Capítulo 5

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Al momento en que despierto un insoportable dolor aparece en mi sien. Parpadeo y miro a mi alrededor. Me doy cuenta que no me encuentro en la casa. Estoy recostada en una cama desconocida. Me percato que estoy en una habitación que no me es familiar.

Confundida, logro sentarme a pesar del inmenso dolor en a un lado de mi ojo derecho. Intento recordar lo último que pasó y los únicos fragmentos que se cruzan por mi mente es cuando caí al suelo segundos después de estar inconsciente.

¿Dónde está Mike?

Me levanto de la cama y examino mi entorno. Llego al tocador y me miro al espejo. Una gasa blanca de encuentra en la zona palpitante de mi sien. Lentamente trato de retirarla pero me abstengo al sentir el dolor. Me giro inmediatamente cuando escucho el chirrido de la puerta. Esta se abre despacio hasta que en mi visión aparece Ryan vestido con unos vaqueros desgastados y una camisa negra que se amolda a su musculatura.

La última vez que lo vi fue al comienzo de la universidad. Desde entonces solo nos hemos comunicado por medio de llamadas y mensajes. No lo hacíamos con frecuencia ya que siempre estábamos ocupados con los estudios. 

Sigue estando igual que hace dos años, con la diferencia que está un poco más tonificado. Su cabello negro sigue estando alborotado y sus ojos marrones están exactamente con la misma intensidad de antes.

―¿Cómo te sientes? ―cuestiona con preocupación.

―¿Y Mike? ―pregunto haciendo una mueca.

No creo que él este de acuerdo en que me encuentre en el apartamento de Ryan.

Frunce el ceño y cierra la puerta, adentrándose en la habitación.

―Lo dejé noqueado en el suelo ―dice con orgullo.

¿Mike inconsciente? 

Necesito regresar a la casa inmediatamente y asegurarme que se encuentre bien ―comento molesta―. No debiste golpearlo.

Ryan me mira perplejo y luego frunce el ceño.

―Te dejó inconsciente, Connie, tenía que golpearlo.

―Fue por mi culpa, si no hubiera tocado el tema del psicólogo nada de esto hubiera pasado ―susurro, sentándome en la cama.

―Eso no le da derecho de agredirte.

―¿Cómo supiste dónde vivo? ―cuestiono, intentando cambiar el tema.

Deja salir un suspiro y se recarga en la pared.

―Sabía que estabas ocultando algo, llamé al número que me marcaste en la mañana. Una chica llamada Tania me dijo por todo lo que has pasado estos dos años... ―Hace una pausa y luego me mira―. ¿Por qué no me lo contaste Connie? ¿Por qué no me dijiste que tu novio te maltrata? Soy tu mejor amigo.

Ese siempre ha sido mi problema, siempre intento ver el lado positivo de la relación dejándome convencer a mí misma que Mike actúa de la forma en que lo hace sólo por protegerme. Su manera de manejar el noviazgo se ha salido de control. Pero mi mente se bloquea y se limita a ver el lado agradable de la situación.

―Lo amo ―doy la razón más importante que me mantiene con esperanzas.

Ryan niega con la cabeza y se sienta a mi lado.

―Debes denunciarlo, ese tipo está loco. No existe justificación para que te golpee.

―Lo hace porque yo lo provoco y...

―¡Connie! Aún así no tiene ningún derecho a ponerte una mano encima, ¿entiendes? ―me estremezco por la intensidad frustrada de su voz.

Se percata de ello y se tranquiliza inmediatamente dejando salir un suspiro.

Bipolar ✅ [Disponible en Audiolibro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora