—Comprendo que todo sea nuevo para ti, nunca habías tenido novia, ¿cierto? —rió Jennie, tenía sus manos sobre la cintura de Nayeon, mientras que sus manos estaban sujetas a su cuello.

—No te burles—Nayeon le sacó la lengua, Jennie respondió besando la punta de su nariz.—Debo acostumbrarme a tu espontaneidad.

—Y yo a tu inmadurez.

—¿Ahora por qué?—la cara de enojo que hizo no le ayudó en la situación.

—Hablando en serio, Nayeonnie, no debes de tener miedo, y quiero que sepas que esperaré a que te sientas totalmente cómoda con lo nuestro. Nada de presión...Pero al menos dame un beso, no seas tan mala.

Finalmente habían llegado a la azotea, fue difícil subir tantas escaleras con tacones. El frío erizaba la piel descubierta de ambas, pero era agradable, causaba un cosquilleo en los brazos y suaves caricias en la cara. Podían ver su colegio completo, incluso el gimnasio, parecía una bola disco de tantas luces que emanaban de los vidrios.

—¿Querías hablar de algo, Mitang?

—Yo, bueno, sólo quería estar a solas contigo. Sabes lo mucho que amo estar únicamente junto a ti.

—A veces no puedo soportar lo tierna que eres—tomó sus mejillas entre sus manos y la acercó para besarla.

—Momo...—aún no abría sus ojos después del beso, y cuando lo hizo desvío su mirada hacia abajo, lejos de los brillantes y expectantes ojos de su novia.—Realmente sí tengo algo que preguntarte.

—¿Y qué es?—la voz entrecortada y débil de Mina le causó preocupación, así que la tomó entre sus brazos, soltando más besos alrededor de su cara.

—Tú...¿Tú estás verdaderamente enamorada de mí?

Momo se separó un poco de ella.—¿Acaso crees que no? Porque en ese caso estás en lo incorrecto.

—Yo, bueno, pienso mucho, siempre pienso en todo y, a veces surgen ideas que me hacen dudar de todo. Momoring, olvidemos esto, ¿sí?

—Hey, hey, Minari, espera. ¿Crees que lo nuestro no es real? Porque eso me hace sentir horrible.

—Lo siento...

—Mina, te amo, me has ayudado a superar muchas cosas, incluso a personas. Eres todo un ángel, y vamos, incluso fui a tu casa para...

—Bien, eso no lo digas—las mejillas de Mina se tiñeron de un color rojo.

—Pero te gustó —después soltó un quejido de dolor cuando Mina golpeó su hombro. Ambas rieron. —A todo esto me refiero a que sí, te amo, muchísimo. No entenderé nunca porque te sientes así, pero no te preocupes—se dirigió hacia el barandal y se apoyó en el con sus manos, inhaló profundamente y—¡Amo con todo mi ser a Myoui Mina!—gritó tanto que incluso los del gimnasio pudieron escucharla.

Animadamente Mina se acercó hacia Momo.—¡Y yo soy Myoui Mina!

—¡Creo que no se escuchó pero ella es Myoui Mina y dice que también me ama!—las dos comenzaron a reír sin control, quedándose sin aire después de reír.—Hay experiencias en la vida que nos hacen inseguros, Mitang, pero, mi sentimiento es puro y te aseguro que esto sí es honesto.

—¿Ya tenías practicado eso? Porque me conquistaste aún más—una vez más se acercó para besarla, y separarse cuando escucharon la voz de Jihyo por las bocinas del gimnasio.

—Debemos ir—Momo caminó hacia la puerta de la azotea, con su mano aún entrelazada junto a de Mina, pero sintió un pequeño jalón. Ella se había detenido.

A dos cuadras.Where stories live. Discover now