Ferrari.

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Las puertas de cristal se abrieron automáticamente para dejar el paso al imponente hombre de traje.
Zayn Malik caminó por las baldosas blancas con pasos lentos, elegantes; mientras observaba a través de sus lentes de sol los lujosos autos exportados de la concesionaria.

Liam Payne se disculpó con el gerente y cruzó el lugar con su camisa blanca, que combinaba con sus  pantalones ajustados a juego; hasta llegar al hombre de piel color canela y traje azul marino que se encontraba contemplando uno de los modelos deportivos más recientes.

—Buenas tardes, caballero. Mí nombre es Liam y estaré aquí para responder a cualquier duda que tenga. — Dijo con cordialidad.

Zayn lo observó de arriba a abajo con detenimiento, antes de ponerse derecho y ofrecerle su mano izquierda repleta de anillos de oro. El oji–miel la estrechó con una sonrisa empleador–cliente; profesional y reservada.

—Zayn Malik. —Masculló en cuánto sus manos se tocaron.

—Un placer, señor Malik. Déjeme mostrarle algunos modelos que podrían ser de su agrado. Dígame, ¿qué es lo que le interesa?

El hombre observaba la parte delantera de un Camaro rojo, mientras se acariciaba su creciente barba con los dedos, pensativo.

Caminó con detenimiento por los pasillos, seguido de Liam; deteniéndose al ver uno de los vehículos.

— Un Ferrari Enzo, de Okuyama. Una bestia con seis marchas. — Exclamó sin dejar de sonreír. El hombre de piel canela se dio la vuelta, quedando a pocos centímetros del joven que seguía sus pasos, casi chocando con él.

—¿Podríamos aclarar las dudas en su oficina? — Los ojos dorados le observaron fijamente, flameando, y una de sus pobladas cejas se arqueó, esperando una respuesta.

Los muslos del castaño temblaron ante la determinación en la voz del hombre, en la cual parecía demostrar rudeza y lujuria, pero aún así logró recuperar la compostura y le ofreció la mejor de sus sonrisas.

—Por supuesto, señor.

Caminó por los lustrosos pasillos, seguido del hombre, hasta llegar a una puerta de mármol. La abrió y dejó que éste la cerrara detrás de sí, quien inmediatamente se quitó los lentes y los dejó sobre el escritorio.

-¿Puedo ofrecerle algo de beber? ¿Un café, quizás? - Cuestionó, de espaldas a él, encendiendo la maquina.

- Un café estaría bien. -Las manos de Liam temblaron, mientras presionaba los botones y configuraba el pedido. - Sabes... -Musitó luego de varios segundos. La voz del hombre le erizó el vello de los brazos e hizo que sus piernas se paralizaran. Oyó la silla correrse y unos pasos acercándose. - Los modelos que he visto no me convencen del todo...

Unas grandes manos acariciaron su cintura, antes de sujetar sus caderas con firmeza.
Un jadeo quedó atrapado entre los labios del menor, para luego enterrar los dientes en el belfo inferior.

-¿Qué más -Los dedos se enterraron en su ropa, y un aliento húmedo y cálido chocó contra su cuello arqueado. -... tienes para ofrecerme? -Y dicho esto, presionó sus caderas contra él, clavando su dureza entre las redondas nalgas para que sintiera lo duro que estaba.

Eso fue lo único que bastó.

Liam dejó caer el vaso descartable aún vacío al suelo, y su rostro fue sujetado por una de las grandes manos y atraído a los labios del hombre, que lo miraba con hambre, antes de que éste se lanzara sobre su boca y succionara su labio inferior.

Quiso gemir, pero el sonido fue amortiguado cuando Malik chupó su lengua con maestría y barrió con la misma sus labios, lamiéndolos mientras le miraba con los ojos entrecerrados a través de sus rizadas pestañas.

𝙨𝙢𝙪𝙩 ➳ 𝙯𝙞𝙖𝙢 Where stories live. Discover now