La Piedra del Matrimonio

Capítulo 73: Así es como el mundo acaba

–Me alegra que se haya podido unir a nosotros, señor Potter –comentó McGonagall. Aquella era una clase conjunta de Slytherin y Gryffindor, y sospechaba que todos se imaginaban dónde había estado aquella mañana, y se morían por saber qué había ocurrido. Draco parecía a punto de entrar en combustión espontánea, y Ron y Hermione, sentados frente a Neville, le estaban mirando con manifiesta curiosidad.

–Gracias, profesora –dijo a McGonagall– Disculpe el retraso.

Ella asintió y continuó con la lección. Al parecer estaban trabajando en una compleja transfiguración que convertía guijarros en libros de verdad. Neville puso el libro de texto entre los dos, ya que Harry se había dejado las cosas en la habitación.

Harry trató de atender con todas sus fuerzas, pero lo único en lo que podía pensar era en lo ocurrido con Severus. Tengo una cita con Severus Snape, pensó. Un año atrás aquello le hubiese parecido espantoso. Ahora, le costaba pensar cómo podía ser. ¿Se parecería a las citas de Ron y Hermione, en las que se miraban el uno al otro con expresión embobada y se cogían de la mano? No se imaginaba nada por el estilo. Había hablado muy en serio al decir que Severus no daba paseos a la luz de la luna. No era el tipo de hombre que se comportaba de una forma tan absurdamente romántica.

Y, sin embargo, había sido Severus quien había hablado primero sobre una relación romántica. Harry se sintió reconfortado por aquella idea: entendía que Severus estaba haciendo aquello así únicamente por su bien, porque sabía que Harry no podía pensar en el tipo de relación que solían mantener los Slytherin. ¿Pero qué ocurriría si ése era el único motivo por el cual Severus hacía las cosas así? Harry frunció el ceño. ¿Y si Severus simplemente deseaba mantener una relación sexual, y aquella era su manera de vencer las reticencias de Harry?

Pero... para eso no necesitaba a Harry para nada, ¿no? Severus podía acostarse con montones de personas, si realmente se sintiese con la necesidad de ello. Si sólo le interesara eso, se habría encontrado alguien más de su gusto que un Gryffindor escuálido y esmirriado. Es más, si estaba interesado en Harry, no tenía necesidad de hacer nada tan fuera de su naturaleza para vencer sus reticencias... Harry no estaba muy seguro de haber podido detener a Severus, si éste no se hubiese parado por sí mismo. Su cuerpo no había tenido ningún deseo de detener lo que estaba ocurriendo, por mucho que su mente y su corazón estuviesen en un estado de completo desorden. ¿Se resistiría si aquella noche, mientras yacían juntos, Severus le tomara entre sus brazos y volviera a besarle?

Se estremeció ante la idea, sonrojándose. Gracias a las conversaciones que había tenido con diversos miembros de la familia Weasley, tenía una idea bastante clara de cómo funcionaban las cosas en el sexo entre hombres, pero la realidad resultaba un tanto abrumadora, y le costaba creer que no doliera. Bill y Charlie le habían dicho que, si se hacía correctamente, no dolía, no mucho en realidad, pero Harry no podía acabar de creérselo. ¿Cómo podía no doler?

Por otro lado, Draco no parecía sufrir nada tras pasar las noches con Charlie. Harry miró hacia el rubio, que estaba tomando notas laboriosamente. Tal vez Charlie y él no estuviesen haciéndolo... o al menos no aquello en concreto. Algunas de las otras cosas que le habían mencionado habían parecido bastante placenteras... extrañas, pero agradables. Entonces recordó la forma entusiasta en que Charlie le había explicado el tema, y sacudió la cabeza. No, definitivamente debían estar haciéndolo.

Demonios, suspiró. Debería haberse colado en la habitación de su primo durante el verano y echar un vistazo a su colección de pornografía mientras la familia estaba fuera. Quizás entonces no se habría sentido tan descolocado por todo el asunto.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que apenas se dio cuenta que la clase acababa y la gente comenzaba a salir de la habitación. Se encontró rodeado por Ron, Hermione y Draco casi de inmediato.