Mi malvado vaquero.

la petición

*Franco*
Acaricié su cuerpo mientras ella me besaba,llevando mis manos hacia la cremallera de su traje de novia...
Franco... -susurró contra mis labios mientras el vestido caía.
Franco... Franco... ¡Franco!... ¡¡Franco!!.
Abrí los ojos y los cerré con fuerza, cegado por la luz.
Me había quedado dormido bajo un árbol esperando a Sara...
La escuché reír.
Anoche, después de aquella cena tan movida, apenas conseguí dormir un par de de horas.
Amor... Venga levántate,el suelo está frío... -dijo acariciando mi mejilla, automáticamente salté en el sitio.
¿Como me llamaste? -dije con los ojos como platos.
Rió y escapó de mi agarre.
Ven acá Sara... -dije intentando atraparla.
Silbó y no sé de donde apareció Diablo.
Cógeme si puedes, Charrito -dijo subiéndose a él, mientras yo subía a lomos de de Trueno y salia detrás de ella.
Pasó una semana y entre Sara y yo todo iba bastante bien, aunque solo mi familia y Rosario sabían de nuestra relación... Aún no sabíamos como tomaría mi padrino ,una relación entre su hija y un simple vaquero...
Delante del resto del pueblo hacíamos el papel de hacendados que se odian,mientras que en casa,junto con Lidia y Héctor,pasabamos el día riéndonos de como todos se creían la mentira...
No habíamos sabido nada de Rosario desde aquel día, la gente decía que había vuelto a la capital...
Franco, tengo que hablar contigo... -dijo Héctor muy serio.
Tú dirás -contesté, a pesar de que pasábamos los días juntos, aún no me gustaba tenerle cerca de mi Sara.
Sé que para estas cosas, debería hablar con tu padre, pero prefiero que te enteres por mí... -dijo y Sara rió a mi lado, poniéndome aún más nervioso,mientras Lidia arrancaba trozos de hierba.
¡Ya habla me estas poniendo de los nervios! -gritó Sara, sobresaltandonos a todos.
¿Que se traen ustedes? -dije ya enfadado levantándome.
Héctor suspiró y se levantó poniéndose frente a mí.
Le he pedido matrimonio a tu hermana. -dijo tenso.
Me quedé  pasmado.