Prólogo

213K 13.4K 2.9K
                                    

CONNIE

La ira produce en él efectos desastrosos. En vez de controlarse, se exaspera, se enfurece. Golpea los objetos con los puños y destroza todo lo que tiene a su paso. Yo escapo hacia cualquier refugio, pero él me busca y, al encontrarme, me toma bruscamente de los hombros llevándome hasta la pared y, con las fuerzas de que es capaz, comienza a besarme despiadadamente hasta que mis labios se hinchan por la intensidad, y luego me hace suya.

―¡Eres una estúpida! ―me grita media hora después―. ¡No sirves para nada!

Y yo callo sin moverme, como siempre, soportando el dolor de mis muñecas causado por sus fuertes manos en ellas. No protesto. Ni una lágrima impertinente, ni una sola actitud de rebeldía. Cada vez que miro su perfecto rostro, sus ojos grises, sus labios contorneados junto con su cuerpo escultural, me digo: 

"Ámalo, ámalo aunque duela".

Y lo amo. ¡Cómo no he de amarlo! Lo amo como a mi propia vida. 

Más tarde regresa a la habitación y él, acogiéndome entre sus brazos, comienza a disculparse.

―Lo siento Connie, sabes que te amo mucho ―me dice con voz ronca.

Luego moja en agua un pañuelo y me va limpiando, una a una, las pequeñas heridas y marcas que dejó. Al terminar me recuesta delicadamente sobre la cama despidiéndose con un beso dulce en los labios. Se recuesta a mi lado colocando mi cabeza sobre su torso y me acaricia el cabello.

Cierros los ojos con una sonrisa. Momentos como este los disfruto al máximo.

MIKE

Perdóname. Perdóname por no poder hacer otra cosa que verte quejarte por el dolor que yo causé. Pero te amo tanto, te amo con un amor como no hay otro sobre la tierra. Si supieras las lágrimas que he derramado al verte sufrir por mi culpa. Si supieras que en noches de insomnio me dedico a mirarte tranquilamente mientras duermes, dándome cuenta que eres la única persona que me importa. 

Que solo tengo ojos para ti.

Sé que mi personalidad cambia radicalmente de un momento a otro, pero actúo de esa manera por miedo a perderte, ese horror de no volver a sentir tu cuerpo me enfurece. Imaginarme una vida sin ti no tiene sentido. La ira me gana al pensarte en brazos de otro hombre. Que otro saboree de tu compañía, de tus besos, de tu cuerpo me enferma. 

Eres mía, sólo mía. Y me encargaré de hacértelo saber todos los días. 

Porque me perteneces hasta el último día de tu existencia.



{Prólogo adaptado de un libro de Literatura}

Bipolar ✅ [Disponible en Audiolibro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora