Capítulo 4

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El timbre sonó anunciando el fin de clases. Caminé hasta la salida del instituto. Hoy realmente fue un día divertido, es decir, ver al alien molesto es divertido. Recorrí con la mirada la entrada del instituto hasta encontrarme con la cara de roca del alien, que sonreía de oreja a oreja, pero cuando me vió se le borro la sonrisa en menos de 5 segundos. Susurró algo al oído de Beth haciendo que ella sonriera y le diera un beso en los labios, ¡Wow Amor! Se despidió de ella y anduvo hasta a mí, más serio que nunca.

-¡Vamos!-Habló con seriedad.

-¡Sí capitán!-Exclamé con una sonrisa burlona. Él me miró e hizo una mueca y empezó a andar hasta el aparcamiento. Llegamos a su coche y él abrió el coche con la alarma, mi puerta se abrió hacia arriba. Entre en su coche y él hizo lo mismo y las puertas se cerraron. Hubo un silencio, solo se escuchaba nuestras respiraciones.

-¿El coche se arrancará solo?-Pregunté mirándolo con una sonrisa.

-Mira Brooke.-Empezó a decir. Su voz no era nada amigable, y me miraba con "odio" y eso me tentaba porque me encantaba verlo irritado. Él apretó el volante haciendo que sus nudillos se vieran blancos, suspiró y tensó la mandíbula.-No empieces con tus ironías que hoy no estoy para bromas.-Habló enfadado. Solté una carcajada.

-¿No me digas que los hombres tienen la regla?-Pregunté sonriendo y Allen me miró indignado.-¡Esa es la razón por la que estás siempre de mal humor!-Exclamé.

-Estúpida.-Gruñó, coloco las llaves y arrancó el coche. Sonreí, me encantaba ese sonido del motor, era como música para mis oídos.

-¿Dónde vives?-Preguntó y lo miré.

-En Avenida Alien Amargado.-Hablé y solté una carcajada. Allen dió un gran frenazo, haciendo que yo fuera de golpe para adelante y chocara mi espalda contra el asiento y... ¿por qué no fingir que me desmayé? Oh eso sería cruel. Mi cabeza estaba hacia abajo.

-Brooke.-Sentí un cálida mano sobre mi brazo, lo cogió suavemente y lo sacudió.-¿Brooke estás bien?-Yo seguía en silencio.-Oh dios Brooke no quise hacerte daño.-Susurró.-¡Diablos!-Exclamó y bajo de su coche, miré de reojo y él daba la vuelta para llegar a mi puerta. Escuché la puerta abriéndose.

-Brooke, mierda, despierta.-Dijo sacudiéndome.-Lo siento de verdad.-Habló y no pude más, solté un gran carcajada, corrección, solté varias carcajadas. Después de " mi risa de foca retrasada", miré al alien, que tenía los brazos cruzados en el pecho, la mandíbula tensa y una mirada fulminante.

-Lo siento Brooke.-Hablé imitando su voz.

-Eres una idiota.-Gruñó y cerró la puerta de un portazo. Ando rápidamente hasta su puerta, entró en el coche y me miró.

-Basta de bromas, basta de burlas, basta de estupideces. Te llevaré a casa por una maldita apuesta y ahora mismo si el arrepentimiento matase, yo ya estaría muerto. Ya estoy harto de ti y de tus tonterías, solo déjame en paz.-Habló serio, yo lo miré con una cara de interesada.

-Muy interesante lo que acabas de decir.-Puse una mano en mi barbilla.-Haré una novela sobre eso.-Finalicé con una carcajada. Allen bufó y arrancó el coche.

Le di la dirección y finalmente llegamos a la puerta de mi casa, miré a través de la ventana y ví a mi hermano jugando en el jardín, al escuchar el potente sonido del motor del coche alzó la cabeza y corrió hasta la entrada. Giré mi cabeza para encontrarme con el Señor Cara de Roca.

-Adiós amigo.-Hablé y él soltó una carcajada. Fruncí el ceño ante su acto.-Tu sonriendo es como llover en desierto.-Dije y él bufo.

-Yo nunca soy, nunca fui y nunca seré tu amigo.-Habló el alien y asentí. Cogí mi mochila, la abrí, cogí un cuaderno, arranqué una hoja y escribí.

¡Idiota!... Te quiero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora