Capitulo 1 : Las consecuencia de mis errores

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En cuanto había encontrado su auto no había dudado en acelerar ansioso de llegar a su hogar con tal de declararseles a las chicas.
Ni pasados diez minutos su velocidad eran demasiada debido a su prisa. Pasó cerca de la acera, tal vez por su alta velocidad que logró alzar en vuelo unas cuantas faldas de chicas cercanas a esta.

— Ya casi llego... — murmuró ansioso, a tan solo unas calles de su hogar. Dando la vuelta en la esquina, sin poder frenar a tiempo el olor a llanta quemada llegó a su nariz dándose cuenta de lo ocurrido.

Por el ruido que había provocado el impacto supo que no habia sido grave, y el estaba en buenas condiciones aun con la vista en el bote de basura en su parabrisas. Salió del auto dispuesto a verificar su estado, y sin poder evitarlo, había pisado restos de la basura haciendo que resbalara cayendo directo al suelo.
Acabó tirado en piso lleno de basura y con una cascara de plátano adornando su cabeza .

— ¿Es enserio? — se preguntó a si mismo, sintiéndose patético al observar sus condiciones. Con esfuerzo se levantó del sucio suelo, intentando arreglar sus ropas ante la mugre y restos de desechos de origen desconocido que no se molestó en averiguar que eran.
Refunfuñó un par de maldiciones hacía su persona mientras caminaba a la entrada de su hogar.

No obstante, una sonora carcajada lo detuvo a medio camino cosa que molestó e irritó al castaño. Aquella risa que detonaba felicidad resonó en su cabeza deseando que pronto se callara.

— ¡Que venganza tan mas dulce y divertida! ¡Quien viera al pilar de las facciones con restos de basura! — el reptil se burló sin dejar de reír si quiera. La furia de Issei estaba por estallar y la vena de colera que decoraba su frente era una prueba de ello.

— ¡Ja! Lo dice el gran dragón Galés... ¡Oh! Espera, terminó siendo el dragón emperador de los pechos. — estaba molesto, y aunque sabia que no debía desquitarse con el gran reptil sus palabras contenían maldad y burla.

Ni una palabra volvió a ser pronunciada en su interior por parte del dragón, silencio fue lo único que recibió a cambio. Sin esperar otra respuesta, se auto nombró ganador de esa batalla y decidió entrar a su hogar.

Entró, se quitó sus zapatos y gritó al aire: — ¡Llegué! — pero ninguna respuesta recibió. Otra vez. — ¿Hay alguien en casa?

Suspiró agotado y molesto, arrastrando sus pies, fue al segundo piso y se recostó en su sofá, cayendo bruscamente en este. — Parece que lo perezoso es contagioso. — bostezó. — Solo dormiré un poco.

Sus ojos se cerraron sin quererlo realmente, sin percatarse de que la bonita caja había caído a su costado al salirse de su bolsillo.

●︿●

Sus ojos fueron abriéndose poco a poco. La luz de la habitación lograba cegarlo un poco pero eso no impidió que su vista se enfocara en el reloj.

En plena estirada cayó del sofá al comprobar la hora.

— ¡9:05 pm! — exclamó sorprendido al haber dormido tanto. — Mierda, mierda, espero que ya hayan llegado.

Abrió cada puerta, revisó cada rincón, e incluso bajo la alfombra de su habitación pero no había rastro. — ¡Buchou! ¡Akeno-sempai! ¡Asia! ¡Koneko-chan! — las llamó por su nombre, sin respuesta de ni una.

Another Chance (En Emisión)Where stories live. Discover now