¡No es fácil ser el novio de Charlie!

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—Charlie, tenemos que hablar...

—¡No quiero hablar!

—¡Pero tenemos que hablar! ¿Por qué no me llamaste cuando el bus se quedó accidentado? Estaba cerca, podía pasar por ti y llevarte a la universidad. ¿Te das cuenta de lo riesgoso que es para ti andar solo por el centro de la ciudad? ¡Pudo haberte ocurrido algo realmente grave!

—¡No quiero hablar! ¡Déjame en paz!

—¡No vas a ignorarme! Te guste o no, tengo que cuidar de ti. Me preocupo por ti, Charlie. Sé que quieres ser independiente, pero tienes limitaciones; y tú lo sabes mejor que yo. No necesitas exponerte de esa formar para probar nada...

—¡Ya déjame en paz! ¡Tú no me entiendes! Tú eres normal, no eres como yo; ¡no sabes lo que se siente ser como yo!

Y después de gritarme, corrió a encerrarse en la biblioteca.

—¡Charlie! ¡Charlie no te encierres!

—¿Qué pasó? —Rosa, que estaba en el lavandero, salió luego de escucharnos discutiendo— ¿Por qué están peleando así?

—¡No vas a creer esto! Acabo de recoger a Charlie de la jefatura: ¡Lo arrestaron por enloquecer en el metro! ¡Charlie estaba recorriendo el distrito comercial solo!

—¡Oh! ¡Virgencita! ¿Y usted porque dejó ir al niño solo al centro? ¿No ve que es muy peligroso para él?

—¿Yo? ¡Yo lo dejé en la parada de bus luego de cansarme de rogarle que me dejara llevarlo! —No sé porqué tengo la mala suerte que todos me culpen de las malas decisiones de Charlie— ¡Y no necesito que me regañes tú también, Rosa; ¡ya otras personas me han regañado bastante hoy!

—¡Lo siento! Pero me preocupo por ustedes...

—Discúlpame, Rosa; Me siento realmente estresado, y tengo que regresar al trabajo.

Entonces Rosa me entregó una bolsa con dos recipientes plásticos muy calientes:

—¡Al menos aproveche de llevarse algo caliente y casero de comer! El segundo es para el señor Gustavo, seguro me lo va a agradecer.

—¡Gracias, Rosa! Y... Por favor, infórmame sobre Charlie.

—¡No se preocupe! ¡Váyase tranquilo! Yo me ocuparé de él.

Rosa me sonrió, y yo de muy mala gana regresé a trabajar. Lo cierto era que quería quedarme con Charlie, estaba muy mal y yo no podía estar con él; pero al menos era un consuelo saber que no estaría solo, porque Rosa estaría con él al menos hasta la noche.

Llamé a Gus en el camino y me pidió que fuera directo al departamento de Homicidios. Allí nos encontramos en la oficina.

—Tienes que tenerle paciencia, después de todo Charlie aún es un adolescente. Y por más que tenga "autismo", igual tiene sus cosas de muchacho...

Gus estaba feliz devorándose la comida que Rosa le envió. Yo también estaba comiendo, algo que no debíamos hacer dentro de la oficina, pero lo hacíamos mientras charlábamos sobre el caso que seguíamos y sobre lo sucedido con Charlie.

—Lo sé, Gus; pero no sabes lo preocupado que me siento cuando Charlie anda por allí por su cuenta. No por nada me la paso viendo cadáveres todos los días. Y Charlie sería una presa fácil para cualquier criminal.

—Este trabajo te pone "paranoico", es inevitable. Pero al mismo tiempo sabes que igual, si te vas a morir, puede ser hasta durmiendo en la seguridad de tu camita.

"Una muy diferente y especial Navidad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora