Chloé... ¿eres tú, Chloé?

Sí, Padre... soy yo – asentí, soltando la mano de Liam y acercándome a Poiré –. Padre, ¿qué le ocurre?

Hija... el Señor me está llamando, quiere que vaya junto a él.

No... Padre, no diga eso. No es su hora todavía, tiene demasiado que hacer aún. Tiene que quedarse aquí, junto a Liam y junto a mí... no podemos celebrar nuestra boda sin usted.

Estoy seguro de que estaréis bien, Chloé. Vuestro amor es puro y verdadero. Sé que viviréis una vida feliz y plena.

Padre... no, por favor – murmuré, sintiendo que estaba a punto de llorar, a la vez que sujetaba su mano.

Ya he terminado de examinarle – anunció el doctor –. Hablaré con el señor Langlais, y estaré de vuelta en un momento, Padre Poiré.

Por supuesto, hijo. Gracias.

En seguida vuelvo, Chloé – dijo Liam, viniendo hacia mí y besando mi frente.

Está bien.

El doctor y Liam salieron del cuarto, cerrando la puerta tras ellos, pero todavía podía oír el eco de sus voces en el pasillo. Yo acerqué una silla a la cama del Padre Poiré y me senté junto a el, sujetando su mano de nuevo. Él me miró y sonrió levemente, sin fuerza sin energía. Casi podía ver la vida escapando de su rostro.

Padre, me quedaré aquí, y cuidaré de usted del mismo modo en el que usted cuidó de mí cuando me encontró en la calle. Se pondrá bien.

No, Chloé... – suspiró él – Puedo sentirlo. No voy a ponerme bien. Éste es el llamado del Señor.

No, Padre, por favor, no diga eso. ¿Cómo voy a hacer sin usted? No puede irse, todavía es muy pronto.

No es muy pronto, Chloé – dijo, con una débil carcajada –. Yo ya soy muy mayor. He cumplido mi propósito, ayudar a todo aquel que he podido ayudar. Quiero decir que estoy muy orgulloso de la persona en la que te has convertido, Chloé. Sé que el Señor lo estará también. La forma en la que te has sobrepuesto a todas las inconveniencias, y cómo has seguido adelante, es digna de admirar. Eres tan joven, y todavía te queda tanto por vivir... recuerda mantenerte en el camino del Señor y estarás bien. Realmente me apena no poder ver el matrimonio tan feliz que vas a tener... sé que Liam y tú seréis muy felices, ambos os queréis tanto... Te mereces esto después de todo lo que la vida te ha hecho sufrir.

Gracias, Padre...

Antes tengo que pedirte un favor... ¿podrás hacerlo?

Por supuesto, Padre. Lo que sea, lo que usted necesite – dije, sintiendo un fuerte nudo en la garganta al retener mis ganas de llorar.

El Padre Belcher... Harry, se ha marchado.

Sí, lo sé, Liam me lo ha dicho.

Verás... no debería contarte esto, pero necesito que alguien mantenga a Harry en el buen camino. Está de camino a Calais, de donde mañana por la mañana cogerá un barco hacia Inglaterra. Harry ha tenido una vida muy... complicada. Por gran parte de su vida se mantuvo muy alejado del Señor, pero ahora está en el camino adecuado, y me gustaría que le llamaras de vez en cuando, para asegurarte de que sigue el camino del señor. Sé que es un buen hombre, y que tiene un buen corazón, no me gustaría que terminara sucumbiendo a las tentaciones del Diablo de nuevo.

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