Capítulo 2: la cena (Reescrito)

69 21 16
                                    

(La de la imagen es Karla)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(La de la imagen es Karla)


No he estado tan nerviosa en mi vida, creo que no puedo esperar. Tengo que reconocer que pensé que me lo dirían ya, pero bueno solo una hora y sabré si por fin puedo salir de estas paredes, ir a cenar y de compras. Sin tener que esperar a que alguien pueda venir conmigo. Es una de las reglas que más me fastidia de la academia, los que están estudiando no pueden salir solos nunca, por motivos de seguridad.

Al llegar a los vestuarios Loren me abraza más fuerte de lo que esperaba.

- Cuando oímos el primer disparo nos llegó la orden de no intervenir, de hecho no le dejaron a Karla ni preguntar si había sido tuyo. Nos obligaron a mantener la posición.

Me suelta y ahora me abraza Leo.

- Pensamos que te habían disparado a ti, pero luego hablaste y pediste ayuda para bajarlos, eres una campeona. Aunque hayas necesitado mis músculos para bajarlos.- se aparta riendo y revolviéndome el pelo como si fuera una niña pequeña.

- ¡Eres idiota! Aunque reconozco que me puse un poco nerviosa cuando me placo. Pero creo que lo he hecho bien.

- Lo has hecho perfecto, bueno casi, lo del brazo te quitara puntos.-comenta Karla un poco más seria.- Sin duda estas aprobada aunque tengo que confesar que te echaremos de menos.

Me los quedo mirando a todos, uno por uno, y creo que es el momento de decirles parte de la verdad. Por lo menos confesar que no me voy.

- Sentaros por favor.- todos se sientan y me miran como si fuera a partirles el corazon y lo estuvieran esperando- No quiero mentiros, pensé en irme pero no puedo hacerlo. Me quedo aquí con vosotros.- les impido que me interrumpan con la alegría que veo en sus caras- Pero si me voy a tomar el mes libre a mi manera. No os voy a decir ni para que ni dónde voy a ir. Porque sé que os vendríais y esto quiero hacerlo yo, lo necesito.

Todos se levantan y tiran de mí para dar un abrazo de esos en grupo que nos damos cuando ellos se iban a misiones y teníamos que despedirnos. En momentos así recuerdo cuando llegue sola y muerta de miedo a la Academia hace 4 años. Cuando era una macarrilla que se dedicaba a escaparse y meterse en líos para probar hasta donde llegaba mi fuerza y mi resistencia. Al entrar por la puerta después de que me presentaran a todos, Karla se ofreció a ser mi cuidadora. Y gracias a ella y a su equipo descubrí que era la familia. Estuve un año estudiando y luego los otros 3 entrenando. Por fin parecía que tenía mi sitio, pero resulto que mi especie era diferente y aun no estaba catalogada.

El primero en hablar es Jamie.

- Menos mal que no me dejas solo, no iba a poder aguantar a esta panda llorando por las esquinas porque la enana se había ido.

- Querrás decir que tú no dejarías de llorar por la niña de tus ojos. –le dice Karla para fastidiarlo.

- Si claro... porque iba a ser yo solo. –todos se ríen.

Estrella diurnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora