—Bien, iré.

La mayor aplaudió frenéticamente, y se levantó de la cama.—Regresaré cuando te vayas, para que comiences a arreglarte.

—¿Segura que quieres pasar toda la tarde con mi abuela?

—Sana-chan, ustedes los Minatozaki son amor puro, amo estar con ustedes, claro que quiero estar con ella.

Ella le ofreció una sonrisa, estaba agradecida de tener a Momo. Con un poco de resignación, caminó de regreso a su casa. Desde que sus padres vivían nuevamente ahí, su hogar había dejado de ser su círculo de descanso, ahora buscaba cualquier manera de pasar menos tiempo ahí.

Mientras iba por el camino que ya sabía de memoria, pensó en distintas cosas. La primera cita de Sana, lo que pudiese hacer Tzuyu, que Mina aún no le hablaba, y mucho menos ella.

Estaba demasiado confundida, las cosas con Nayeon eran incómodas, ¿ahora habían mejorado o empeorado? Tenía miedo de preguntar, pero le causaba un temor aún mayor saber la verdad.

Al llegar se encerró en su habitación, directamente a recostarse. Momo era una chica un poco inquieta, que necesitaba algo para mantenerse ocupada, y una de sus mejores opciones era el baile, cosa que recientemente había dejado de lado. Ahora se aburría, pero no tenía las ganas de buscar la manera de invertir su tiempo en algo bueno, Hana se sentía preocupada por la repentina desmotivación de su hermana menor. Como si le hubiesen quitado algo, y no tuviese la más mínima idea de como recuperarlo.

Aunque la respuesta la tuviese delante de ella durante todo el tiempo.

Despertó al sentir su celular vibrar, era un mensaje de Sana, pidiéndole que fuese a su casa.

—Hipotéticamente hablando, si me siento incómoda y quiero irme, ¿podrías pasar por mí?

—Claro, soy tu chofer, no tu mejor amiga—rió, empujando levemente a Sana hacia la puerta.—Ya, sé que te la pasarás bien y no tendré que salvarte.

Finalmente Sana se había marchado, así ella se quedó sola en la casa, junto a la abuela, que dormía en el sofá de la sala. Momo sonrió al verla, y fue a sentarse a un lado. Dirigió su mirada hacia la pantalla frente a ella, Extranormal, un programa de televisión abierta que exponía casos incapaces de explicar, como manifestación de otros espíritus y el contacto con el más allá. La abuela disfrutaba mucho de ver aquellos programas, aunque cayera dormida en menos de la mitad de duración.

—¿Sana ya se fue? Que mal, quería hablar con ella antes, debía checar si llevaba suéter...

Estuvieron platicando de cosas banales, experiencias de la mujer mayor, muchas trivialidades; Momo amaba a cualquier miembro de la familia Minatozaki, pero la abuela, uno de sus principales deseos de cuando era niña, y quizás también ahora, era que esa mujer fuese eterna.

Pero eventualmente todo tiene su fin, así que no hay más remedio que disfrutar desde el inicio.

—¿A ti qué tal te va en el amor? —llegó con un plato de la cocina, vapor salía de este, se lo entregó a Momo y se sentó a su lado.

—Quiero pensar que bien pero—soltó un suspiro.—¿No va a cenar?

—Realmente no tengo hambre. Y dime, ¿por qué te sientes insegura en cuanto a tu estabilidad amorosa?

—Las cosas entre Mina y yo iban excelentes hasta el momento. Desde el viernes no hemos hablado y bueno, me siento bastante preocupada.

—Esa chica Im siempre me ha causado curiosidad, desde que llegó al vecindario.

—¿Y quién la mencionó? Estoy hablando de mi relación con Mina, ella es mi novia. Nayeon no tiene nada que ver.

La abuela soltó una risa, Momo se sentía confundida.—Tranquila, si reaccionas de esa manera cuando alguien habla de ella es claro que pasa algo.

A dos cuadras.Where stories live. Discover now