Capítulo 5

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 Narra Brooke

-¡Brooke!-Alguien me despertó. Abrí los ojos con dificultad, y vi a... ¿Allen?

Me levanté y miré la hora, ¡las tres de la mañana!. Quizás estoy alucinado, encendí la luz y realmente era cierto. Estaba alien con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡¿Se puede saber que mierda haces aquí?!-Exclamé exasperada.-¡¿Y se puede saber cómo mierda has entrado en MI casa?!-Pregunté remarcando "Mi". Él soltó una carcajada y se sentó en el suelo y empezó a reirse como una foca retrasada. Tras unos segundos de la escena de "Alien se ríe como una foca". Me miró y se sentó en el borde de mi cama.

-Entré por la ventana.-Contestó cerca mía haciendo que su aliento a menta chocara contra mi rostro. Pensaba que los alientos de los extraterrestres olían a espinacas podridas. Está bien, nunca olí una espinaca podrida pero supongo que olerá mal, ¿no?

-¿Y qué haces aquí?-Pregunté y él cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.-No me acuerdo de haberte invitado, es decir, no haría eso y menos a estas horas.-Hablé intentado sonar calmo.

-Robaron mi coche.-Habló carcajeando.-Y la primera persona que pensé fue en ti, es decir, fuiste la primera persona que pensé en venir a molestar, porque no quería molestar a mi querida Beth. Y como te odio, quiero que me lleves a casa.-Habló sonriendo y cerré los ojos, apreté los puños hasta que sentí que mis nudillos se volvieron blancos.

-Mira cara gorila, ¡No tienes ningún puto derecho de entrar en mi casa para despertarme!-Hablé casi gritando. Le cogí la camiseta y lo acerque.-Eres demasiado inocente por pensar que yo perdería el tiempo llevándote a tu casa.

-Esta tarde rompiste mi camiseta.-Habló y reí.

-¿Ves lo culpable que me siento?-Pregunté con una sonrisa de oreja a oreja.

-Llévame a mi casa o grito.-Dijo haciendo un puchero y fruncí el ceño, luego lo solté y empecé a reírme.

-Ahora harás el papel de "Me enfado y no respiro".-Hablé entre risas.

-Idiota, llévame a mi casa.-Habló serio.

-No.-Contesté.

[...]

-¿Dónde mierda esta tu casa?-Pregunté doblando una esquina.

¡Ya sé que dije que no le llevaría! Pero se puso a gritar como loco y no tuve otro remedio que llevarlo a su casa, el problema es que ahora el idiota no se acuerda de donde vive. Y estoy muy enfadada porque son casi las 4:45 de la mañana y tengo instituto, yo debería estar durmiendo y no aquí dando vueltas con un retrasado. Frené de golpe y bufé.

-Cara roca, ¿Dónde vives?-Pregunté por décima vez. Él miró hacia los lados.

-No me acuerdo.-Contestó y recostó su espalda en el asiento.

-Mira.-Le cogí del brazo clavándole mis uñas.-O me dices donde vives, o te dejo aquí mismo.-Hablé seria.

-Prefiero a la Brooke idiota que a la Brooke agresiva.-Dijo.

-Y yo prefiero estar durmiendo que a estar con un estúpido a altas horas de la madrugada.-Hablé y lo solté. Recosté mi espalda en el asiento. Suspiré.

-¡Hola Don Pepito¡ !Hola Don José! ¿Ha pasado usted por mi casa? Por su casa yo pasé.-Canturreó el engendro.

Dios te pido, mejor dicho, te suplico que me des paciencia, sino lo mato.

-La canción no es así.-Hablé y lo miré.

-¿Cómo es entonces?-Preguntó y fingí una sonrisa.

¡Idiota!... Te quiero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora