siete

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hoy por fin viernes, la semana no fue tan aburrida, ya que me la pasaba en la casa de emiliano.
a la vuelta casi siempre me acompañaba valentin a la parada, aun no entiendo porque hacía eso pero honestamente no me molestaba.

—¿hasta cuándo van a estar las mesas así?— bufó camila.

—teniendo en cuenta el poco mantenimiento que tiene el colegio y las ganas de trabajar que tienen los obreros que tendrían que estar arreglando la fuga de gas, acostumbrate porque hasta fin de año seguimos así—respondió emiliano.

tenía razón, pero a decir verdad yo no me veía tan perjudicada ante la situación. curiosamente el curso de valentín siempre se encontraba en frente del mío, lo cual me permitía observarlo mejor. ya había cruzado palabras con el, pero aún así el pasatiempo de observarlo distraído seguía siendo mi favorito.
enamorarme de el no eran mis intenciones. no tenía tiempo, ni ganas.
a veces extraño ser la de antes. extraño verle el lado positivo a las cosas, extraño mi chispa de alegría. pero cuando una persona toca fondo, cambia, y ya no hay vuelta atrás.
pienso evitar la idea de quererlo, y así va a ser.

—liv, no te olvides que hoy venís a estudiar a casa. es el último día— recordó emiliano, asentí.

(...)

—bancame que me baño, tengo tremendo olor a chivo— dijo emiliano. reí.

agarré mi celular para mandarle mensajes a cami y a mi mamá diciéndoles que estaba en la casa de emiliano. me senté en el sillón y empecé a indagar por Instagram.

visualice a valentin saliendo de su habitación. se sentó en el sillón de al lado y puso netflix. me dió curiosidad ver qué es lo que miraba, o los gustos que tenía sobre series o películas.

—¿nicky jam?—reí. más para mí que para el, pero igual llegó a escucharme.

—cierra el hocico puñeta— respondió imitando el vocabulario de la serie.

lo miré unos segundos y continúe mirando al celular. aún sentía nervios al tenerlo cerca.

—con lo mucho que me mirás sos bastante callada—agregó

—no creo tener algo interesante para hablar con vos.—respondí con el mismo tono.

—y no, si sos una nena.

—y vos un pelotudo— escupí. detesto que se dirijan hacia mi con términos como "nena", "pendeja", "chiquita".

me levanté del sillón, agarré mi mochila y me fui a la mesa a esperar a emiliano, que para mi mala suerte tardaba bastante.

—ay, Olivia. sos histérica eh— escuché. no respondí.

al cabo de unos minutos emiliano había salido de bañarse y estuvimos toda la tarde estudiando. teníamos que terminar si o sí el trabajo. por suerte lo logramos.
luego de terminar con toda la tortura agarré mis cosas y me fui a la parada del colectivo.

(...)

llegué al cementerio, eran las 17:39. era raro que venga los días de semana, casi siempre solía estar acá los finés de semana.
comencé a hablar, sabía que no estaba sola. sabía que me escuchaba. te necesito tanto.

—pero, ¿por qué no puedo tener un gatito?. el último lo tuve a los diez años. les prometo que está vez voy a ser más responsable.

—porque no, oli. además, los gatos les hacen mal a las embarazadas.

—¿qué?, ¿papá estás embarazado?—dije riendo.

mamá se acercó a nosotros con un test que daba positivo. fue el mejor día de mi vida. tal vez si podíamos empezar de cero ahora. tal vez la vida iba a ser más linda con vos.

caos; wosWhere stories live. Discover now