Carta 2

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Carta 2.

La cabaña.

Querido Toothless:

Han pasado unas semanas desde que escribí la primera carta, la verdad porque había estado esperando a que lo último novedoso de mi vida por fin terminara de cierta manera.

¿A qué me refiero? ¿Recuerdas que Gobber me criticó que mi cabaña era muy pequeña?

Pues, así como insistía en el antiguo Berk con lo del matrimonio con Astrid, así molestaba con mi nueva cabaña.

No paraba de decirme:

"Que bárbaro, ya sé que eres un pequeño pescado parlanchín, pero en esa pequeñez muy a apenas te vas a poder mover."

"¿Cómo se supone que cocinarás aquí?"

"¿Dónde se supone que te asearás, cochino?"

"No tienes tantos muebles"

"Esa olla ya está muy vieja"

"No hay ni espacio para respirar"

"No hay escaleras, ¡Es más, no hay ni un segundo piso!"

"¿Dónde se supone que la establecerás?"

De antemano te digo que antes de esa última indirecta no tan indirecta, obviamente pensaba hacer algo más grande, pues porque tú ya has de saber el por qué, pero quería tomarme mi tiempo.

Quería tomarme mi tiempo para diseñar obviamente una acogedora cocina, un reconfortante cuarto de lavado con el mejor sistema de bombeo de agua y por supuesto algo que ayudara a calentar el agua en esos días de invierno, obviamente un recamara con una cama no tan grande pero tampoco muy pequeña porque sabía lo que quería, pero Gobber era tan impaciente que en lo único que se fijaba era en el tiempo que perdía con mis ideas y con mi supuesta falta de compromiso.

Ahí es donde entendí todo, algo me estaba tratando de decir, y ya sabía qué era. Una cosa era que me hiciera tonto y otra que no comprendiera, pero todo esto tenía que ver con Astrid, porque sabía que indirectamente seguía insistiendo con lo de la boda, y de ser sólo Gobber lo hubiera ignorado y me hubiera tomado mi tiempo, pero amigo, algo más pasó.

Astrid, ella fue lo que pasó. Indirectamente ella también me lo dijo, y cuando por fin lo comprendí de su parte, ese algo hizo que acelerara mis planes.

Pero ¿qué había pasado?

Bueno, antes de contártelo, debo decir que Astrid además de ser la encargada de la seguridad y estratega del nuevo Berk, ha encontrado un nuevo pasatiempo, y es extraño que venga por parte de ella, pero le ha agarrado el gusto a la ornamentaría, y no sólo en el ámbito arquitectónico, si no en todo, ¡hasta en la textil! Se ha convertido en toda una diseñadora y debo decir que es realmente buena, con decirte que ella fue la que tejió mis nuevas cobijas, y con una imagen tuya (debo agregar), con eso tal vez te digo todo.

En fin, ella era la que me estaba ayudando con los adornos de mi nueva cabaña, y para ser sincero la dejé hacer y deshacer como ella quisiera, digo, siempre me pidió mi opinión, pero yo le decía que sí a todo.

Cuando le hice el encargo de las cobijas, ella me dijo que se tomaría unos días, sé lo laborioso que es tejer, así que ni siquiera la molesté en el tiempo en que trabajó en ella, sólo me limitaba a verla al final de cada día para ir a cenar o caminar.

El día en que terminó y me las entregó salimos a caminar por el pueblo y juntos admiramos cada una de las ingeniosas construcciones que cada uno de los pueblerinos había hecho con sus respectivas casas; la que nos causó más gracia fue la de Snotlout, ya que su casa era como una versión alta de él.

Fue entonces que reconsideré algo, habían pasado semanas desde que llegamos y hasta la fecha no sabía de la cabaña de Astrid.

Pensarás que soy un tonto, pero me justifico diciendo que realmente estuve ocupado, sabes que sin ti y los dragones muchas cosas se han hecho pesadas y tardadas de hacer.

En fin, cuando le pregunté o más bien le dije que no había visto su cabaña, ella respingó de cierta forma nerviosa, y como solía hacer cuando lo estaba, se echó un mechón de cabello detrás de su oreja. Fue cuando me confesó algo que ignoraba:

"Estoy viviendo con tu madre."

Casi me voy de espaldas, cuando me lo dijo, porque en serio lo ignoraba. Entonces le pregunté (muy torpe e insinuante), si había pensado en hacer una cabaña propia.

Ella sólo echó otra vez el mechón detrás de su oreja, me sonrió y respondió:

"Eso dependerá".

Me quedé sin palabras al comprender, no pude articular palabras alguna y Astrid con lo "tímida" que es para esas cosas (a veces) sólo me dio puñetazo en el brazo, luego me dio un beso en la mejilla y me dijo que ya se iba ir a dormir.

Yo sólo me quedé como idiota viendo como se iba, y no es por nada, pero hasta sentí que de estar tú aquí, me hubieras visto como aquella vez que la secuestramos.

Bueno, y esa es la historia mi amigo, del porque me apresuré a remodelar mi cabaña, que ya es lo suficientemente espaciosa para que al menos dos personas la ocupen, porque sí amigo, es un placer anunciarte que pronto me voy a casar, Astrid y yo ya no tenemos más dudas y estamos listos para dar ese gran paso.

Y así mi amigo, termino esta segunda carta, otro fragmento de mis memorias que espero compartir algún día contigo.

Firma

Hiccup H. Haddock III

Publicado: 24 de marzo de 2019

Notas de la autora: La idea surgió al ver los diseños de las cabañas del artbook del HTTYD 3(está bellísimo) , donde debo decir que no está la cabaña de Hiccup y Astrid, pero que según leí por ahí en una de las conferencias que hizo Deblois, dijo que Astrid no tenía una porque era una indirecta para decirle a Hiccup que se quería casar con él.



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