6 de julio de 2014

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Fue una sarta de sueños largos y bien intensos. Me quedé dormida desde las seis de la tarde, y no dejé de soñar hasta las doce del mediodía del día siguiente. Con todo y eso, no recuerdo ahora casi ningún sueño. Aunque bueno, recuerdo uno:

Fue un sueño raro. Muy raro. Yo era yo. Esto es, porque en la mayoría de mis sueños, o no soy realmente yo sino alguien más, o nunca se sabe a ciencia cierta mi identidad). En fin. Yo estaba en el segundo piso de mi casa. Caminaba con paso acelerado. Me sentía de mal humor. Incluso en el sueño sentí ese ardor en la cara que me da cuando me enojo muchísimo. Pensaba cosas feas. La voz de mi cabeza gritaba: "maldita sea, puta vida esta, carajo. ¿Dónde se habrán metido?". Pero no sabía a quién me estaba refiriendo.

Entonces entré al cuarto de mi hermano, que estaba prácticamente vacío. Digo prácticamente porque no había muebles ni nada, pero había dos personitas agazapadas en medio de las cuatro paredes. La furia que tenía se diluyó un poco y saludé a las personas. Éstas se separaron y se pusieron de pie. No eran más que unas chiquillas, preadolescentes, una de cabello negro y la otra castaña. Ambas pálidas como la muerte. Estaban sonrientes pese al montón de mierda que comencé a decirles en ese momento.

Todo pasó en cuestión de segundos, pero al mismo tiempo sentí que fue largo, como si se tratase de una película en stop motion. Yo estaba muerta de la risa y de una furia enardecida e inexplicable, y les seguía gritando. Las empujaba, las golpeaba, las pateaba, y cuando caían al suelo, las obligaba a levantarse estirándoles los brazos.

Lo más aterrador del asunto fue que las niñas no dejaron de sonreír durante todo el tiempo que duró el sueño.

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⏰ Last updated: Feb 10, 2019 ⏰

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