El chico que le temía a la Navidad

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—¡Johnny! ¡Johnny! ¿No te vas a levantar? Es tarde...

—Ya voy, Charlie... Sólo cinco minutos más.

—Pero ya pasaron cinco minutos, otros cinco minutos serian diez minutos; más el tiempo que te va a tomarte levantarte, cepillarte los diente, ducharse, cambiarte de ropa...

—¡Okey! ¡Okey! ¡Ya me levanto! ¿Y tú ya estás...?

Charlie ya estaba vestido con su ropa deportiva y hasta con los zapatos que odiaba usar.

—¿Sabes que sólo he dormido tres horas? ¿Verdad?

—Tú me dijiste que tenías que cumplir tu rutina, que era muy importante para ti y que tenías que cumplirla todos los días.

—¡Bien! Tienes razón. Sólo deja que espabile un poco...

Charlie siempre está lleno de energía, siempre entusiasta y con ganas de aprender y hacer cosas nuevas cada día. Me alegra la mañana al despertar y ver su sonrisa y sus rizos rubios desordenados. ¡Es mi adoración! Aunque también esa mañana me sentía exhausto: Tenia varios días dedicado por completo a una agotadora investigación de un homicidio triple; casi no dormía, pasaba muchas horas en la calle con mi compañero, y cuando llegaba a casa apenas medio comía y medio dormía. Además estaba preparándome para presentar las evaluaciones pertinentes para mi ascenso. Por eso le dije a Charlie que todos los días debía salir a trotar y hacer mis ejercicios físicos, y a él le encantaba acompañarme.

—¿Ya estás listo?

—No, todavía no... ¿Desayunaste?

—Me preparé un cereal. ¿Te preparo uno? No deberías salir a realizar ejercicios sin comer, te puedes desmayar.

—¡Vale, Charlie! ¡Prepárame uno!

Vi la hora en el reloj y faltaba un cuarto para las cinco de la mañana. Suspiré pensando en las horas de sueño que podría estar disfrutando, pero era la hora perfecta para que saliéramos, antes de que nuestros vecinos se alistaran para ir a trabajar y todo ese movimiento de autos y gente en las calles perturbase a Charlie.

Luego de darme una ducha y ponerme mi ropa deportiva, me senté a la mesa a comer algo. Charlie me esperaba allí y me veía comer.

—¿Sabes que es un tardígrado?

—No... ¿Es algo sobre arquitectura?

—No, es un animal. Le dicen "osos de agua", porque son similares a los osos, pero tienen ocho patas y una cara muy extraña, sin ojos, ni nariz, ni orejas, sólo una especie de tubo con la que succionan sus alimentos...

—¡Espera! ¡Espera! ¿Ese animal es real o lo viste en una película?

—¡Es real! Y es el animal más resistente del mundo. No importa si choca un asteroide contra la superficie del planeta o si explota una supernova en una galaxia cercana, en cualquier caso, sería la única forma de vida que sobrevivirá en nuestro planeta. Sólo la muerte del Sol podría acabar con los tardígrados.

—Charlie... Nunca he escuchado de un animal que sea tan resistente, con ocho patas y boca de tubería. ¿Dónde viste eso?

—¡Es real! ¡Y hay fotos de los tardígrados! ¿No me crees?

—No es que no te crea...pero... ¿Seguro no lo viste en Star Wars?

Charlie entonces me hizo una de sus "caras".

—No me crees...—Me dijo molesto.

—Te creo, mi príncipe. Pero nunca he visto ni he oído hablar de un tartígrado.

"Una muy diferente y especial Navidad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora