"an unforgettable afternoon..." - wolfstar

-pièce unique.

Pequeños pero fuertes rayos de sol iluminaban esos pequeños caminos de tierra en donde se encontraban caminando dos niños de apenas unos catorce años. Uno de ellos, el cuál poseía cabellos color arena más cicatrices que surcaban parte de su rostro y lo poco que se podía ver de sus piernas gracias a unos pantalones cortos de color verde oscuro que traía puestos, que llevaba una vieja bicicleta de un color azul pero muy gastado en sus manos las cuáles también tenían cicatrices. El chico ya mencionado iba junto a otro que no era más alto que él por un centímetro, de cabellos azabaches, piel blanca, ojos grises que se encontraban brillando en ese momento más una sonrisa de labios en su rostro.

—Sé que llevas una muy mala relación con tu madre, Sirius, pero te voy a seguir preguntando por que me mandabas una lechuza cada semana para solo pedir que te enseñe como andar en bicicleta hasta que me des una respuesta mucho mas concreta que 'porque quiero y puedo'. 

El de cabellos arena observó atentamente a su acompañante, esperando a que este le respondiera por lo menos con una respuesta mucho más larga que la que siempre le da. Claro, el rostro de su acompañante no cambió ni un poco, su sonrisa burlona no desapareció en ningún momento.

—¿Es que acaso no puedo preguntarte que me puedas enseñar nada, eh, Remus? ¿O es que ya no me quieres? —habló mientras su tono se volvía de un tono muy exagerado y dirigía su mano a su frente, haciendo las típicas poses de una persona que está muy dolida —¿Y ahora cómo podré vivir sin las enseñanzas de mi mejor y más preciado amigo? Oh, pero que será de mi vida ahora sin este preciado hombre lobo.

—No seas tan exagerado Sirius, tengo derecho a saber porque rayos quieres aprender a andar en algo tan burdo como una bicicleta mientras que en el mundo mágico tienen escobas voladoras —pequeñas risas salían de sus labios, la actitud de su amigo le parecía tan chistosa y muy exagerada que le llegaba a dar risa. Y sí, Remus se moría de curiosidad de saber la verdadera razón de su amigo, el cuál venía de una familia de 'sangre pura', quisiera aprender a andar en bicicleta siendo que esto no sería necesario a lo largo de su vida mágica, por así decirlo; pero Sirius tenía razones para hacerlo, aunque no las diría.

Siguieron caminando hasta llegar a la cima del cerro, el cuál se encontraba con grandes árboles a su alrededor, pastos y flores que algunas, el de cabellos azabaches, no había visto nunca. Éste observaba todo con asombro pues el paisaje más la vista que había de ahí arriba era completamente hermosa, todo lo que había ahí le maravillaba en cierto sentido, se dirigió hacía su acompañante y amigo para hablarle del paisaje, pero al solo dirigirle una sola mirada sus palabras se quedaron trancadas en su garganta, simplemente no encontró el aire para contarle pues justo la imagen que había frente suyo lo había dejado helado; el sol caía a través de las ramas de los árboles, golpeando en el cabello y en la piel del chico, su cabello brillaba a la luz del sol mientras que con su piel le hacía un contraste tan perfecto que hasta Sirius pudo notar, aparte de las cicatrices, pequeñas pecas en su rostro, las cuáles obviamente no se podían notar fácilmente, y claro, también como su amigo se encontraba sonriendo en ese momento, logró notar otro detalle de éste, y era que él poseía un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda. Ya a ese paso lograba sentir sus mejillas calientes, y ese detalle no se pasó por alto al otro chico. 

—¿Sirius, estás bien? Tus mejillas están rojas, ¿no tendrás calor o fiebre? —habló mientras se acercaba a revisar a su amigo.

—N-no es nada, estoy bien, ¿ya está lista la bicicleta? —nervioso intentó cambiar de tema mientras se acercaba a la bicicleta, sentía su corazón latir muy rápido y no tenía ninguna idea de porque se encontraba así, quizás de verdad que estaba enfermo o algo por el estilo; pero de verdad que la imagen de su amigo, esa imagen tan perfecta, jamás la lograría sacar de su cabeza.