Capítulo 1: El viaje de vuelta

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El navegador de a bordo borró las coordenadas de la misión y trazó una ruta bien conocida para Equis. En cualquier otra ocasión, el recorrido se le habría antojado tedioso, pues se lo sabía de memoria, pero no aquella vez. Por fin volvía a casa. Se imaginó deshaciéndose del traje que tanto le oprimía y zambulléndose en la piscina. Hacía unos años solo habría podido soñar con ello en su piso de SR388, pero no en vano se había dejado la piel (y a veces, la vida) por un sueldo digno. Y después, claro está, tras la montaña de dinero que le esperaba en la Federación Intergaláctica, se hallaba la satisfacción de haber ayudado a quienes lo necesitaban. Lo haría otra vez, pensó mientras se recostaba en su asiento y apoyaba los pies en el panel de mandos. El mapa holográfico pestañeó un momento y volvió a la normalidad. 

Trabajaba mejor solo. No era como si odiara a las personas, pero prefería no tener que compartir sus ideas con nadie. Así tampoco habría de quien cuidar ni de quien despedirse cuando la misión finalizara. Quizás era una visión egoísta, pero Equis era hijo único, y por ende, de los sujetos más egocéntricos del planeta. 

El trayecto hasta su hogar en SR388 era largo, así que cedió el pilotaje a Dana I, la IA de su nave, y cerró los ojos. Aproximándose a las lindes del sueño, Equis pensó en que con suerte en casa volvería a soñar. De momento tendría que conformarse con la negrura infinita y unas estrellas que, a ojos de quien llevaba meses recluido en el espacio, carecían de esplendor.

Al otro lado del puzzleKde žijí příběhy. Začni objevovat