intruso

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Desperté con el sol en la cara.
Me levanté a desgana.
Tenia que ir al pueblo a por comida.
Bajé y me dispuse a ensillar a Diablo.
Mís clases de hípica desde los tres años tendrían que servir de algo.
Después de varios intentos fallidos, conseguí que Diablo se dejara ensillar.
Nada mas subirme Diablo se volvió loco,intentando por todos los medios posibles tirarme al suelo,hasta que me tiró contra la paja del establo.
¿Que creías niña de papa,que te dejaría subir? -dijo Franco desde la ventana.
Orlando estaba en la puerta.
Si quiere puedo llevarla al pueblo en la camioneta. -dijo.
Gracias, pero no -dije levantándome y volviendo a subirme en Diablo, para volver a acabar en el suelo,asi pasó casi una hora.
Estaba magullada y dolorida,pero no iba a rendirme.
Haber, tú ¿que problema tienes? -dije agarrando las riendas, poniendo su enorme y peluda cara pegada a la mía-ahora somos un equipo... Te diré algo si tú no me llevas al pueblo no podré comprar comida para mí ni tampoco para tí... Así  que si no quieres pasar hambre mas te vale llevarme al pueblo... -todos se reían pies le estaba hablando a un caballo.
Todo el mundo sabe que ese caballo esta loco, ¿en serio crees que te dejara montar porque le digas es.... - su boca se abrió al verme salir por la puerta montada en Diablo.
Imposible... -dijo Orlando.
Muy bien amigo -dije besando su cuello.-ahora vamos al pueblo...
Salí  al galope con todos mirandome asombrados.
Mi llegada al pueblo fue apoteosica.
Todos reconocían a Diablo.
Eres famoso eh... -dije acariciando su crin.
Seguro que ese no es Diablo... debe de ser otro caballo... -dijo un hombre-yo mismo no duré ni cinco segundos sobre él...
Dejé a Diablo atado mientras compraba.
Al salir me encontré con todo un espectáculo.
Aquel hombre había soltado a Diablo y estaba intentando montarlo... Acabo de cara al suelo nada mas poner su culo en la silla...
Dios mio... ¡Si que es él! -dijo huyendo mientras Diablo se encabritaba lanzándose contra él.
Diablo... -dije para después silvarle y enseñarle una zanahoria.
Vino hacia mí y se la dí .
Acaricié su morro.
Esta bueno eh... -dije sonriendo-bueno vamos a casa...
Cargué todo lo que había comprado y me subí a Diablo, ante la mirada asombrada de todos los del pueblo,empezó a andar de vuelta a la hacienda mientras todos decían cosas como,«es como su madre»o«digna hija de la Vikina»,me sentía orgullosa de parecerme a mi madre.
Este sitio me estaba empezando a gustar...
Emprendí el galope hacia la hacienda llegando en apenas media hora.
Mi padrino estaba boquiabierto cuando me vió aparecer a lomos de Diablo.
Le saludé con la mano, y me metí  en la hacienda.Eran las doce del mediodía.
Tenia mucho que hacer...
Dejé a Diablo suelto y le dejé unas cuantas manzanas y zanahorias cerca de su bidón de agua. Y empecé con la limpieza de la casa.
Para cuando me quise dar cuenta eran cerca de las diez de la la noche. Mi estómago protestaba así que me preparé un poco de pollo y algunas patatas.
Aún me quedaba podar el jardín y limpiar el salón lo demás estaba ya mas o menos decente.
Entré al salón el que ahora sin las sábanas blancas era bastante bonito, me senté y cené iba a lavar los platos cuando escuché relinchar a Diablo.
Dejé todo tal cual y salí corriendo hacia él.
Al llegar al patio me choqué contra alguien haciendo que se me callera encima.
Su colonia era inconfundible...
¿Que haces aquí?-dije mientras intentaba levantarme.
Espera... Me e enganchado... -dijo Franco y en ese momento noté como cambiaba de posición pegando su pecho al mio.
Sentí un cosquilleo en el estomago. ¿Que me pasa?
Entonces me di cuenta de que era lo que estaba enganchado. ¡El collar de mi madre!
¡Quieto! -grité agarrándolo por la pechera.
¿Que pasa le gusta tenerme encima Sara?-se burló.
Yo no le hacía ni caso mientras desenredaba mi collar del suyo.
No sueñe Franco Reyes... -dije soltando el collar por fin y saliendo de debajo de él.
Vine a traerte esto de parte de de mi padre-dijo dándome una gran caja, que se movía ligeramente.
Al abrirla una cabeza peluda se asomó,asustandome.
Es un husky, aún es un cachorro ,pero servirá para proteger la casa cuando sea mas grande.Es solo un hembra así que no dará problemas, son muy mansas...
La perrita, o mas bien el perrote,pues me llegaba a las rodillas y solo era un cachorro saltó fuera de la caja y empezó  a olisquear a Franco, para después morderle y empezar a ladrarle.
Empezó a retroceder.
Pero que te pasa? -dijo mientras la perita le tiraba tierra con las patas traseras como si hubiera hecho sus necesidades.
Rompí a reír mientras ella se sentaba a mi lado rascándose la oreja con la pata trasera.
Tal para cual-dijo mirando a su alrededor. -vaya... Veo que estuviste haciendo pendientes...
Yo misma arreglé la manguera -dije con orgullo, pero en ese momento la manguera se soltó empapandonos de arriba a abajo.
¡Cierra el agua!-gritó intentando agarrar la manguera.
Cerré la llave del agua y la manguera cayó inofensivamente al suelo.
Estábamos empapados y con el pelo chorreando.
La perrita se sacudió a mi lado mojándome aún más.
Ya veo como arreglas tú las cosas... -dijo Franco hechandoae el pelo hacia atrás.
Entonces ví como su camisa se pegaba a su cuerpo,marcando sus abdominales...
¿Que estoy haciendo?
Miré hacia otro lado.
Voy a buscar una toalla-dije entrando en la casa.
Salí corriendo hacia el baño y me escurrí por el pasillo.
Callendo de culo y golpeándome la cabeza con un mueble.
Me levanté avergonzada y salí con la toalla.
Toma-dije dándole la toalla mientras yo me secaba con la otra.
Gracias... -dijo levantando la mirada.
Su mano se detuvo a medio camino y su cara cambió.
¿Que te a pasado? -dijo acercándose.
¿A mí?nada...¿por que? -dije confusa, no sabia porque pero me estaba empezando a marear.
¿¡Como que nada!?¡estas sangrando! -dijo poniéndome la toalla en el lateral de la cabeza.
¿¡Que!?-dije y entonces ví la sangre en la toalla, ¡era mucha!después oscuridad.
*Franco*
Estábamos empapados y para colmo la perra se sacudió salpicando.
No pude controlarme y ví como su camisa blanca de transparentaba y se le veía el sujetador...
¿Pero que hago mirando a esta mocosa?
Voy a por una toalla -dijo entrando en la casa.
Aproveché para mirar como había dejado la niña de papá  el jardín.
Para ser una gringa y no tener ni idea estaba haciendo un buen trabajo...
Toma -dijo apareciendo con las toallas.
Levanté la mirada y ví el lado derecho de su cara llena de sangre.
¿¡Que te a pasado!? -grité acercándome.
¿A mí?nada...¿por que? -dijo se estaba poniendo pálida.
¡Estas sangrando! -dije poniendo la toalla en su cabeza.
Entonces se puso aún más pálida y se desmayó.
¡Maldita sea mi suerte! -dije-¡Sara! ¡Sara! ¡Despierta!
Estaba perdiendo mucha sangre.
La cogí en brazos y  la llevé a mi casa.
¿¡Que ha pasado!? -dijo mi padre levantándose de un salto.
No se salió de la casa así... -dije tumbandola en el sillón.
¿Porque estaba tan nervioso?
Mi madre bajó y al verla así cogió el teléfono para llamar al doctor Peña.
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Esta bien... No la quedará mucha señal. La e dado cuatro puntos, a tenido mucha suerte un poco más a la derecha y se hubiera matado.
Al escuchar eso se me encogió el estómago.
Pensé en Sara muerta y el pecho se me cerró.
¿Que me estaba pasando?
Me asomé y la ví sentada en la cama mientras Héctor Sandoval, el enfermero,le tomaba la tensión.
Esta perfecta -dijo pasando la mano por su brazo y ella le sonrió.
Sentí como si me hubieran llenado el estómago de piedras.
Es usted muy fuerte señorita  Elizondo. -dijo .
Sara... Solo Sara-no me gustan tantas formalidades entre gente joven como nosotros doctor.
Héctor,Héctor Sandoval -dijo -pero soy enfermero por ahora.
Bueno como sea, me gustaría irme a casa, tengo cosas que hacer... -dijo levantándose.
Permítame ayudarla Sara. -dijo ofreciéndole su brazo y ella se agarró a él.

Mi malvado vaquero. Where stories live. Discover now