35. Intuición femenina

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Ella era un chica dulce, tímida y solitaria. Su mirada era melancólica y se notaba que estaba abatida. Al tener compañía, su rostro brilló con una delicada sonrisa. Esme había olvidado lo bien que se sentía ser una dama ociosa y bordar, o tejer un suéter abrigado para Carlisle. Después de acompañarla durante unas mañanas, descubrió por qué Carlisle la convirtió en vampira y por qué estaba tan triste. Renesmee amaba a Alec, pero se sentía mal por rechazarlo y por ver como él volvía a trabajar para escapar de ella. El problema era su enemistad con Jane y por más que intentó convencerla de ignorar loa consejos de su madre, la pequeña cobriza parecía inmóvil en su postura.

La hora de la lectura parecía sagrada para Jane, por lo que debía hablarle en la tarde, antes de que llegara su hermano. Ella era difícil de tratar. Al principio Esme se quedaba cerca de ella bordando y con la excusa de que su música era lo que la atraía. Jane la ignoró hasta que empezó a elogiarla y finalmente le dio breves conversaciones. Esme no podía abordar el tema directamente, debía lograr que la rubia se sintiera cómoda con su presencia.

Sin darse cuenta, ella había dividido su día en tres partes iguales. Las mañanas eran de Renesmee, las tardes de Jane y las noches de Carlisle. Ella deseaba pasar tiempo con Alec, pero el joven castaño siempre estaba con Jane y eran raras las ocasiones en que Carlisle hacía guardia en la noche, incluso había veces en que los gemelos desaparecían todo el fin de semana.

No creyó que fuera tan difícil, pero al cabo de unos meses, Jane comenzó a confiar en ella. Sus suposiciones eran ciertas, debajo de su máscara de frialdad y apatía, se escondía una chica dulce y tierna. Jane no era mala, solo necesitaba el cariño de una madre para calmar su espíritu atormentado. Con mucho cuidado y estrategia, lograba que Renesmee y ella convivieran una hora al día. Ella trataba de que tuvieran una conversación amena, pero Jane sacaba a relucir su lado más hiriente. Una tarde, cuando la paciencia de Esme se agotó, las enfrentó directamente.

–¡Basta! ¿No se dan cuenta de que ambas quieren lo mejor para Alec? Jane, ¿no te gustaría que tu hermano sea feliz?

—Es mi hermano, por supuesto que quiero lo mejor para él.

–Entonces, ¿cuál es el problema? Renesmee esta sacrificando su amor porque tú no apruebas su relación.

La rubia miró furiosamente a Renesmee antes de volver a centrarse en la neófita. Pareció analizar la pregunta durante un minuto, antes de responder.

—¡Porque no quiero quedarme sola! –explotó y se puso de pie. Si fuera humana, Jane probablemente tendría los ojos rojos y sus mejillas estarían cubiertas de lágrimas–. ¡Odio esta vida! Para ustedes es fácil porque es lo único que conocen, pero yo lo odio. Yo era feliz en Volterra, me sentía útil, podía usar mi don, podía ser yo. Aquí solo soy un adorno que no puede hacer nada por culpa del machismo, debo sufrir de constantes jaquecas y torturar a mi hermano lejos de aquí para sentirme mejor y no preocupar a Carlisle. Sé que Alec es feliz aquí y que es mi turno de hacer lo que a él le guste, pero tenía una mínima esperanza de que él se cansara y quisiera volver a Volterra. Ahora que tiene a Renesmee, es obvio que nunca querrá irse. Alec es incapaz de abandonar a los que ama, a pesar de que casi me deja sola en Volterra cuando me negué a acompañarlo.

–Jane –susurré completamente sorprendida de sus palabras.

–No sabía que estaba molestandote –Renesmee la miró pero Jane se dejo caer teatralmente en un sofá.

–Cásate con él –anunció derrotada–, hazlo feliz. Al menos uno de losdos merece ser feliz.

–¿Segura? –preguntamos con Renesmee al mismo tiempo. Jane gruñó y se puso de pie a gran velocidad.

–¡Cásate con Alec y déjame en paz!

Esme la siguió y trató de hablar con ella, pero Jane no la dejo. Luego de unos días, volvió a abordarla y consiguió calmarla. Ella admitió que tenía miedo de que Alec dejara de quererla, dado que los hombres enamorados solo se centraban en su amada, olvidándose del resto. Ambos eran hermanos y se tenían el uno al otro.

Después de muchas vueltas, ella le confesó que el rencor que sentía hacia Renesmee era pura y exclusivamente por celos y por miedo a perder a su hermano. Con esfuerzo, logró calmarla y convencerla de que Alec seguiría queriendola. Finalmente, Jane habló con Renesmee. Ella no pretendía hacerlo, pero las escuchó hablando tranquilamente, finalizando el encuentro con un diálogo cordial y amistoso. Un par de días después, Renesmee y Alec anunciaban su boda.

–¿Qué hiciste? –preguntó Carlisle cuando daban un paseo por el bosque.

–Nada –respondió Esme con inocencia.

–Esme... –ella rió y le regaló una sonrisa.

–Llámalo intuición femenima, aunque una mujer jamás revela sus secretos.

El asintió complacido y ella sonrió feliz al ver que había sido capaz de arreglar un problema que causaba bastante tensión. Un médico necesitaba llegar a un hogar tranquilo, ordenado y limpio. Ahora, gracias a Esme, Carlisle tendría eso al regresar.

Segunda oportunidadWhere stories live. Discover now