" MORBO " | [Reader x Suga]

[ M I R A R ]

Todo empezó ese día. El día que me atreví por primera vez a ponerme aquella ropa que consideraba atrevida, y que, según yo, mostraba demasiada piel. Nunca sabré el porque ese dia me habrían entrado esas malditas ganas de poner aquel Crop top y short bastante corto para mi gusto, simplemente me los puse al verlos ahi, sin usar.

Doy pasó tras paso atrás vez de las calles sintiendo las miradas de muchas personas. Horrible, era muy molesto sentir aquellas miradas morbosas, y personas que te miraban con extrañesa e indiferencia.

Iba tan distraída que no me di cuenta de aquel chico pálido, que tenía su mirada fija en mi, desde su ventana. "Raro" pensé, y lo pensé en voz alta sin querer me jodi la vida.

—lo siento "señorita", no crea que la miraba usted "niña". Hay mujeres que son mejor que usted ¿Sabe?—el chico hablo con un notorio sacarmos—.

—y yo no se lo decía usted "señor". No es mi culpa que se halla identificado—
Hable con superioridad—.

—¡largo de aquí mocosa!¡Vete a jugar con tus muñecas!—se escuchó molesto—.

Sonreí victoriosa, después de todo ese era uno de puntos fuertes, sé cómo responder a insultos o sacarmos. Me fascina ser algo molesta e incluso pesada, pero esto sólo cuando es necesario, y este caso si lo era ¡Gran error! Nunca debí hablarle.

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Varios dias después caminando por la misma calle, pues había iniciado mi ultimo semestre en aquel Instituto que daría paso a mi vida universitaria. Y claramente tenía que pasar si o si por ahí, era la ruta más rápida después de todo.

La misma mirada se volvió a posar en mi. Detestable, ni siquiera traía puesto algo revelador o que fuese de por si algo atrevido para algunos. Era un simple jean con una simple camiseta negra, nada revelante.

Poco a poco me acostumbré a aquella mirada, incluso me sentía rara si no la sentía, pero siempre estaba ahi. Me causa algo de seguridad aunque creo que no debería ser asi.

—hola preciosa~ ¿Quieres acompañarme cariño?—un chico se acerco—.

—por favor déjeme en paz—hable con seguridad—.

Aquel tipo se acerco más. Lo empuje, pero una silueta se posicionó justo en mi delante.

—¿Podrías de dejar de molestarla?—era el chico de piel de palida—.

—¿Porqué que lo haría?—contestó el otro—.

—por qué ya tiene a alguien que la miré—se volteó hacia mí y me guiño un ojo—.

Sentí claramente el calor de mis mejillas. Nunca voy a superar eso, nunca habían tenido ese trato conmigo, los chicos suelen verme como un amigo mas y ya. Realmente nuevo para mi.

—ven—jalo de mi mano—.

—¡Detente!—grité—.

—¡Hablas mucho!¡Callate!—su voz sonaba distinta. Más fria—.

—¡DIJE QUE ME SUELTES DE UNA PUTA VEZ!—grite con desesperación—.

Llegué hasta la entrada de aquella casa. La puerta se cerró con fuerza, y a la vez se escuchó mi caida. El infeliz me había lanzado como si fuera un maldito objeto.

—¡ABRE LA PUERTA!—grite con enojo—.

—no tardará mucho, tengo una propuesta—hablo de manera fría—.

—¡no voy a es
cucharte maldito!—vocifere con molestia—.

—¿De verdad quieres que te tenga encerrada, esposada en mi cama, y amordazada? Puedo hacerlo si lo prefieres asi—habló con seriedad—.

—…—mantuve mi silencio al escuchar eso—.

—ya sabía que te quedarías callada—sonrió con ironía—.

—¿Qué quieres?—pregunté—.

—iré directo al grano. Quiero acostarme contigo—solto con tranquilidad—.

—¿Y así de simple lo dices?—levante una ceja—.

—adelante puedes irte si no quieres esto por las buenas. Pero, después no te quejes, pueda que no veas la luz del sol otro día—se recosto al lado de la puerta—.

—acepto. Aceptó irme de aquí—me levanté. Y salí de aquella casa—.

No le di nada de importancia, era un tipo nuevo de acosador. Un acosador que pide tu permiso para poder tocarte, raro nuevamente.

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Llegué tarde el primer día. Por aquel asunto.

Mis amigos me esperaban, eran agradables.

—tardaste lluvia—me habló jungkook, un amigo, por mi apodo—.

—lluvia ¿Sucedió algo? estas palida—
Alegó mi otro amigo, el era jimin—.

—lo estoy. Preguntan mucho idiotas, ¿Sucedio algo con hoseok? No lo veo— cambie de tema—.

—ni idea—contestó jimin—.

Empezamos a hablar de cosas triviales e irrelevantes. Hasta que llegó las primeras clases, llegó mi soledad. No era sociable, inclusive cuando conocí a esos chicos, no fue por que me hablaron o yo les hablé. Mi apodo lo decía todo, fue un día de lluvia. El día en que había quedado totalmente sola, paseaba con mi paraguas en medio de la lluvia. A lo lejos los vi, jugaban como niños de cinco años. Debe sonar estúpido, pero resbale y caí al piso mojandome al instante, se empezaron a reir los malditos. Se acercaron, me ayudaron, desde ahí me llamaron lluvia y desde ahí empeze a hablar un poco más.
Pero eran los unicos, nadie más me hablaba. Aunque yo tampoco hacía algún esfuerzo por llevarme bien con el resto, el profesor de filosofía era con quien más hablaba durante las clases, y no crean que era un profesor super sexy, tal vez hace un par de años si, pero ahora sólo tiene 59 años de edad. Así de sola estoy.

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Fue triste, mi profesor más querido había muerto acusa de alguna enfermedad. Si tan sólo hubiera vivido solo un año más, sólo uno.

Lo habían reemplazo.

—soy su nuevo maestro de filosofía—anuncio el acosador educado—.

Las chicas suspiraron en unísono. Ni que fuera una belleza.

—soy Min Yoongi tengo 20 años, comencemos—anunció con una sonrisa—.

No quería estar ahi. El maldito me miro directamente a mi y sonrio con superioridad.

¿Acaso de verdad planea hacer eso?