[006]

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[🌻]

— Regresaré a la escuela.

Aquella oración hizo que Jungwoo alzara su vista hacia Dani —quien salía del vestidor con la fea bata de hospital colocada — y dejara las revistas de lado.

— ¿Por qué?

— Mis papás creen que ya es hora que regrese a la sociedad y extraño mucho a mis amigos.

— Pero yo soy tu amigo —. De alguna manera Jungwoo no quería que Dani regresara al Instituto, tal vez podía verse algo egoísta de su parte pero tenía sus razones por la cual se negaba hacia aquella idea.

— Lo sé Jungwoo, pero necesito de mis compañeros de aula. Imagina que no tuvieras a nadie con quien salir y pasear. — miró al suelo — Y sólo tuvieras un único amigo que en cualquier momento puede desaparecer.

— Tonterías, yo sería feliz teniéndote sólo a ti — se encogió de hombros — A parte no sé porqué quieres ver a tus supuestos amigos si ni se han de acordar de ti.

Dani tragó con fuerza el nudo que de repente se había formado en su garganta. Jungwoo había dado un golpe bajo, quizá el chico aún no se había dado cuenta del daño que causaban sus palabras por lo que la pelinegra no dijo nada y sólo se limitó a ir al sillón de la habitación.

Jungwoo siguió hojeando las revistas reposando su cuerpo en la camilla, mientras Dani miraba el televisor pérdida en sus pensamientos.

Aunque la chica se quisiera negar ante la idea, su amigo tenía razón. Hace más de cuatro años que no asistía al instituto, sus amigos tal vez ni tenían idea del nombre de Dani mientras que ella recordaba cada una de las facciones de sus compañeros.

Había comenzado a llorar de la impotencia.

Recordaba a Erin, a Sunwoo, a Seulgi, a Eunha, a todos.

Pero ella era como un fantasma para ellos.

— Dani, ¿estás llorando? — Jungwoo hizo el intento de acariciar su mejilla pero antes de hacer tan sólo un toque Dani lo apartó.

— Vete.

— Pero...

— ¡Que te vayas!

Aquello sorprendió a Jungwoo, era la primera vez que Dani le gritaba. Dio un par de pasos atrás cabizbajo.

— L-lo siento por lo que dije, lo hice sin pensar.

— ¿Es que acaso no sabes como me siento? — sollozó — Saber que nunca podré tener una vida normal, que mis amigos ni siquiera me recuerden, que no puedo hacer lo que me gusta por medio a sufrir de un ataque.

— Y-yo, Dani...

— Saber que en cualquier momento moriré mientras los demás tienen vidas felices y saludables — su voz se fue apagando por cada palabra dicha.

Sus mejillas estaban rojas y empapadas, el castaño la miró arrepentido agachando su cabeza. Dani escondió su cabeza entre sus rodillas haciéndose bollito.

Dio pequeños pasos acercándose con lentitud para finalmente envolverla entre sus brazos.

— Lo siento mucho Dani, es que yo... yo tengo mucho miedo.

Alzó su cabeza y los ojos llorosos de Dani observaron a su amigo.

— Lla-llama a la enfermera.

Jungwoo frunció el ceño.

— R-rápido Jungwoo.

Asintió confundido siguiendo el mandato de su amiga.

Tal vez Dani sólo quería que él se fuera pero el fuerte dolor en el pecho le decía otra cosa.

Cuando Jungwoo desapareció de la habitación, Dani comenzó a toser con fuerza sintiendo como lentamente el aire se le iba y su corazón latía con rapidez.

A los minutos, el mayor regresó con una enfermera tras él con tranquilidad hasta que vio el cuerpo inconsciente de Dani tirado en el suelo.

— ¡Dani!

Corrió hasta ella y la sostuvo entre sus brazos sintiendo como las lágrimas comenzaban a escaparse de sus orbes opacos.

— Está desmayada — la enfermera fue en busca de más ayudantes que no tardaron en llegar.

Jungwoo acariciaba la mejilla de su mejor amiga en espera que despertara y le dijera que sólo estaba jugando mientras sollozaba en silencio.

El cuerpo de Dani fue arrebatado de la anatomía de Jungwoo para ser transportada al consultorio principal.

Colocó sus manos sobre el piso sin detener sus sollozos. Había sido culpa de él, sin tan sólo no le hubiese dicho esas palabras hirientes a Dani y si tan sólo le hubiese tomado importancia al pedido de su amiga, esto no estaría pasando.

Jungwoo en ningún momento se despegó de la puerta del consultorio. Había estado dando vueltas y vueltas en espera de alguna respuesta acerca del estado de la pelinegra pero lo único que obtenía era... nada.

Mosdisqueó sus uñas nervioso observando como las enfermeras salían de la habitación sin mediar una palabra.

Hasta que escuchó unas voces detrás de la puerta.

— Pero doctor temo por la vida de Dani.

Su ceño se frunció y de acercó a la puerta para escuchar mejor.

— Sus válvulas cardíacas están muy dañadas es mejor que su operación sea lo más pronto posible.

Sintió una opresión en el pecho impidiéndole respirar como habitualmente lo hacía.

— Está bien, lo hablaré con sus padres para que sea trasladada al extranjero.

El padre de Jungwoo salió finalmente pescando a su hijo en su acto de espionaje.

— Ya puedes pasar — asintió.

Con pasos inseguros se acercó a la camilla donde se encontraba la pelinegra, su pecho se movía con lentitud marcando su respiración ya estable y como el plástico de la mascarilla se empañaba en cada bocanada de aire que daba.

Sus manos temblorosas envolvieron la delicada mano de Dani y Jungwoo quiso estallar en llanto al sentirla tan fría como el hielo en vez de ser cálida como usualmente lo era. Acarició sus mejillas pálidas con sus nudillos y tocó cada uno de sus lunares con la yema de su dedo sintiendo la suavidad en cada toque de éste. Sus espesas pestañas se movieron con delicadeza y sus ojos se abrieron con pesadez mostrando su mirada destallante que la caracterizaba.

— Dani — masculló. Sus labios temblaron y agachó su cabeza con culpabilidad ante su amiga.

Miró las manos de la pelinegra percatándose del bonito color amarillo que adornaba sus cuidadas uñas. Se deshizo de su agarre y se colocó de pie.

Él no merecía su perdón. Él se había prometido nunca hacer sufrir a Dani y fue lo primero que hizo con unas simples palabras.

Se colocó de pie en un amago de marcharse pero la tersa mano de la pelinegra hizo que se detuviera y la mirara.

— Quédate conmigo.

Dani le hizo un espacio en la camilla a Jungwoo que con mucho trabajo ambos lograron caber. Quién diría que en la camilla en la que alguna vez ambos dormían, ahora las piernas de Jungwoo ocupaban todo el lugar.

El pelicastaño acarició la cabellera azabache de Dani mientras que la chica se escondía en su cuello durmiendo plácidamente.

— Dani — comenzó — ¿Puedes ir a mi Instituto? Quisiera poder cuidarte y mantenerme confiado sobre que nada te pasará.

— Yo...

— No es necesario que me respondas ahora, me lo puedes decir luego.

Murmuró un con un tono de voz algo inaudible, Jungwoo la abrazó y le dio un pequeño beso en la frente.

Siempre te cuidaré.

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⏰ Last updated: Jul 20, 2021 ⏰

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just u ➳ jungwoo Where stories live. Discover now