Papá [Libro 1]

40|Volver, irse.

Extra 2/5

Así pasaron los días, en los que Akira se dedicaba a observar y aprender de Sunagakure, y en los que se dedicaba exclusivamente a escribir cartas hacia la Hokage informando de la situación.

Cada día se volvía un poco más pesado, los músculos le dolían y su meta de volverse más fuerte se veía cada vez más lejana al pasar el tiempo debido a su cuerpo deteriorado. Aún faltaban un par de años y los síntomas estaban comenzando, debía tener una conversación con Ryaku, era el único que sabía como quitar o al menos como frenar los síntomas. Hablando del demonio, había desaparecido de nuevo, la mañana anterior simplemente se había despertado en soledad sin un oso de felpa al cual abrazar.

Akira bostezó una vez más antes de escuchar su nombre a los lejos, estaba en la entrada de Suna viendo como el horizonte no era más que un montón de arena y preguntándose como estarían todos aquellos que le importaban.

— Akira— la voz de Temari se mezclaba con el sonido de la tormenta de arena que se aproximaba— Ha llegado una carta de Konoha para tí—

La peli plata asintió confundida mientras tomaba el pergamino que le ofrecía. Lo desdobló con cuidado viendo como la rubia se alejaba en dirección a la torre del Kazekage.

Una nota escrita a mano cayó del interior del pergamino, que audaz al poner algo así dentro de un pergamino sellado por la quinta Hokage.

"Nos veremos pronto, las disculpas y los asesinatos se cometen de frente"

Akira soltó una pequeña risa, débil y simplona como la nota que tenía entre sus dedos. No tuvo el coraje de ir verla cuando se sentía extraña y ajena en Konoha, este era el momento para despedirse, definitivamente ella tendría mejores cosas que hacer.

Rompió la nota y dejó que el desierto de la tragara. Centró su atención en el pergamino que aún no había podido leer.

"Tú misión ha terminado, los informes fueron recibidos y leídos, un total de quince, han sido de gran ayuda para Konoha. Vuelve cuanto antes y no te desvíes en el camino, tengo un asunto pendiente contigo niña"

La pechugona era exigente, pero agradecía que fuese clara y concisa en su petición, lamentablemente Akira no planeaba volver a Konoha.

Akira se levantó de su asiento en la arena y fué directo a escribir una carta para Konoha, esperaba que ellos comprendieran, al menos un poco, sus decisiones.

— ¿Quieres que envíe esta carta a Konoha? — Gaara mantenía en pergamino perfectamente enrollado en su mano.

— Es un último favor Kazekage-sama— Akira hizo una leve reverencia.

Gaara soltó un suspiro ¿Qué era esta distancia que se había creado entre ellos?

— Pero en unos días te vas a Konoha, ¿Es tan importante? — lo pensó un poco— Podrías simplemente esperar—

— Es para mi padre, quisiera avisar que vuelvo antes de llegar, él me lo pidió cuando dejé Konoha— sonrió.

Mentir, era tan sencillo como su cerebro formulaba la mentira y ésta se deslizaba por su lengua, tan sencillo y tan doloroso. Antes no le importaba, ni siquiera le importó mentir y asesinar, fingir y dañar, jamás había importado.

— La enviaré cuando la tormenta haya terminado— el pelirrojo aceptó finalmente.

Akira hizo de nuevo una reverencia antes de dirigirse a la puerta.

— Adiós fea—

La voz del Shukaku era extraña, no de estaba burlando como siempre, era un poco más seria y firme.

— Adiós— Akira salió de la oficina y comenzó a caminar por los largos pasillos, fué directo a la habitación en la que se estuvo quedando todo este tiempo.

Akira tomó sus pocas cosas y las guardó en sus bolsillos y porta armas.

— Los ruegos que no son escuchados son igual que blasfemias— comenzó a resitar— La esperanza nace de la desesperación—

En sus brazos, plasmado el emblema de la invocación comenzó a brillar y una criatura oscura se presentó ante ella.

— ¿Ocurre algo? —

— Ocurre que te has marchado sin previo aviso— Akira lo miró y luego observó por su ventana— No te alejes, nos vamos hoy—

— La invocación no durará para siempre, debe cuidar su chakra—

— Durará lo que yo quiera que dure— la peli plata frunció el entrecejo.