Capítulo 14

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(POV VIOLA)

Gemí contra sus labios al notar la fuerte erección que crecía en sus pantalones. Le devolví el beso con la misma intensidad. Su mano bajó por si espalda en una caricia hasta llegar al inicio de mi trasero, entonces me apretó todavía más contra él. Solté un jadeo y enganché mis brazos en su cuello.

Cuanto lo había echado de menos. Sus besos, sus caricias, su… bueno ya sabéis.

Sus manos apretaron mi trasero y lo masajearon. Nos alejamos para respirar, él iba a hablar, pero mis labios viajaron a su cuello, primero lo besé, luego lo mordí haciéndole gemir y succione hasta conseguir hacerle un chupetón. Un sonido gutural surgió desde el fondo de su garganta, sin previo aviso y algo violentamente me cogió y tirando todos los papeles, vasos y otras cosas de la mesa, incluido de un ordenador portátil. Me tumbó ahí encima con más cuidado.

Comenzó a chupetearme y besarme por todos lados. El vestido y el sujetador quedaron rotos por sus manos y en cuanto a las braguitas, ejem… me las quito de una forma muy excitante. Enganchó sus dientes al elástico y las bajó un poco, después sin tener paciencia las arrancó con la boca y casi llegué al orgasmo.

Mis pechos y todo mi cuerpo fue venerado con sus caricias sus besos, sus mordiscos y… cuando ya no aguantaba más el se introdujo en mi.

A diferencia del ritmo frenético que llevábamos durante todo el rato, ahora comenzó a ir despacio, demasiado.

—Por favor, más deprisa. Ya tendremos tiempo para ir más despacio.

— ¿Estás segura de ir deprisa? Te puedo hacer daño…

No le deje terminar ya que moví mis caderas violentamente. Lanzó un gruñido.

—Tú lo has querido, cara.

Entró y salió duramente durante más de una hora haciéndome llegar al éxtasis más de tres veces seguidas y al final ambos llegamos a su primer y mi último orgasmo. El me levanto un poco quedando sentada y me abrazó.

Me di cuenta de que le había echado de menos más de lo que quería admitir, que no había dejado de quererle durante todo el tiempo, a pesar de todo lo que pasó. Y antes de que me diese cuenta ya había empezado a llorar. Debió de notar mis lágrimas en su hombro o porque   se separó de mí lo suficiente como para poder mirarme a los ojos.

— ¿Qué pasa? ¿Te he hecho daño verdad? Te lo he dicho…

—No, no ha sido eso. Es que, me abruma reconocer cuanto te puedo llegar a querer.

Se quedó mirándome fijamente sin decir nada, entonces se acercó a mi rostro y comenzó a besar todas mis lágrimas eliminándolas. Cuando acabo volvió a mirarme.

—Sé que tu no sientes lo mismo, pero, pero… Yo juró que hasta el último día de mi vida voy a intentar que tú sientas algo por mí.

—Viola… ya siento algo por ti.  Joder, esto es jodidamente complicado.

— ¿Qué pasa?

—Llevas gustándome desde hace muchos años. El día que se iba a hacer la apuesta, no lo iba a realizar yo, iba a hacerlo Carlo, pero cuando supe que ibas a ser tú… inmediatamente dije que sería yo quien realizaría la apuesta.

Sus palabras me dejaron totalmente confundida.

— ¿Por qué?

— ¿Es que pensabas que iba a dejar que otro te tocase con lo que yo te deseaba? Recuerdas la paliza que se llevo Lucio. —Asentí. Él era mi mejor amigo, hasta que le dieron la golpiza —Se la pegué yo.

1-Fue tu culpa (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora