11. Canción de lobos

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Ekaterina acorralada, pero accediendo a su supervivencia, confesó lo ocurrido cuando los Betas de la manada se pusieron hostiles al darse cuenta de quién era ese lobo: su antiguo líder exiliado.

Al escuchar la historia, se consideró la ejecución de la Alfa, pero Matya no dudó en proteger a su madre.

—Pero antes de que juzguen, deben saber cosas de mi padre —Se atrevió a intervenir en defensa de su madre, y revelando la verdadera naturaleza de Bastian.

Con la verdad revelada, todos los lobos presentes bajaron la cabeza con gran vergüenza y miedo de haber acusado a su líder de tan bajos actos. Ese era un claro acto de reconocimiento, de que parte de lo que perdió se le regresaba.

Miró lo imponente que se veía Kotine entre los lobos, lo natural y completo que el joven lució rodeado de su manada.

Fausto observando esto también, sonrió comprendiendo sus pensamientos y posible decisión.

Pero esa ya no era su manada, ni tampoco era ya su tiempo.

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El Alfa camino con su pelaje blanco reluciendo en la nieve, y aulló en el viento gélido dando la señal para iniciar la cacería.

Kotine se preparó para guiar a los cazadores de su manada para iniciar la caza rutinaria, entre los que se mostraban más entusiastas los Omegas jóvenes que estaban aprendiendo a unirse a las actividades.

Se sintió orgulloso cuando comenzaron a correr detrás de él, siguiendo sus indicaciones al pie de la letra, y dividiéndose en grupos para comenzar a rastrear presas.

Cuanto deseaba, sintiéndose melancólico a pesar de los años, que su madre y aquel hombre que cambió sus vidas estuvieran allí, viendo todos los cambios que hizo en la jerarquía, donde cada lobo era importante. Cuánto le gustaría le observarán respetado por las manadas portando el nombre de lobo ártico.

Pero su madre y Augustus decidieron que su tiempo en las montañas se había acabado; así que después de que Ekaterina y Matya fueran exiliados—el hijo de la loba se negó a dejarla sola—, Fausto y el anterior líder desaparecieron de la manada, únicamente despidiéndose de Kotine, para ir rumbo a las lejanas tierras humanas.

También extrañaba con ansia a Matya, por ese amor que ambos descubrieron después de estar dispuestos a matarse.

La despedida de su madre fue breve: «Quiero conocer el mundo». Fue el deseo de su madre, y ambos lo vieron con el cariño de la familia, seguros de la nueva era que Konstantine, el lobo Alfa de la manada, traería.

A veces esperaba en el Alba ver a alguien de sus seres amados regresar, pero su deseo a veces lo sentía infantil, porque era conscientes de que todos eligieron su destino acorde a sus deseos.

Solía correr en los campos nevados solo, recordando su viaje cuando era joven, y aullando en la noche de cielos despejados y luna; si bien no responderían quienes esperaba, en las tierras nevadas su canción de lobo sería respondida por otros lobos que ahora eran su familia.

Aullaba recordando las canciones de esos viajes de los, alguna vez, lobos solitarios.

Canción para lobos solitarios [Omegaverse]Where stories live. Discover now