Detalles

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"Unos fuman, otros beben, otros se drogan y otros se enamoran. Cada uno se mata a su manera."


Ciertas situaciones me hacían querer desaparecer de la faz de la Tierra, por pura vergüenza.

Esta era una de esas.

Mi barriga ya marcaba la ropa, lo que era perfectamente normal para un embarazo que estaba completando los cinco meses. De hecho, me había dado cuenta de que tendría una de esas gestaciones compactas, precisamente por no ser un ejemplo de altura. Mi vientre era bien redondito y firme, pero era más pequeño que el de un embarazo normal, cosa que creía que era una ventaja considerando el hecho de que aquello quería decir que no me quedarían un montón de estrías después de dar a luz. Mi obstetra también se aseguraba de recordarme la anemia que tuve en los primeros meses, que habían causado un déficit en el crecimiento del niño.

Solo esperaba que eso no fuera una señal clara de que nuestro hijo no tendría oportunidad alguna de sacar la altura de su padre, si nacía niño.

Pero volviendo a lo que importaba, el hecho de que mi barriga estuviera inevitablemente marcando mi ropa era un motivo más que importante para comenzar a usar el uniforme de invierno en uno de los otoños más calientes que Seúl había presenciado, solo para tener la oportunidad de ocultar la verdad por más tiempo.

No sentía vergüenza de mi hijo, ni de su padre, pero la vida de un estudiante ya es lo suficientemente complicada sin que las personas supieran que 1) fuiste lo suficientemente idiota para tener sexo sin utilizar métodos anticonceptivos, 2) que preferías mantener el embarazo que abortar y 3) que eras homosexual; así que no podía decir que sentía mucha ansiedad porque todos supieran sobre la vida que cargaba.

El problema era que a Johnny le importaba mucha más mi salud física que el posible suicidio social que pudiese cometer al finalmente exponer mi embarazo y él dejo eso muy claro cuando me vio entrar a casa con el blazer de invierno mientras el pasaba calor vestido con una remera sin mangas y pantalones cortos.

Por supuesto, discutimos, aún con mis ganas de comenzar a hacer las cosas de la manera correcta y evitar pelear todo el tiempo, pero Seo era muy desconsiderado cuando quería.

-De todos modos iba a hablar con tu directora, chico. Puedes enojarte conmigo y continuar con ese mimimi, pero vas a terminar pasándola mal y desmayándote en el medio de la calle a causa de ese bendito uniforme de invierno. La decisión de contarle a tus amigos esto es tuya, pero al menos con la directora pretendo hablarlo, ¿u olvidabas que si no adelantan tus exámenes finales puedes perder el año? Tu parto está programado para finales del año lectivo.- Johnny tenía aquella manía de discutir sin siquiera alterar su tono de voz, mirándote como si esperara que fueses un poco más inteligente de lo que eras... Era ridículo.

Pero por fin él había programado aquella bendita reunión en la cual me encontraba en aquel momento, mirando compulsivamente mis mano mientras la directora no dejaba de mirar a Johnny como si fuese una amenaza nuclear y la coordinadora ni siquiera podía esconder el espanto delante de nuestra situación, con una mano cubriendo su entreabierta boca.

Y yo me limitaba a querer volverme un avestruz, solo para poder meter mi cabeza en un hoyo y nunca más tener que enfrentar la realidad

-(...) pretendía venir antes para hablar sobre el adelanto de los exámenes y explicar la situación actual de Doyoung, pero termine postergándolo por necesidades más urgentes.- Johnny explicaba con una calma impasible, sentado frente a la mesa de caoba de la mujer que regía la escuela.

-Los padres del Sr. Kim nunca demostraron conocimiento de este hecho, por eso estoy un poco asustada con la situación, Sr. Seo. ¿Debo entender entonces que están en común acuerdo y que usted es el padre del niño?- La directora lo miraba por detrás de los lentes de armadura discreta femenina, que le caían bien para alguien que estaba bordeando los cincuenta años.

Antagonismo (adp) JohndoWhere stories live. Discover now