Pero ella sabía que su esposo jamás dejaría que eso pasara; debía confiar en él.

Dos días después Marcel le mando el número actual de Antonella, al parecer se encontraba en Grecia.

El rápidamente se comunicó con ella.

—Paulo, que gusto hablar contigo— contesto Antonella de forma sarcástica.

—Deja los rodeos Antonella, quiero que me expliques el motivo del porque les mandaste esas fotos a los abuelos de mi hija— dijo Paulo tratando de mantener su temperamento a raya.

—¡Oh! Las fotos de la hija recogida de la chiquilla tonta con la que te casaste; ¿cierto? — dijo Antonella para enojar a Paulo.

— ¡Vuelves a insultar a mi esposa y a mi hija y te juro que me encargare de destruir tu carrera por completo!— le siseo cabreado Paulo — ¡RESPONDE!

Antonella jamás se ha dejado intimidar por nadie, pero sabe el poder que posee Paulo.

—Se las mande una semana después que me echaras de tu casa— empezó a decir— fue de cierta forma, un tipo de desquite durante mi lapsus de despecho. Pero tranquilo, ya lo supere y ahora estoy trabajando lejos, así que no tendrás que preocuparte por mí. Además, esos viejos no parecían nada interesados en la mocosa...

—Cuidado con cómo te refieres a mi hija.

Antonella solo rodó los ojos.

—Como diga, señor, eso es todo lo que ocurrió.

Paulo no espero a despedirse y le colgó inmediatamente; no tenía tiempo para ella.

Sus abogados aprovecharon toda la información y solo esperaron a que los Gatti presentaran la petición, la cual llego dos semanas después.

Oriana estaba furiosa.

¿Cómo se atrevían a reclamar a su nieta cuando la negaron a ella y a su madre hace meses?

Era el acto más grande de hipocresía que había visto.

El día del juicio, todos llegaron a la corte a mostrar apoyo a Oriana y Paulo.

Los señores Gatti llegaron y Oriana estuvo a punto de tirárseles encima. Se acercó a ellos y los enfrento antes de entrar al juzgado.

—Después de negar a Camila; ¿Ahora quieren a su nieta?, son unos hipócritas, ni siquiera se dignaron en ir a su entierro— todos estaban pendientes de Oriana.

—No estamos acá para pelear contigo muchacha— le dijo el señor Gatti.

—Ustedes son increíbles—dijo con incredulidad en su voz, hace mucho tiempo Oriana los había considerado personas increíbles— ¿saben las veces que Camila lloró por el trató que le dieron?, ¡ella lloró casi todas las noches por su culpa!— les grito— ¿Saben lo que fue verla morir con el pesar de no conocer a su hija y saber que la dejaba sola porque sus padres son unos ineptos?, ¡No!, claro que no lo saben, porque no les importo.

—Cariño, tienes que calmarte le dijo— Paulo tomándola por atrás.

Los Gatti sólo observaron con pesar a Oriana y se encaminaron a sus asientos.

Oriana giro en los brazos de Paulo y lo abrazo, sabía de antemano que tenían el caso ganado, pero odiaba a los padres de Camila por todo eso.

El juicio transcurrió de forma tranquila, se hicieron las entrevistas pertinentes y al llegar el turno de Oriana, ella se sentó con toda la dignidad posible.

—Dígame señora Dybala, ¿Por qué motivo la señorita Camila Gatti la dejo como tutora legal de la nieta de mis clientes?

—Sus clientes—empezó a decir con los dientes apretados— le aclararon a Camila que debido a su embarazo. Ella había arruinado su vida y que desde ese momento, ellos dejaron de tener una hija. Camila y yo salimos adelante sin la ayuda de sus padres.

Casada con mi jefe | Dybatini - TERMINADAWhere stories live. Discover now