descubierto.

Mi cabeza palpita, el dolor es insoportable. Estoy hambrienta y mis huesos me duelen como si me hubieran golpeado diez luchadores a la vez, debe de ser porque estoy molida por mi clase de educación física ayer.

¿Ayer?

Necesito bajar a la cocina, no soy capaz de seguir durmiendo con mi estómago vacío.

Abro los ojos por fin. Estoy durmiendo en el suelo. ¿Me caí de noche? No, no estoy en mi habitación. El lugar es completamente de madera. Hay una pila de madera negra frente a mí. ¿Dónde estoy?

Asombrada me levanto de golpe. Mala decisión, mi vista se vuelve borrosa y me dan nauseas, estoy mareada. Llevo una mano a mi cabeza y la otra la pongo en el suelo para mantener el equilibrio.

Me pongo estable y ya veo mejor. Hay mochilas en el piso y ropa colgada en las escalas hacia el otro piso. Estoy en lo que parece una cabaña.

Una cabaña.

El plan.

Emma.

Miles.

Él me debió de traer acá. Los recuerdos de la noche anterior están muy borrosos. Se varó el carro, caminamos, descubrí la hoja diciendo que mi padre era parte de aquella raza alienígena, me enfadé, llovió, llovió más duro y... ¿Y qué?

Tengo que buscar a Miles para que me cuente qué pasó. Me quito la manta y descubro que estoy desnuda. ¿Desnuda? Casi, llevo solo mi ropa interior puesta.

—¡Ahhh! —grito al pensar las posibilidades de estar así. ¿Por qué? ¿Qué pasó?

Una persona aparece por la puerta principal, como está a contraluz no veo quién es.

—¡Ahhh! —Vuelvo a gritar y me tapo de nuevo rápidamente con la manta.

—¡Ahhh! —chilla también la persona desconocida.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué!?

La figura toma forma al entrar en el lugar. Es Miles, lleva puesta una camiseta negra, unos jeans simples y botas también negras que combinan con su cabello.

—Me asustaste —expresa y se acerca más, yo en cambio, me arrastro disimuladamente hacia atrás hasta que la pared no me deja seguir—, pensé que alguien te había hecho algo o que habías visto... algo.

—Pues sí vi algo —La expresión de preocupación de Miles se intensifica—. ¡Estoy casi desnuda y no sé por qué!

Los rasgos de su cara se relajan al escucharme.

Almas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora