Orgullo y tradición - Epílogo III

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Epílogo III


Sus negros ojos contemplaban con ilusión el brillo plateado de la prenda en su muñeca. Un hondo suspiro salió de su boca mientras acariciaba su plano vientre.

-Espero que ese suspiro haya sido por mí- se escuchó una voz masculina y unos pasos entre el espeso follaje del lugar favorito de Pan en la montaña Paoz.

La joven giró la cabeza hacia donde había escuchado la voz que tanto conocía.

-Presumido- saltó hacia él con una enorme sonrisa.

Trunks la recibió con un fuerte apretón y el deseado beso no se hizo esperar, experimentaron una pequeña corriente eléctrica al juntar sus labios, junto con una lluvia de sensaciones placenteras que los invadió de lleno.

-No sabía que vendrías hoy- musitó entre dulces besos.

-No podía estar otro día más sin verte- respondió sobre sus labios.

-Te extrañé- se aferró al saiyajin en un fuerte abrazo.

El hombre fingió quejarse de dolor por el apretón que recibió. -Eres muy fuerte mujer.

-Eso es debido a que tengo un muy buen maestro, que me ayuda a desarrollar mis extraordinarios talentos- se mofó.

-¿No será que tu fuerza se ha incrementado gracias a que mi hijo te pasa una parte de su gran poder?- inquirió alardeando.

-Tsk... ya te habías tardado en aparecer, cretino Trunks.

-¿No me extrañabas acaso? ¿O es que prefieres al señor aburrido?

-Ambos son encantadores- susurró al oído de Briefs parándose de puntitas. -Veo que te has recuperado por completo, ¿mi abuelo consiguió las semillas del ermitaño?

-Sí, fue una tortura tener ese yeso por dos semanas.

-Por eso creí que no vendrías, hace dos días que te regañé por venir en ese estado.

-Pero ya estoy como nuevo y listo para cualquier batalla.

-Mi padre no debió...

-Si debió Pan, lo entiendo... y eso que ignora los detalles de cuando eras menor de edad. De ser mi hija yo hubiera actuado de igual manera.

-¿Te arrepientes entonces?- acarició el tórax del hombre con un dedo, por encima de la playera casual que vestía Briefs.

Él acunó el rostro de la joven entre sus manos y la miró a los ojos frunciendo levemente. -Mi conciencia me dice que debería, pero no puedo. Y de regresar el tiempo lo volvería a hacer de nuevo mil veces-. Soltó el rostro de la joven y se arrodillo para acariciarle el vientre, levantó un poco la camisola que ella vestía y depositó un tierno beso en la tersa piel.

-Puedo sentir el pequeño ki desde ahorita. Estoy seguro de que poseerá un gran poder- afirmó trazando caricias con su pulgar en donde sentía la energía de su hijo.

Conmovida por la acción de su guerrero, sonrió acariciando esos cabellos lilas que tanto le gustaban. Así permanecieron en silencio un par de minutos, él ensimismado en la sublime sensación que le producía sentir esa pequeña vida creciendo dentro de su mujer y ella disfrutando de ser testigo de ese momento mágico entre Trunks y su primogénito.

El híbrido llevó una mano a uno de los bolsillos de su pantalón y sacó algo que mostró a Pan, así como se encontraba, de rodillas frente a ella.

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