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| 2004 | 

—Eres muy dulce oppa

—No lo soy, soy sexy -mientras posaba.

—Dulce -negaba la pequeña.

—Sexy -seguía posando.

—¡Dulce! -señaló sonriente la menor.

El mayor suspiró frustrado.

—Oppa ten -extendió un poco de su arros.

—¿Eh? -sorprendido.

—Di ¡ah! -sonreía aun con sus palillos extendidos.

El mayor se sonrojó, algo dudoso de hacerlo.

—Ahg el gordo y la petiza -reían aquellos cuatro idiotas.

Nuevamente el deseo de protegerla volvió, Jimin se puso en pie resguardando a la menor.

—¿Pero qué haces?

—Es muy divertido, míralo es tan gordo que logra cubrirla por completo -reian a carcajadas.

—Oppa -susurro preocupada.

—¿Qué quieren? -sonó firme.

—Woaa don valiente le dicen..

Al menos aparentaba, realmente estaba acostumbrado a ser humillado y maltratado, más no quería serlo delante de ella.

—Solo díganme ¿¡qué quieren!? -la menor detrás de él, dio un pequeño brinquito, desde que se conocieron, nunca lo oyó levantar la voz.

El líder sonrió.

—Lo sabes, es hora del almuerzo Park -extendió su mano.

—Asi es Park Bola Ji Grasa Min -reían.

—¿O si no? -cuestionó.

Los cuatro chicos lo miraron.

—¿No es obvio?

Las manos de Yuna se aferraron a la punta de la remera del mayor. El pequeño Jimin suspiró frustrado, metió su mano en los bolsillos y sacó su dinero, sin siquiera estirar su mano, uno de los contrarios lo arrebato.

—Realmente tu omma sabe de dinero.

Jimin apretó sus puños con fuerza e impotencia.

—Dale las gracias de nuestra parte.

—Idiota -reían marchándose.

La frustración inundaba el cuerpo del menor, con tan sólo nueve años ¿por qué debia soportar esto? las burlas, los golpes, los constantes maltratos..

El peso cálido de la mano de la menor se hizo sentir sobre su mano, él giró a verla.

—Estoy bien -sonrió para tranquilizar esos ojos de cachorro bajo la lluvia.

—Oppa..

—Estoy bien Yu Na -desparramo su flequillo.

Aun así, la menor no dejaba de fruncir el ceño con tristeza.

Jimin sonrió al pensar aquello, soltó el agarre de la menor y fue a sentarse en aquella banca.

—Dijiste que me darías -señalo la vianda de la menor- ya quiero probarla -sonrió.

La pequeña se acerco hasta él, se sentó a su lado y tomó los palillos.

—¡Ah! -dijo el mayor abriendo su boca.

Ella sonrió para acercar los palillos y reír.

  | 2000 | 

—¡Apuraa oppa corree corre! -sonreía sacudiendo sus brazos.

Aquella tarde se encontraban jugando en el jardin de la casa de Taehyung.

—¡Anda, anda! -gritaba la hermana menor de los Kim.

—¡Hyung no! -se interpuso pero aún asi, Tae corrió hasta el arco y encestó.

—¡Woaaaa! -canturreaban ambas niñas.

—¡Yah Sun! -se quejó el hermano menor- se supone que eres mi porra

—¿Ah? -la hermanita miró a Yerin, ambas rieron a carcajadas.

Esas dos pequeñas por más diferencia en edad que tuvieran, realmente se entendían. Yerin se encariño mucho con ella y viceversa.

—¡De nuevo! -pidió el hermano, Tae asintió.

Nuevamente ambos corriendo tras un balón, el ruido de las pequeñas gritando, un día soleado hermoso.

La abuela de los Kim se encontraba preparando su almuerzo, los padres de los tres pequeños vivían trabajando, una de las razones por la cual se mudaron con la abuela, que mejor que la familia sanguínea para cuidar a sus hijos, más si es una abuela babosa.

Entre tanto jadeo, Tae cayó, su hermano siguió.

—¡Vamos oppa levántate! - gritaba bien fuerte la pequeña de sonrisa radiante ante los ojos del niño.

Este así lo hizo, volvió a correr tras su hermano menor, aun así, perdió.

—Lo siento -se disculpó apenado, él era un equipo con Yerin.

Ella negó sonriendo, los hermanos Kim saltaban entre gritos demostrando así, su victoria.

—Oppa, ¡eres increíble! -la niña alzó sus dos pulgares arriba, con una gran sonrisa.

Taehyung se sonrojó para sonreír levemente.

—¡Woaaa! oppa tu sonrisa ¡es igual a la de ajumma! -gritó asombrada.

—¿Ajumma? ¿yo pequeña? -sonrió la abuela acercándose a ellos con una bandeja de leche y galletas de chispas de chocolate recién horneadas.

—¡Abu! -los menores corrieron hasta ella entre risas.

—¡Ajumma! ¡tiene su sonrisa! ¡su sonrisa! -canturreaba Yerin.

La abuela rió.

—Es cierto mi Tae Tae, tiene mi sonrisa -sonrió enternecida al ver a aquellos niños.

Las mejillas sonrojadas de su nieto no lograban engañarla, el pequeño Tae sonrió más enormemente mostrando su sonrisa cuadrada como la de ella. Yerin saltaba y aplaudía al verla.

—Vengan a merendar mis soles -ambos sonrieron para correr hacia la abuela, Tae pegándose a sus piernas en un abrazo.

Dedicado: gfriendxbts89

Eternal Love~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora