Capítulo 1

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Hola!!!

Esta es mi primera novela en wattpad estoy muy contenta de poder darla conocer. Os  agradezco a tod@s que la leáis me encantaría que comentarais vuestras dudas, vuestros consejos vuestras predicciones ;)

Un abrazo muy fuerte,

- xayanex-

-Nos hemos perdido.

-No.

-Claro que sí.

-Te he dicho que no.

-Himerish...

-Mira solo tenemos que seguir rectos y...

-Y estaremos al pie del barranco.

-No es posible...-Himerish miraba incrédulo la inmensa pared de piedra que se extendía ante él. Era imposible. Había venido a este bosque desde que tenia memoria y no había ningún barranco.

-No te preocupes amigo, la memoria se resiente.- Exclamó I-shui con una flamante sonrisa-Podemos cambiar de ruta, quizá encontremos a alguien por aquí que nos indique el camino.-Añadió con sarcasmo.

Todavía contrariado Himerish siguió a su amigo. Era increíble como había cambiado aquel ladronzuelo que conoció en la posada años atrás. Lo miro de reojo, intentando adivinar sus pensamientos.      I-shui había insistido en penetrar en el bosque, "sigo una llamada" me dijo, luego no había parado de hablar y de contar historias que escucho de pequeño, todo sin dejar de sonreír. Y ahora se había confundido de camino por su culpa, aunque si seguían por la izquierda entre ese grupo de árboles... Sí, ese era el camino   correcto. Iba a decírselo cuando él le interrumpió:

-Espera- I-shui miraba atentamente unos arbustos raquíticos esperando encontrar algo.-Me pareció ver algo. Puede... puede que me lo halla imaginado.- Y dirigiendo una ultima mirada a los arbustos escucho la nueva ruta que le decía Himerish.

Pero no se había equivocado, unas ninfas los observaban inmóviles, por temor a ser descubiertas. Las ninfas eran seres nacidos de la esencia de la naturaleza. Cada una tenía un don específico: Agua, fuego, luz, tierra, aire, flora y fauna. Solían vivir en lo más profundo de los bosques, desiertos y parajes totalmente inaccesibles a no ser que seas una de ellas. Solo solían relacionarse con ninfas y deidades con su mismo don. Siempre escondidas, eran pacificas, bondadosas y poderosas e increíblemente protectoras con sus secretos. Claro que siempre había excepciones.

-Vamos Bella están perdidos.

-Y nosotras también si nos descubren

-Pero no lo harán. Lo prometo.

-No Yua.

-Podría ir sola.

-¿Cómo puedes ser tan irresponsable?

-No soy irresponsable, siento curiosidad. Quisiera entender por qué paso aquello.

-¿Y cometiendo su mismo error lo conseguirás? Todo empezó porque se acercó a los humanos. Y por su curiosidad nos castigaron a todas. No hay nada que entender Yua, los humanos son malvados y arrogantes. Nos arrebataron a nuestra hermana y también la confianza de los nuestros. No te acerques a ellos.

-No voy a abandonarlos a su suerte por un miedo irracional. Míralos, no pueden nada contra nosotras. No te engañes más, Bella, nuestra hermana se fue por voluntad propia. Fuiste tú, te recuerdo, quien me enseño a respetar su vida y a no odiarlos y ahora tu miedo te hace olvidar tus propias enseñanzas.

-¡No es cierto! Simplemente no podemos ayudarlos.

-Sí que podemos.

-Tienes razón, me he precipitado al juzgarlos. Pero acercarnos a ellos sería una imprudencia, y lo sabes.

-Lo es, pero no me importan ya la prudencia ni las leyes. Quiero saber la verdad y no solo lo que nos cuentan por interés.

Bella se mordió el labio pensativa. Ella también quería conocer la verdad en todo aquello, y no solo era eso. Quería saber, además, de la vida fuera del bosque, en el que estaba prohibida la salida desde hace decenios, cuando los humanos se convirtieron en enemigos. También por las costumbres humanas. Aprendieron de ellos hace mucho cosas inútiles para ellas, pero divertidas: comer, beber e incluso dormir. Pero todavía faltaban cosas por saber. Sí, ella también sentía curiosidad, y ahora por fin, iba a ser saciada.

Asintió decidida y siguió a Yua.

Las dos ninfas eran muy diferentes entre sí. Además poseían dones diferentes, por lo que era extraña su amistad. Bella era una ninfa de agua, mientras Yua controlaba el fuego. Por ende, en lugar de esa segunda piel negra que vestían las ninfas, ellas llevaban vestidos tejidos con sus elementos, regalo de Hiraky.

Bella era esbelta, tenia el pelo largo y rizado que le caía en la espalda como una cascada. Era tranquila y paciente. Observaba ya no con temor, sino con reciente entusiasmo a los extranjeros. Espero a que Yua reaccionara para hacerlo ella.

Yua en cambio era alta y hermosa, con el pelo liso de un rojo intenso y unos ojos dorados, acompañados por una pícara sonrisa. Era resuelta y muy temperamental. Decidida salió de su escondite, situándose en medio del camino. Bella se puso en seguida a su lado, y Yua pudo notar que la tensión de su amiga desaparecía y divertida esperaba el desarrollo de la situación.

-¿Qué buscan unos extranjeros en un bosque tan peligroso como este?- Pregunta Yua con una sonrisa en los labios.

-¿Quiénes sois?-Preguntó I-shui sorprendido.

-Yua, y Bella.-Contestó la aludida- No habéis respondido a mi pregunta.

-Yo soy I-shui y él es mi maestro Himerish. Intentamos llegar a Archeland.

-Podríamos acompañados al linde del bosque...-Yua calló ante la murada de Bella. No sabían que había más allá del bosque, además, si salían las expulsarían de la colonia.

-Gracias- Dijo I-shui sin percatarse de nada.

-Yo os  guío- Yua se puso a la cabeza con Himerish. Bella e I-shui los seguían de cerca.-¿Y para qué queréis ir a la ciudad?

-Estamos de paso. Queremos ir a Ashelville y el camino más corto es por Archeland.

-¿Ashelville? ¿Pasado el vado del río?

-La misma.

-¿Y por qué razón?

-Ninguna en particular.

Mientras ellos hablaban bella pensaba. Pensaba en como sería abandonar la colonia, en viajar y en ver otras razas, otras especies, otros paisajes, otros lugares, en investigar su mundo.

-¿Te encuentras bien?- I-shui la miraba sonriente. Al parecer no era la única que se había mantenido alejada de la conversación.

-Sí, solo pensaba.

-¿Puedo saber en que?

-En como sería abandonarlo todo y ni mirar atrás.

De repente se sorprendió hablando animadamente con I-shui con total confianza, como si no hubiera unas monumentales diferencias entre ellos. Las ninfas solo se relacionaban entre ellas y hablar así con un humano era tan desconcertante como agradable.

                   

Los siete templosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora