Todos habían encontrado a su pareja, Jennie fue de las primeras en encontrar a quien acompletaba su lazo, y ese era Jongin; Mina sonreía tímidamente, estaba frente a Lalisa, quien estaba más que emocionada por enseñarle sus pasos a la Japonesa; Chaeyoung reía por las cosas que decía Hoseok; muchos esperarían que Joohyun hubiera adoptado una actitud de hostilidad, pero no, se veía relajada mientras estaba junto a Jackson; curiosamente Sana y Dahyun estaban juntas; Tzuyu se lamentaba por no haber tomado aquel listón, y estaba atada a la mano de Kyulkyung, su mejor amiga. Mientras ella la veía con decepción y aburridez, Kyulkyung la miraba con anhelo; Jihyo estaba junto a Taeyong, jamás habían entablado una conversación pero ninguno de los dos se sentía decepcionado, sería divertido; y bueno, Yoo y Park peleaban por quitarse el nudo de la muñeca.

—Nayeon—volteó lentamente sobre sus talones. Debía afrontarlo.

—Momo—pronunciar su nombre había provocado una punzada en su pecho y ardor en su garganta.

Sin decir más, mostró su muñeca, Nayeon imitó su acción.—Tendremos que bailar juntas, así lo eligió la suerte—la mayor pudo respirar nuevamente cuando una sonrisa ladina apareció en el rostro de Momo.

Nayeon suspiró, y extendió su mano, rezando porque no la dejara así.

La música comenzó, era lenta pero nada aburrida, alegre y tranquila. Algunos seguían avergonzados y otros comenzaron a bailar justo cuando la canción empezó a sonar. Momo continuaba inspeccionando a Nayeon, como si no la conociera, y ella sentía que sus ojos la perforaban. ¿Había perdido para siempre la dulce mirada de Momo? —No tienes que hacerlo si no quieres...

—Deja de creer que sabes lo quiero—la menor tomó su mano y la atrajo hacia ella.

Estaban una frente a la otra, ambas rígidas, especialmente Nayeon. Momo poco a poco se acercaba más a ella, posicionando sus manos donde sabía que debían ir.—Relájate.

—¿Cómo puedo hacerlo cuando siento que me vas a golpear?

—Debería hacerlo—rió.

—Lo sé, me lo merezco, soy una imbécil. Ya, es suficiente con que me lo recuerde cada noche.

Momo abrió sus ojos aún más, no se esperaba eso, que Nayeon se sintiera así.—No quiero fingir que no existes, Nabongs...

Su voz era más dulce, suave, como la recordaba. Comenzó a relajar más sus músculos, sus pies se movían al compás de los de ella, pudo apreciar con mayor claridad su cara, se había maquillado. Sentía la manera perfecta en la que su mano embonaba con la de ella. Volvió a ser Nabongs.

—Jamás te dije lo mucho que lo sentía, ¿cierto?

—No, definitivamente no lo dijiste.

—Lo siento, Hirai, te abandoné y te traicioné, soy una terrible persona.

—Créeme que lo sé, y nunca podré olvidarlo pero...—presionó sus labios, muchos pensamientos circulaban por la mente de ambas, ninguna se sentía lista para hablar.—Sólo no te alejes más de mí, ¿sí?

—¿Alejarme?

—Puedo vivir con que no me soportes, no me dejes entrar a tu cuarto, digas que no soy tu amiga, pero jamás podré vivir sabiendo que estás lejos de mí.

Nayeon pensó en todas sus acciones, sentía más asco por si mismo. Definitivamente Momo era tonta, porque después, seguía apreciando a la mayor.

—Nadie te merece en su vida, Hirai, menos yo. Prometo cambiar, ¿sí? Seré una mejor amiga y no volveré a dejarte.

—¿Por qué lo prometes?

—¿Cómo que por qué?

—Sí, algo que haga válida tu promesa.

A dos cuadras.Where stories live. Discover now