Han pasado 3 años desde que la bestia del apocalipsis, trihexa o el 666 fue sellada por las facciones .
Pero nuestro heroe Hyoudou Issei el cual es el actual sekiryuutei y pilar de la alianza de las facciones es olvidado por todas las chicas que...
Su vista se encontraba nublada, producto de las recientes lagrimas que brotaban de sus ojos al seguir llorando en los brazos de Grayfia y por el dolor punzante que sentía en su zona abdominal debido a la gran herida hecha por la misma que lo sostenía en ese momento.
— ¿Issei? — preguntó Grayfia con preocupación al observar al castaño y como este comenzaba a respirar entrecortadamente. Dio un rápido vistazo a la herida antes de disponerse a curarla con su magia demoniaca, observando como la piel volvió a unirse. Issei aguantó la respiración por unos segundos.
— Gracias, Grayfia. — agradeció al recuperar el aliento, avergonzado desvió su mirada para ponerse de pie, alejándose de la maid. — Debo irme. — dijo suspirando, no obstante Grayfia detuvo sus pasos aferrándose a su manga.
— Prométeme que no harás ninguna tontería. — Sorprendido ante las palabras pronunciadas por la misma Grayfia asintió, y al hacerlo, la de cabello platinado lo soltó. Se dio la vuelta sin decir alguna otra palabra saliendo del campo de visión de la maid por medio de un circulo mágico, dejándola preocupada en aquel parque.
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El tiempo pasó con rapidez, y cuando menos se dio cuenta, habían transcurrido varias semanas después de aquellos sucesos. El castaño asistía a la escuela, al club, hacia contratos, sin embargo que realizara aquellas actividades con normalidad no significaba que su estado fuera bueno. Con suerte podía levantarse de la cama sin sentir la pesadez en sus ojos debido a la falta de sueño, producto del insomnio que lo atacaba por las noches, sintiendo como la tristeza drenaba toda energía de su cuerpo.
Las chicas del club de ocultismo ignoraban los hechos y la condición de Issei, dándole entender al castaño que de verdad todo había acabado. Todas y cada una de ellas, a excepción de la reina de aquel sequito de cierta pelirroja.
Akeno, era la que parecía tomarle más atención al Sekiryuutei, pues en poco tiempo se había dado cuenta del vacío que sentía a falta del castaño. Su propia dependencia hacia este estaba consumiéndola poco a poco, a medida que pasaban los días.
Había hecho mal, y su mente se hacia cargo de recordárselo a cada momento, sintiendo como era que la culpa la consumía lentamente. La culpa y la tristeza parecían querer absorberla por completo. Tenía como objetivo disculparse por aquel comportamiento, pues ni ella sabía de dónde había sacado ese apoyo hacia las demás chicas y sus ideas. Apreciaba a Rias, pero no tuvo motivo para seguirla en esa idea tan absurda. Con sus pensamientos perdidos en algún espacio de su mente y la mirada vacía esperaba al castaño en el club, pero este nunca llegó.
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Issei buscaba distraerse, e intentando cumplir con este fin, peleaba con Sirchez Lucifer este no se contenía en ningún momento a petición suya, issei pudo acceder al Balance Breaker sin límite alguno, sin embargo, por mucho que controlara su propio poder y este mejorara nunca podría superar a Sirchez. Al término de cada batalla, el cuerpo de Issei acababa lleno de heridas que las cuales no llegaban a matarlo, sin embargo eso no le quitaba lo grave a las heridas con las que el castaño regresaba a casa.
