Capítulo 3: Las Caras del Dolor

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Mientras Isael hablaba con Amanda, sobre el posible plan para salvar a Elisabeta; nuestro querido Demonio caminaba por el hospital más aburrido de lo normal ya que no tenía a alguien a quien molestar. El gato caminó por todo el hospital, por cada entrada y salida, por cada pasillo y esquina, y por cada cuarto viendo el sufrimiento y la felicidad fingida de todo doctor, enfermera y paciente por ojos de felino. Hasta que encontró algo que lo interesó en un cuarto bien peculiar.

El cuarto con las paredes blancas, la mesa de madera con las revistas de cómo ser buenos padres, con las sillas bien acojinadas con las almas perdidas que serán asesinos por bien o mal al final del día, y la puerta de madera con el cartel de los males del embarazo. Este cuarto bien peculiar era la sala de espera de los abortos. Cada quien esta aquí por su propia voluntad o por la voluntad de alguien con más poder. Ya que esto, lo que nuestro demonio está viendo, es la triste realidad del mundo en que vivimos.

El gato brincó a la mesa de madera con la gracia de un ángel, para ser testigo de todos los casos frente a él. Habían tres casos en el cual ser testigos, cada uno más interesante y peculiar para nuestro demonio. De izquierda a derecha, la primera peculiaridad fue una joven prostituta que ha pasado por el proceso del aborto anteriormente. La segunda peculiaridad, le parecía conocida al gato, era una joven de catorce años que salió en las noticias por ser víctima de violación por su propio primo; la joven estaba acompañada por su madre, la cual estaba llenando el formulario de permiso para abortar la criatura odiada que tenía su hija adentro.

El tercer caso peculiar es de dos hermanas. Este caso es interesante para nuestro gato ya que eran las únicas personas que estaban discutiendo sobre el tema que está en la mente de todos, el aborto de un ser vivo.

"No hagas esto Esther." dijo una joven pelinegra en inglés, las hermanas eran unas norteamericanas de Nueva York que vinieron a la Isla para coger unas vacaciones con la familia. Pero Esther, la hermana menor y oveja negra de la familia, se embarazo en unas de sus fiestas la semana anterior del viaje familiar y pues esto es lo que sucedió. "Dios es la única persona que puede dar y quitar la vida."

"Querida Emily, no metas a tu Dios en las cosas que no le debe importar." dijo Esther, una joven guapa con pelo rubio, mientras hacia los papeles necesarios para abortar el feto lo más rápido posible.

"Esther por favor, que el bebé es de tu sangre; no lo abortes. Padre y madre no te odiaran por causa del embarazo, estarían llenos de alegría, ya que se convertirán en abuelos. Por favor, no hagas esto." La joven declaró.

"Verdaderamente, tienes un poco de humor dentro de ese serio exterior." dijo entre carcajadas "yo no quiero abortarlo por miedo que nuestros padres me odien por estar embarazada; lo quiero hacer porque no quiero tener una criatura asquerosa y horrenda creciendo adentro de mí que dañe mi hermosa figura." la joven mintio.

"Tú vas a abortarlo por esa estupidez." dijo la joven enfurecida.

"La belleza no es una estupidez Emily, ya tú debes saber eso por experiencia." dijo Esther recordándose de todos los pretendientes que le a robado a su hermana.

"Si tiene que llegar a esto, lo haré." dijo la joven pelinegra hablándose a ella misma "Quiero adoptar tu bebé cuando nazca."

"¿Qué dijiste?" dijo la hermana sorprendida al soltar el formulario, dejándolo caer al piso.

"Me escuchaste, deseo adoptar a mi sobrino o sobrina con todos los derechos y tú no tienes que pagar ni un centavo." dijo la joven con determinación.

"Está bien, vamos a la mansión de verano para hacer los trámites del trato." ella le cogió la mano a su hermana y la haló fuera de la sala de abortos.

Las Melodias del Pasado: Las voces del amanecerWhere stories live. Discover now