• Capítulo 3 •

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— Entonces... ¿de verdad se conocen?— cuestionó Mingyu por milésima vez.

— Es la última vez que responderé eso. — sentenció el albino. — Sí, según ella desde la primaria...

— En verdad parecen cercanos. — dijo Jeonghan señalando la mesa cerca del escenario.

Luego de la presentación de Yu, ambos se sentaron en la misma mesa que antes estaba usando Jihoon. Tenían un tema pendiente por hablar y le pidieron a los chicos si podían darles algo de espacio, no lograron que se fueran del lugar pero al menos estaban lo suficientemente lejos como para no interrumpir.

— Me debes una explicación y un batido para que te perdone. — habló el de cabellos grises.

— ¿No tienes suficiente con uno? — cuestionó su amiga con una sonrisa.

— Ese es el precio de mi perdón.

— Bien... — hizo una pausa antes de levantarse e ir por el dichoso batido. — ¿Frutilla?

— Y mucha crema batida, por favor.

Caminó por entre las mesas hasta la barra, pidió el encargo y le dijo a la barista que pusiera toda la crema que cupiera encima.

Desde la barra se podía ver todo en la cafetería, las mesas ocupadas por los chicos, el escenario y una mesa bastante alejada, en donde un tierno chico jugaba con las servilletas del recipiente frente a él. No se veía muy diferente a la última vez que se vieron cuando eran niños. Su cabello estaba notoriamente más largo y claro, seguía vistiéndose con ropa deportiva enorme y sus mejillas no se habían encogido ni un milímetro. Hablaba de la misma manera, sonreía y decía cosas estúpidas solo para hacerla reír.

Soonyoung siempre fue atento con ella, sentía la responsabilidad de cuidarla siempre, aunque tuvieran la misma edad. La acompañaba a cada presentación que podía y ella lo iba a ver sus clases de taekwondo, nadie era capaz de separarlos por mucho tiempo, ni siquiera sus padres podían evitar que se vieran a escondidas para jugar o platicar.

— Está listo, señorita. — avisó la barista.

— Muchas gracias. — tomó la enorme copa desbordada de crema y caminó el trayecto devuelta.

Su amigo tenía tres barcos pequeños hechos de servilletas sobre la mesa, no pudo evitar dejar escapar una risita al ver su cara de concentración intentando hacer el cuarto. Tenía el ceño fruncido y los ojos entre cerrados, su nariz estaba ligeramente arrugada y su boca dejaba a la vista la punta de su lengua presionando contra su labio superior. Era demasiado adorable.

— Pareces un bebé. — habló mientras dejaba la bebida frente a él.

Miró impresionado la cantidad de crema que tenía la copa y le regaló una linda sonrisa antes de comenzar a beber.

— Tú eres la bebé. — respondió antes de sorber toda la crema que estaba por caer. — Mi bebé...

— Que haya nacido dos meses después no me hace una bebé.

— ¡Siempre he tenido que cuidarte! — protestó. Yu pudo notar como la crema se había esparcido por toda la cara de su amigo, creando una graciosa imagen de un bigote blanco sobre sus labios. Sin dejar de sonreír, acercó una de las servilletas a la cara del chico y limpió cuidadosamente el sector bajo su nariz.

— Yo también te he cuidado... — respondió bajando la mirada.

— Antes de que te fueras...

— Teníamos que volver a New York. — explicó. — La enfermedad de mamá estaba empeorando y necesitaba estar en un hospital donde ya conocieran su historial...

• GETTING CLOSER • | Kwon Soonyoung | Where stories live. Discover now