El móvil de Alex suena.

- ¿Si? –

 - No está en su casa Alex… me quedaré a esperah a que llegue – dice desanimado Miguel del otro lado.

- ¿Es necesario decirlo con ese tono de voz? – suspira – iré a dar unas vueltas, si lo encuentro te aviso.

- Te perderáh tonto –

- Tengo que volver a casa también, además no soy tan tonto ni que fuese tan grande esta ciudad. Pero si lo encuentro no pienses que le pediré disculpas. – corta la llamada.

Miguel sonríe y guarda el móvil en su bolsillo. Decide caminar por si lo llegase a encontrarle de camino.

...

Rubén seguía recostado en aquel banco, ni sabia cuanto tiempo había pasado, ni siquiera tenía alguna manera de saber la hora. Ya se había calmado y tenía que volver a casa, no estaba seguro si era mejor hablar con Miguel en estos momentos.

Mira a las aves que seguían allí dando pequeños saltos mientras buscaban comida.

- Que suerte que ustedes no tengan preocupaciones –

Ya sintiéndose tonto hasta de hablar con las aves decide ponerse de pie para marcharse. A lo lejos unos pasos comenzaban a escucharse y rápidamente se voltea a mirar. No pensó que se encontraría a aquella persona en ese momento, hubiese sido preferible que se tratara de Miguel, pero no, no lo era. Era Alex que se acercaba tranquilamente hacia su dirección.

- Ah… terminé enserio encontrándome contigo, que mala suerte tengo – Saca el móvil para marcar el numero de Mangel.

- No quiero perder el tiempo contigo, adiós – pasa de él cruzando por al lado para marcharse.

- Oye – le toma del brazo – Mangel te está buscando, mas te vale que vayas a tu casa que debe estar allí esperándote. – decide guardar el móvil.

Éste le mira sorprendido y quita su mano rápidamente.

- Pff… pues que molesto de su parte, debió quedarse en su casa – intenta seguir caminando pero de nuevo una mano le detiene.

- Deja esa actitud! ¿no te das cuenta que cosas así le lastiman? – aprieta su brazo.

- Deja de tocarme! – Se la vuelve a sacar pero ahora de manera más violenta- deja de meterte, tú no eres nadie para decirme como debo tratarlo y como no.

- Si puedo decirlo! Porque es mi amigo, y quiero lo mejor para él, no alguien que lo haga sentir que estorba! – estaba ya sintiéndose de nuevo irritado y molesto. ¿Por qué no podía entender que Miguel no se merecía ser tratado así?, si tanto le era molesto, entonces que directamente lo aleje para siempre, que lo “libere” y así ya no le lastimaría.

- Si me estorba se lo diré a la cara, el sabe la persona que soy y aun así sigue molestándome, ¿Qué yo le lastimo?, pues bastante masoquista es por si no lo sabes, yo no le pido que siga a mi lado, ¿Quién tiene la culpa aquí? – una sonrisa para nada amable se hizo notar haciéndole irritar ahora más a Alex.

- ¿En serio piensas de esa manera?, Mangel sigue a tu lado porque él si te considera su amigo – cierra sus manos en un puño lleno de frustración – y yo que creía que no estabas siendo sincero, ¿ a que estás jugando entonces? – una fría mirada se clava en Rubén haciéndole recorrer un escalofrío por todo el brazo.

- ¿De qué hablas? – mira confundido.

- Si tan molesto es para ti, ¿Por qué le permites seguir a tu lado? – baja su mirada – hubiese sido mejor que nunca te haya conocido, por personas como tu él termina sufriendo… -

Rubén se queda en silencio observando toda esa frustración y angustia que estaba sintiendo ese muchacho.

- Por favor, si vas a seguir lastimándole así, dile sinceramente mirándole a sus ojos que ya no quieres que esté a tu lado, por favor – dice eso ya casi en una súplica.

- Yo… - tartamudea – pides tonterías, me da igual lo que haga él, ya sabe que no lo quiero cerca de mí pero si es tan masoquista pues que siga sufriendo.

Esto último ya hizo que aquel chico del cual era bastante más bajo que él, se le acerque para tomarle del cuello de su remera. La estatura no le importaba nada, por más que sea más bajo, no tenía miedo de enfrentarle.

- ¿Por qué tiene que considerar amigos a personas como tu?! – le grita furioso mientras sus ojos comenzaban a verse vidriosos – ¡siempre considera amigos a las personas incorrectas! ¿sabes lo que él sufrió en el colegio?!, ¿acaso alguna vez te contó la clase de amigos que llegó a hacer?! –

- ¿Qué dices? – sostiene sus manos intentando sacarlas de encima, aunque ahora no podía porque estaba sosteniéndole con más fuerza que antes.

- Yo fui su único amigo por tantos años, y tuve que alejarme de él e irme del país aunque no quisiera, pensé que estaría bien…  pero luego me enteré que había hecho nuevos amigos – baja su mirada – eso era genial ¿no?, estaba feliz por él, pero luego me enteré que esos “amigos” lo utilizaban. Uno de sus compañeros del cual yo mantenía contacto me contó todo, esos amigos hacían que haga todo por ellos y se le reían en su cara. ¿y sabes lo que hacia Mangel? – vuelve a levantar su mirada.

Rubén respiraba con ansiedad, ya no quería escuchar más, quería que le soltara.

- Mangel solo sonreía… porque él siempre fue así, siempre tan amable y yo no pude estar allí. Mangel sabía bien todo, sabía que no lo consideraban su amigo, ni siquiera lo ayudaron cuando una vez un grupo de los del año más avanzado lo golpearon mientras se burlaban de su manera de hablar – hace una pausa y toma aire – los amigos están cuando el otro lo necesita, y yo no pude. Perdí contacto con él por lo culpable que me sentía. Y que su madre años después en una llamada me diga lo feliz que estaba siendo, me hizo dar cuenta que avanzó solo y que al final nada le detuvo seguir adelante. Pero yo debí igual haber estado para él y no dejarle de lado mientras me sentía un mal amigo. Sigo siendo el peor de los amigos. – le suelta haciendo notar lo arrugada que dejó aquella remera. – si vas a lastimarle, por favor… aléjate de él.

Mientras una lagrima recorría la mejilla de Alex, se aleja por donde vino mientras secaba sus ojos con sus dedos. Se fue mientras triste pedía indicaciones a una pareja para encontrar la calle principal y estos se la dicen mientras le miraban preocupados. Y sigue su camino…

Rubén seguía parado allí inmóvil.

Miguel ve su silueta a lo lejos, por fin lo encontró sintiendo mucho alivio y se acerca rápidamente a él.

- Rubén… que buenoh que te encuentro, había ido a tu casah. Escucha, quiero hablar bien contigoh -

Rubén se da vuelta muy serio haciendo que Miguel se sorprenda.

- Ya no quiero que vuelvas a hablarme nunca más – le mira fijamente a los ojos. – hablo enserio.

Estas palabras se clavaron en su corazón como un puñal. Esa manera de mirarle tan decidida hizo que un miedo le invada de repente, ¿Que estaba pasando? ¿esto era real o una pesadilla?

Fanfic / Rubelangel : El acantiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora