Sᴏᴄɪᴀʟ ᴍᴇᴅɪᴀ ~ Wᴀʟʟs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)

Life

— *Elisa, un tipo está afuera de aquí viendo fijamente* —se acerca preocupado Nathan. Me pongo de pie.
— *¿Aún con esta tormenta?* —apunto al techo. Nathan asiente y se va.

Toda la fiesta he estado aburrida y depresiva con nada que me entretenga. Y resolver el misterio del vecino metiche al menos me hará levantarme del sillón que ya estaba encarnandose a mí.

Camino hasta la entrada sin ver por la ventana.
Abro la puerta y lo veo frente a mí.
Mojado y con la mirada en el suelo.

— ¿Qué haces aquí? —grito desde la entrada, abrazando mi torso con frío.
Levanta el rostro, me mira, y vuelve a mirar al suelo... Cómo si quisiera hablar y no pudiera.
Me acerco, la lluvia cae por mi cabello y pronto estoy tan mojada como él.
— Perdóname, Elisa —su voz está cortada. Y ni siquiera me mira.
— Ginés... —me abraza, suspiro.
— No me rechaces, al menos déjame explicarte... —acaricia mi espalda.
— Me has hecho mucho daño... —junto nuestros rostros— pero mi corazón sigue recordándome cuando te quiero...

Sus labios se juntan con los míos, extrañaba besarlo... Me gustaba esa sensación.

— Entremos... Podemos hablar allí —acaricio su rostro.

Asiente, lo tomo de la mano y entramos a casa.
Los demás me miran preocupados, pero no preguntan nada.

Ginés me sigue hasta mi cuarto.

— Te traeré ropa seca de Nathan... —le digo y salgo de la habitación.

Tenerlo aquí... Es malo, lo sé. Y debo dejarle claro que no será tan fácil. Pero, haberlo visto... Me hace pensar que no quiero tenerlo lejos y que este no es el fin de nuestra historia.

— aquí tienes —le entrego, me sonríe.

Abro mi closet y me visto también ya que me he mojado bastante.

No me apena que me vea en ropa interior... Yo me había visto antes.

— Antes de que mal interpretemos lo sucedido... —me giro a verlo— No pienso regresar... —cierro mis ojos, aguantando las lágrimas— Debo aclarar mis ideas primero...
— Entiendo —se pone de pie y se acerca a mi— ella nunca importo para mi... Pero tenerla tan cerca en Murcia, tenerla como mi roomie... No supe decirle que no. —me abraza— lamento haber sido tan idiota
— Lamento que lo hayas Sido... En verdad lo hago, porque te quería demasiado...y ahora me duele hacerlo—recargo mi cabeza en el hueco de su nuca, aspirando su olor.

No puedo evitar amarlo, por más doloroso que sea :(