Mis ojos se abrieron con asombro.

<—Cada vez que veía que te rías con él, que paseabais juntos, que hacías cosas juntos me daban ganas de estrangularlo, pero entonces vi como os besasteis y los celos me cegaron. En cuanto te fuiste le pegué e hice que se alejase de ti.

—No entiendo cómo pudiste hacer eso. Lucio era mi mejor amigo, yo lo rechacé, eso es de estar enfermo.

—Sí, estaba enfermo porque sabía lo que sentía y sabía que no debía sentirlo.

—¿Por qué no debías?

—Sufrí mucho con el matrimonio de mis padres, pensé que si yo me enamoraba al igual que lo hizo mi madre… acabaría de la misma forma y destrozado.

—Yo nunca te haría eso Camilo, yo te quiero… —Tomé su rostro entre mis manos y suavemente le bese.

Fue un beso sin segundas intenciones, fue suave, lento, cargado de amor… Como yo hubiese querido que fuese mi primer beso.

—Viola, las cosas en el club se están solucionando, todo marcha genial.

—Ya lo veo. —Le sonreí y Camilo me devolvió el gesto.

—He pensado que… podríamos dejar a Nico en casa con mis hermanos y mi hermana… y tu y yo nos iríamos a la isla privada de la familia, solos, para disfrutar de la luna de miel que no hicimos. ¿Qué te parece?

— ¿¡Tenéis una isla privada!? —Le pregunté conmocionada.

—Bastantes, por eso puedes elegir la que mejor te parezca.

Sonreí y sus labios impactaron con los míos.

—Vamos a casa, quiero ver las islas.

—Claro mi amor, vamos.

Nos fuimos en su coche ya que yo había venido que el Doctor – manos – largas. Durante el viaje me contó que en realidad Diane era mayor que él, todo lo que su padre les había hecho a ellos y a su madre y muchas otras cosas. Todo el trayecto tuvimos una mano unida.

Cuando llegamos nos miramos extrañados, las luces del salón estaban todavía dadas. Nos bajamos y uno de nuestros hombres fue a aparcar el coche y nosotros entramos.

La puerta se abrió y apareció Jeffrey. Desde la entrada de la mansión se escuchaban gritos.

—Señores, les recomiendo que vayan preparados para todo.

Era la primera vez que Jeffrey valoraba una de las situaciones en la familia por lo que me preocupe, pero no fui la única porque Camilo tenía el ceño fruncido, cosa que hacia cada vez que se preocupaba.

Nos acercamos a prisa hasta el salón. La escena era… rara.

Diane estaba en el centro llorando, en un sillón un chiquillo, bueno de unos dieciséis años. Me fije bien y note la presencia de otro muchacho detrás de Diane, ella estaba como protegiéndolo con su cuerpo. A cierta distancia prudencial estaba Zeus intentando calmarla, pero ella seguía gritando cosas inentendibles. Tony se mantenía en una esquina apoyado.

— ¡Basta ya! —Pegué un respingo al escuchar a Camilo gritar a mi lado. Todos se quedaron mudos y se nos quedaron mirando. — ¿Se puede saber que está pasando aquí?

—Díselo a él. —Dijo Diane señalando a Zeus —La culpa es de él. Toda la culpa es suya.

—Pero a ver, ¿Quiénes son estos chicos? —Dijo mirando a Zeus. Yo estaba paralizada.

—Él es Taran —señaló con un gesto de cabeza al chico del sillón. —Él es… Héctor, el hijo de Diane.

Me quedé petrificada. Observé a Camilo y vi como miraba fijamente a su hermana, cogía aire e hinchaba el pecho.

—Debería estar con su padre. —Dijo en tono serio, nunca lo había oído hablar así.

—No voy a dejar que me lo quitéis otra vez. Desde que lo separasteis de mi ha sufrido mucho. Su padre le pegaba palizas, y luego lo vendió como esclavo para un hombre que no le daba mejor trato. Allí conoció a Taran.

—Diane, lo siento, pero habrá que llevarlo con su padre tu eres muy joven para hacerte cargo.

—Soy mayor que tu, Camilo. 

—Pero

—Camilo… —susurré las primeras palabras que había dicho desde que llegamos. —Déjalo estar.

Me miró y suspiró, finalmente se calló. No me podía imaginar el sufrimiento que estaban llevando esos chavalillos y Diane.

—Madre no querría que discutiésemos será mejor —comenzó a decir Zeus, pero sin pensarlo el puño de Tony fue directo a la mandíbula de este.

Nos quedamos… flipando, todos en silencio hasta que las risas de Héctor y Taran rompieron la tensión del momento. Vale… que humor más raro tenían estos dos.

—No te atrevas a mencionar a madre. —Siseó Tony, seguidamente se marchó.

Después de eso Zeus decidió que los chicos se quedarían en la casa hasta que decidiera que iba a hacer, luego nos mando a todos fuera.

— ¿Qué le ha pasado a tu hermano? —le pregunté una vez dentro de la habitación, nuestra habitación.

—Nada cara, el tiene problemas con la muerte de madre. Zeus se parece mucho físicamente a mi padre y eso a veces le trastorna y… pasa eso. —asentí.

—Podría ir a ver a Bianca, ella es psiquiatra.

—Ah, ya. La acoge esposas. —Dijo en tono burlón por lo que tuve que reír.

Se quedó mirándome fijamente y me beso apasionadamente. Sus manos bajaron por mi espalda hasta llegar a mi trasero y lo apretó haciendo que me tuviese que pegar a él y así pude notar con la fuerza que me deseaba.

—No, Camilo. Ahora no. Estoy muy cansada, han pasado muchas cosas. —Dije con temor a que se enfadase y bajando la mirada.

Sus dedos cogieron mi mentón y lo alzó.

—No estoy enfadado Viola, se que piensas que me iba a enfurecer. Debo admitir que me muero por ti, pero no pasa nada. Nunca te voy a obligar a hacer algo que no quieras. Además, tenemos toda la vida para disfrutar de esos momentos.

Le sonreí y lo besé.

Nos metimos en la cama abrazados y me quedé pensando que al día siguiente erigiría una de las islas para irnos de Luna de Miel. Y vería a mi niño y esperaba que se aclarase toda la mierda con Diane, Zeus y los chicos. Y convencería a Tony de ir a ver a Bianca. Am y tendría que…

—Viola, amore mio deja de pensar en lo que quiera que estés pensando, puedo escuchar desde aquí los engranajes de tu cabeza girando y girando. Duerme, lo necesitas.

Solté una risita y finalmente me dormí entre los brazos de mi marido.

1-Fue tu culpa (+18)Where stories live. Discover now