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Como toda conspiración, esta requería aliados para ser llevada a cabo. Por eso, Astrid se dispuso a hacer una exhaustiva investigación antes de- A quién engañaba. Solamente habló con Valka (quien aceptó ayudar a evitar su boda tan rápido que se hubiese sentido ofendida de no ser porque había sido su idea en primer lugar.) y acorraló a Toothless apenas lo atrapó sólo luego de lo que sea que hiciesen los alfa.

— ¿Qué sientes por Hiccup?— Ya estaba segura acerca de los sentimientos del castaño hacia su dragón, pero, si bien Toothless era muy expresivo con Hiccup, con ella era diferente. Sí, podría decirse que estaban en buenos términos desde hace años, pero nunca llegaron a tener esa cercanía tan... única. Además, no quería ser la única beneficiada de la ruptura de su matrimonio. Hiccup era alguien importante para ella y lo amaba, a pesar de que no fuese de forma romántica.

Y más vale prevenir que lamentar, también.

Toothless la miró entre lo que parecía ser sorpresa y confusión, para luego entrecerrar los ojos con cautela, claramente desconfiado por la pregunta. No podía culparlo.

—Sé lo que estarás pensando, pero te juro que no es lo que crees. — Suspiró, apretando los puños para no jalarse el cabello con frustración. ¿Por qué era tan difícil hablar con un dragón?— Ok, no sé cómo decirlo de forma suave, pero... descubrí que no amo Hiccup y... que él tampoco me ama.

Toothless volvió a abrir sus ojos en una mueca de sorpresa similar a la de un gatito y ladeó la cabeza de un modo tan adorable, que incluso la rubia olvidó por un momento el hecho de que ese mismo dragón frente a ella era el alfa de todos los dragones de la isla.

— Y... también descubrí otra cosa. Créeme cuando digo que me costó asimilarlo— carraspeó, frotándose el cuello nerviosamente. — Pero, antes necesito saber qué sientes, porque sé que eres más inteligente que muchos dragones, así que comprendes lo que significa estar enamorado ¿cierto?

El dragón asintió de forma lenta, sus pupilas dilatándose.

Astrid, por su parte, suspiró de alivio.— Bien, ahora quiero que me respondas, ¿Qué sientes por Hiccup? ¿Lo amas?

La vikinga pudo notar el momento exacto cuando el dragón entendió, finalmente, sus palabras. Lo notó, porque Toothless se tensó, quedando completamente quieto frente a ella, casi como una estatua, y exhaló de forma quebrada. Como si su pregunta le hubiese dejado sin aire.

Y, quizá fue así, después de todo, no importa que tan inmoral le pareciese la atracción de Hiccup hacia su dragón al inicio, Toothless siempre había más inteligente, más humano que los otros dragones de la isla. Incluso más que el alfa al que había retado en la batalla contra Drago. El alfa había hecho todo bajo el poder de Drago, pero Toothless... Toothless había decidido retar a un alfa por su propia voluntad. Por el simple motivo de que su amor por Hiccup había sobrepasado su miedo y el poder mental bajo el que se encontraba.

Estaba segura de que ella no hubiese podido ser capaz de tal acto barbárico de valentía y lealtad estando en su lugar. Y, ahora que lo pensaba, era en parte por ello de que le fue tan fácil acostumbrarse a la idea luego de aceptarla. Porque, era obvio que el tabú de las relaciones entre dos especies, simplemente no podía aplicarse a esos dos.

—No me molesta que admitas que amas a Hiccup, Toothless.— Y estaba siendo totalmente sincera.— Como ya dije, no nos amamos. Y estoy segura de que él te ama a ti.

Toothless gorgoreó, acercándose a ella, con sus escamas comenzando a brillar en un azul intenso. La pregunta clara en sus enormes ojos verdes.

—Sí, estoy segura.— aseguró, antes de seguir la mirada de Tooth hacia su anillo de compromiso.— ¡Ah, cierto! Esto... esto es parte del por qué vine a hablar contigo. Verás...

For the dancing, the dreaming and the loveWhere stories live. Discover now