Capítulo 8: Ocultos

3.3K 300 58
                                    

{Sehun}

Luhan entró en mi auto y me sonrió. Su sonrisa era todo lo que necesitaba.

Su sonrisa.

Sus labios.

Sus caricias. Todo él.

Se acercó peligrosamente a mi rostro y sus labios se rosaron con los míos levemente.

—¿Es muy arriesgado besarnos aquí? —preguntó antes de morder su labio inferior.

—Considerando que mi auto no tiene vidrio polarizado y que básicamente sería lo mismo que hacerlo en la calle, sí, es arriesgado.

Su rostro reflejó tristeza, pero al instante volvió a la normalidad. Y antes de ponerse su cinturón de seguridad me dio un corto beso en la mejilla. Arranqué el auto y así empezamos nuestro primer día como ¿Amantes? No sabía exactamente que éramos, pero estaba engañando a mi novia con un chico, un hermoso chico. Me volvía loco la idea, nosotros ocultándonos y me moría por poder probar sus labios otra vez.

Y otra.

Y otra vez.

Y... Sehun contrólate.

Recordé como hacia menos de 48 horas estábamos en mi sofá besándonos muy íntimamente, y quería poder volver a estar a solas así con él.

Entramos al instituto y alguien se estrelló contra mi cuerpo uniendo sus labios con los míos, apretándome contra sí.

—Te extrañé—dijo Bin, quien me aprisionaba con sus brazos y descansaba su cabeza en mi pecho.

Busqué a Luhan en mi visual y estaba observándome con la mirada perdida. Hizo como si nada, y el día transcurrió de la misma manera. Pero con solo mirarnos sabíamos lo que nos sucedía tanto uno con el otro y viceversa. Las descomunales ganas que tenía de estar con Luhan estaban prácticamente ocupando todos mis pensamientos y me costaba concentrarme en las otras actividades que debía hacer. Todos los sentimientos que reprimí durante años ahora volaban libres por mi consciencia y por dios, que bien se sentía.

—¿Quieres ir lejos? —pregunté tras escuchar el portazo que dio Luhan con la puerta de mi auto antes de entrar en este

—Sí, por favor, vayamos donde nadie nos conozca —contestó seguro

Conduje sin un rumbo exacto y terminamos en un parque bastante alejado de nuestra realidad. Casi no había gente, y había árboles y plantas por todos lados dando la sensación de tranquilidad. Saqué una manta que estaba en los asientos traseros y la tiré sobre el suelo para compartir allí la primera escapada romántica —la cosa se pone cursi— con Luhan.

—¿Quieres? —preguntó mi compañero enseñándome una caja de cigarrillos que ya poseía sólo la mitad de estos

—No. —dije mirándolo inseguro— Pensaba que habías dejado de fumar.

Verlo así trajo automáticamente recuerdos y fragmentos de cuando los padres de Luhan murieron. Él solo tenía 15 años y se refugió en esa maldita droga, legal, pero droga al fin y al cabo.

—Estoy teniendo muchos ataques de ansiedad desde que empezamos esto, no pude aguantarlo —dijo encendiendo uno de los cigarrillos, nos sentamos sobre la tela y lo observé detenidamente mientras este aspiraba profudamente para soltar un humo gris por su boca y nariz.

—Ya te has consumido la mitad de la caja Luhan, deberías intentar controlarlo.

—¿Cómo quieres que me controle si mi mente está desbordando de una necesidad y ansiedad de no sé qué insaciable? —espetó abalanzándose sobre mi cuerpo y sentándose sobre mi regazo rodeando mi cintura con sus piernas— Te necesito —dijo antes de unir nuestros labios en un cálido beso con sabor a tabaco.

Empty lies «hunhan»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora