Capítulo 6

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Vale, vale. Ahora os doy yo las pistolas para que me podáis matar tranquil@s. A ver la semana pasada tuve unos problemillas y no pude actualizar con tiempo. Lo siento de verdad.

A ver chic@s va  a ver palabras que encontréis en cursiva, eso es porque están escritas en italiano.

Y lo de siempre. Que comentéis que me encanta cuando lo hacéis. Acepto todo tipo de comentarios. Besos.

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(POV VIOLA)

Mierda estas desvariando le acabas de decir que si… Solo podía sentir sus labios por todas las partes de mi cuerpo, entonces note como su mano iba hacia debajo de mi vestido y se introducía por dentro de mis bragas. Dios… no.

—Espera, para.

— ¿Qué pasa? —me miro con esos ojos tan suyos que tenía de forma interrogante.

—Alguien puede entrar. —Echo su cabeza hacia tras y emitió una carcajada. Me cogió de la mano y sigilosamente llegamos a las escaleras para buscar mi habitación.

Cuando estábamos justo arriba me di la vuelta y pude ver cómo nos miraba Farid. Él me sonrió de manera apenada y se giró para salir. Entonces comencé a sentirme terriblemente culpable, pero cuando me quise dar cuenta estábamos ya en una habitación (que no era la mía) y Camilo no llevaba ni chaqueta ni camisa y se estaba desabrochando el pantalón.

Me acercó hacia él y comenzó a besarme en los labios mientras me abrazaba fuertemente contra él. Después de un rato noté que mi vestido estaba flojo y me di cuenta de que lo había soltado. Me separó de él lo suficiente para que el vestido se deslizase por mi cuerpo hasta hacerse un ovillo en mis pies.

Sentí como Camilo me recorría con la mirada y yo totalmente avergonzada me intenté tapar, pero sus fuertes manos me lo impidieron. Me cogió en brazos y nos llevo a ambos hasta la cama.  Comenzó a besar mi cuello nuevamente y a mí se me escapó un gemido.

—Eres preciosa. No te tapes nunca ante mí. —susurró. Solo atiné a asentir.

Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo y en una de las subidas se detuvieron en mis pechos. Lo masajeó haciéndome gemir mientras con su otra mano pellizcaba el pezón del otro pecho. Lancé un gemido mientras retorcía mis caderas. Vi como su cabeza comenzó a bajar hacia mis pechos y al notar su lengua en mi pezón sentí que me iba, pero me contuve aunque el grito de placer que grite tuvo que haberse oído en toda la fiesta.

Con timidez, pero con ganas de hacer algo comencé a pasar mis manos por su cuerpo en delicadas caricias. Entonces vi como su cabeza bajaba más debajo de mi ombligo y me tensé.

—No se te ocu… —No me dio tiempo de terminar porque su boca ya estaba ahí.

Dios santo, el placer en esa zona era indescriptible, el me sujetaba por las caderas porque no paraba de moverme. Sabía que no iba a poder aguantar mucho tiempo más… Vamos Viola tú puedes.

Miré hacia abajo incorporándome un poco y justo en ese momento el subió la mirada de su trabajo haciéndome gemir más fuerte y ya no pude más y exploté en mil pedacitos.

Sentí sus labios moviéndose salvajemente sobre los míos y yo todavía con los espasmos del orgasmo sacudiéndome me enganche a su cuello y le devolví el beso con la misma intensidad.

Sentí como se posicionaba en mi entrada y entró con una lentitud exasperante, pero a la vez sumamente placentera. Sus movimientos eran lentos pero profundos. Con cada envestida me susurraba palabras en latín (el de los romanos) y me sorprendía a la vez que me encantaba. Cada vez se acercaba más mi momento y se lo hice saber arañándole la espalda. Cuando llegué al éxtasis por segunda vez en la noche me aferré a Camilo y mordí su hombro.

1-Fue tu culpa (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora