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Marinette

Terminamos de comer los grandes manjares que mis padres habían preparado por mi venida al país, para luego ir hasta la casa de Adrien para luego dirigirnos a Gabriel's acompañada, obviamente, de mi ahora novio.

Por Dios, hasta me causa cierto cosquilleo llamarlo mi novio, es que aquello había sido mi sueño desde... bueno, desde que lo conocí y me enamoré de él.

—¿Tú qué crees que querrá?– le pregunté, refiriéndome a su padre.

—Por lo poco que sé...ustedes le han robado el mercado, según él.– no me gustaba cómo sonaba aquello.

—Me supongo que quiere hacer una tregua o algo– suspiré. —Solo espero que sea un asunto con resolución...rápida. No quisiera dejar a Serena por demasiado tiempo– noté cómo él se giraba hacia mí, viéndome con cierta...tristeza.

—¿Piensas volver a Italia?– preguntó, queriendo no sonar melancólico aunque de todos modos lo noté.

Había olvidado por un momento que volver a Italia implicaría dejarlo, nuevamente. Y eso era algo que no quería hacer.

—Adrien yo...no me quiero alejar de ti, pero...

—Pero lo tienes que hacer, allí tienes tu trabajo...— expresó comprensivo. —Lo sé, y lo entiendo, créeme...

Adrien

Sabía que en cualquier momento tendría que irse de vuelta, y no aceptaría la idea de tenerla lejos de mí de nueva cuenta, más aún ahora que estamos comenzando algo bello.

—Lo sé, y lo entiendo, créeme...– respondí con un dije de tristeza. Lo que ella no sabía era que si se marchaba, yo me iba con ella, importandome poco lo que dejaría aquí.

Finalmente llegamos hasta la empresa, luego de un largo trayecto a pie, gracias a que mi coche estaba en el taller debido a un problema.

Nos saludamos con los demás obreros, mientras nos dirigíamos hacia el ascensor, subiendo a este, digitando el piso al que queríamos ir.

—¿Tu padre nunca supo la verdad?– preguntó de pronto ella. Al principio no la entendí, pero luego de pensarlo unos instantes comprendí.

—No. Hasta ahora no se ha enterado de quiénes fueron los dos héroes que lo derrotaron. Y me gustaría que quedase así– no me imaginaba lo que podría suceder si mi padre se enterara que Marinette y yo éramos sus dos grandes "enemigos".

—Es lo mejor– respondió ella —Mis padres tampoco están al tanto, incluso toda París. Para ellos, simplemente cumplimos con nuestra misión y nos fuimos para no volver.

—No me extraña. Ni siquiera nosotros lo sabíamos– me regañé luego mentalmente. Ya perdí la cuenta de las veces en que le dije aquello. Por su expresión pude notar que eso la molestaba, y bastante.

—Y dale con eso– expresó ella rodando los ojos y cruzándose de brazos, momento en que la puerta fue abierta y ella salió, siguiéndola luego.

—Espera, perdón– me traté de disculpar, sujetándola del brazo.

—No pasa nada. Solo...¿Te sería demasiado pedirte que lo olvidaras, por favor?– cuestionó ella.

—No. Por supuesto que no.– la abracé —Borrón y cuenta nueva. Además, estamos en un nuevo comienzo ¿No?

Ella sonrió, para luego tomarme de la mano mientras caminábamos hasta la oficina de mi padre.

Tocamos la puerta y entramos, viéndolo cómo miraba concentrado el monitor, notándose el reflejo en sus anteojos.

—¡Marinette! Llegaste– expresó él poniéndose de pie y tendiendole la mano, con una amabilidad que no conocía de él.

—Buenas tardes Señor Gabriel– saludó, respondiendo al gesto.

—Toma asiento– la invitó, sentándose —Veo que te encontraste con mi hijo luego de bastante tiempo. Supongo que querrán ponerse al día pero ahora debemos de hablar de lo profesional, ya habrá tiempo para lo demás – dijo, hojeando unos papeles dentro de una carpeta. —Siéntate, hijo, que tú como futuro presidente de esta empresa debes de saber qué hacer en cuestiones como las que quiero tratar aquí con la Señorita– me senté a un lado de Marinette. No sabía qué sería lo que mi padre quería, pero estaba seguro de que apoyaría a Marinette y saldría a su favor ante cualquier circunstancia.

Marinette miraba ansiosa, queriendo saber qué es lo que mi padre tramaba. Y yo también.

—De acuerdo al último estudio del mercado de moda internacional, la empresa de Serena lleva ventaja sobre las otras, por unas diez veces más— nos mostró un gráfico —Normalmente Gabriel's lideraba la lista, pero ahora Rossi está por encima, dejándonos en el segundo. Y todo esto sucedió desde que tú trabajas para ella, por lo cual deduzco que es gracias a ti este crecimiento exponencial que ha tenido la empresa. Y no me extrañaría, has tenido un talento indiscutible desde niña.

—Pues...gracias– fue lo que ella acató, aún sin comprender muy bien a qué iba.

—Es sólo la verdad– busco otra carpeta, viendo el contenido. —¿Sabes? No estoy acostumbrado a perder, menos aún en el negocio. Así que...me gustaría proponerte algo...– no me gustaba a donde estaba yendo el tema. —Te ofrezco hasta diez veces más de lo que te ofrecía Serena, si aceptas formar parte de Gabriel's.

—¿Qué?– interrogamos al unísono. —Señor, yo no venía a pedirle ningún empleo ni nada por el estilo. Simplemente vine en representación de la señora Serena ya que ella me lo pidió.

—Y lo sé, de todas formas, quería hablar sobre esto con ella o con usted.

—Con todo respeto...– jugaba con sus manos, quizás sintiéndose nerviosa. —No puedo dejarla, sería una falta de educación hacia su persona.

—Oh, comprendo– respondió mi padre —Pensé que la idea te sería atractiva, ya que aquí está tu vida, tus padres y amigos...– me lanzó una rápida mirada. No señor, ahora yo soy su novio, no su amigo.

—Perdone, pero mi decisión final es un no— respondió segura. Y yo tampoco lo aceptaría, sabía que mi padre lo único que quería era arruinar a la máxima competencia para volver a ocupar el lugar que él cree merecido.

—De acuerdo, señorita. Pero si lo reconsidera...

—No lo creo...– dijo ella, levantándose —Ha sido un placer– le tendió la mano, despidiéndose.

Me levanté rápidamente para seguirla, pero mi padre me detuvo.

—Trata de convencerla– me susurró en voz baja para que ella no lo oyera.

—¿Qué? No puedo interferir en su decisión.

—Está bien...– bueno, esa fue una respuesta rápida y nada regañable.

Salí del lugar y fui hasta Marinette, quien me esperaba en la entrada.

—¿Todo bien?– le pregunté.

—Todo bien– respondió ella con una sonrisa, dándome un rápido beso, sorprendiéndome.

Narrador

Mientras tanto, Gabriel se había quedado estático en su lugar, con la mirada fija a un punto inespecífico.

—Me parece bien, señorita Marinette. Si no quiso solucionar esto por las buenas, pues será por las malas...



Hello babys :3

Me he dado cuenta que la última actualización fue el 5 de enero, o sea más de dos meses, soy una pésima wattpader :(

¿Y qué tal, abejitas? ¿Han disfrutado este capítulo? Déjenme sus dulces mieles en los comentarios y su bello voto :-)

Adiós, me voy al panal UwU

Destino (Miraculous Ladybug Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora