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[🌻]

trece años~

El único sonido que los invadía eran las voces del televisor. Ambos estaban totalmente captados por el programa que estaban pasando en la televisión dejándolos embobados.

Los protagonista se dieron un beso y las mejillas de ambos niños se tiñeron de un ligero rojizo.

Dani tragó saliva sintiendo sus labios secarse. Había visto a sus padres besarse, pero habían sido tan pocas veces que incluso lo había olvidado. Los protagonistas podían expresar amor mediante ese beso en los labios y parecía encantarles. Jungwoo relamió sus labios y clavó sus ojos en Dani, quien seguía concentrada en el gran televisor.

Ambos sentían curiosidad y su corazón acelerarse.

Jungwoo se arrastró hasta Dani pegando su rodilla con la de ella, inclinó un poco su cabeza y le susurró en el oído provocando un escalofrío en ella.

— Dani, ¿no sientes curiosidad?

La aludida giró hacia Jungwoo levantando sus cejas sin comprender en su totalidad a qué se refería.

— ¿Curiosidad de qué?

Jungwoo apretó sus ojos sin saber como decirlo, la vergüenza lo estaba hundiendo en el bochorno. Tragó saliva con fuerza tratando de controlar su voz.

— De qué se siente dar un beso.

Dani se quedó en silencio, analizando lo que acababa de decir su amigo. Suspiró sin poder evitarlo y asintió algo insegura pero en su interior realmente quería sentir lo que era dar un beso en los labios.

— ¿Quieres... quieres intentarlo?

La mirada de Dani se levantó de golpe con los ojos bien abiertos como un par de esferas y sus mejillas tornándose al rojo vivo. Jungwoo jugueteó con sus manos, en espera de lo que Dani diría, pero no evitaba el hecho de sentirse nervioso ante tal propuesta inocente.

— Sí — masculló por lo bajo, sintiendo como si se estuviese ahogando en el bochorno. Jungwoo sonrió mostrando parte de sus encías, tomó con rapidez su mano y la obligó a seguirlo.

Atravesaron gran parte del hospital, limitándose a las miradas vagas de las personas acostumbradas a ver al par de niños rondar por el lugar. Llegaron al patio trasero y siguieron su paso hasta llegar a unos arbustos casi escondidos detrás de las paredes blancas. Jungwoo soltó con suavidad la mano de Dani y se plantó frente a ella, sus oídos se sellaron y lo único que podía escuchar eran los latidos desenfrenados de su corazón. Levantó su barbilla y observó a Dani, sus mejillas al igual que las de él estaban rojas como un par de manzanas incluso la punta de su nariz estaba tomando ese color. La suave brisa acariciaba su cabello y hacía que las hebras se atravesaran en su rostro. Jungwoo admiró su rostro, y es que desde la primera vez en la que la vio siempre creyó que ella era irreal. Era hermosa, como una muñeca de porcelana.

— ¿Deberíamos intentarlo? — volvió a preguntar y recibió una afirmación de ella.

Jungwoo relamió nuevamente sus labios y dio unos cuantos pasos reduciendo el espacio entre Dani y él. Dani hizo lo mismo mientras apretaba la tela de su pijama con las yemas de sus dedos sintiendo como si en cualquier momento se fuera a desmayar.

— A la cuenta de tres.

— Uno.

— Dos.

— ¡Tres!

Cerraron sus ojos con fuerza y pegaron sus labios con rapidez. El tacto no duró más de dos segundos, los niños estaban demasiado avergonzados como para imitar al pie de la letra la imagen que se les había cruzado en la pantalla del televisor. Sus miradas viajaron al suelo siendo incapaces de mirar al contrario, la tensión entre ellos creció y la incomodidad también.

— Fue... fue raro —. Dani asintió lentamente ante las palabras de Jungwoo estando de acuerdo.

No les había disgustado del todo pero era una experiencia rara muy rara.

— Mejor... mejor vayamos a comer.

Con los dedos entrelazados se dirigiendo hasta la cafetería, Dani se sentó en una de las mesas vacías mientras Jungwoo conversaba con la cocinera. Al poco tiempo, el castaño regresó con la bandeja repleta de comida y una sonrisa tirando de sus labios olvidando por completo la incomodidad que se había creado entre los dos después de ese inusual y excéntrico primer beso.

— Convencí a la cocinera de que nos dieran postre extra — el ánimo en su voz se hizo claro contagiando a su mejor amiga. Jungwoo dejó uno de los platillos de comida frente a Dani y acomodó todo para que ella comenzara a comer —. Come Dani,  traje mucha comida para ti.

— Gracias Jungwoo — dijo tomando la cuchara metálica con cuidado. Tomó una porción del arroz y a los pocos segundos abrió su boca con una mueca de dolor en el rostro — ¡Ah! ¡Quema!

Jungwoo abrió sus ojos de golpe acercándose a Dani completamente preocupado.

— ¡Oh no! ¡Dani perdón! Olvidé decirte que estaba caliente — la aludida negó dando a entender que no se preocupara pero eso no fue lo suficiente para Jungwoo.

Mientras Dani tomaba de su vaso de agua, Jungwoo tomó una porción de arroz con la cuchara y comenzó a soplar con suavidad para que éste se enfriara. La pelinegra dejó a un lado el vaso y Jungwoo no tardó en dirigir la cuchara hacia ella mientras la giraba en el aire como si de tratase de un avión.

— Abre grande.

— Jungwoo puedo comer yo sola — el mencionado parpadeó lentamente encogiéndose de hombros importandole poco lo que ella dijera.

— Abre grande — repitió.

Dani rodó los ojos y terminó accediendo obteniendo a un Jungwoo satisfecho. Al parecer le había encantado el hecho de darle de comer a Dani con cucharas voladoras porque no dejó a la chica volver a tocar su propia cuchara.

— Ya casi terminamos — sonrió, Dani rodó los ojos pero al final intentó esconder la sonrisa de sus labios.

— Ya estoy llena — Jungwoo formó un mohín y asintió dejando a un lado los cubiertos. Posó sus codos sobre la mesa y enmarcó su rostro con las palmas de sus manos observando a Dani mientras batía sus pestañas — ¿Ahora qué?

Jungwoo soltó una risita traviesa como si acabase de cometer una travesura y movió su cabeza de un lado a otro.

— Cuando seamos grandes... ¿nos daremos más besos en los labios? — las mejillas de la pelinegra se tiñeron, ya había logrado olvidar ese suceso pero solo a Jungwoo se le ocurría recordarlo.

— No lo sé, supongo que si comenzamos una relación de pareja tal vez y sí nos demos esa clase de besos.

— ¡¿De verdad?! — Dani asintió mientras rascaba su mejilla. Ese beso seguía en su mente, no había sido tan malo como pensaba pero tampoco increíble —. Ya quiero crecer.

— Jungwoo estoy cansada — habló soltando un bostezo sintiendo aún su panza llena — Quiero ir a dormir.

— Está bien, vamos.

Jungwoo y Dani se encaminaron a su habitación, tras dejar a su amiga sobre la camilla y ella no tardara en dormirse Jungwoo tras escuchar a su padre tuvo que regresar a casa a hacer sus deberes dejando nuevamente a Dani sola.






just u ➳ jungwoo Where stories live. Discover now