Prólogo

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No puedes enamorarte de ella, no puedes hacerlo, ella no es para ti, es mujer prohibida

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No puedes enamorarte de ella, no puedes hacerlo, ella no es para ti, es mujer prohibida.


ELIZA

-Yo no tengo la culpa de que no te saquen a jugar-mi novio Roger, estaba empezando a desesperarme.

-Déjame en paz por favor-hablo él y yo obedecí sus ordenes saliendo de nuestra habitación.

La relación estaba yendo a pique, ya no era el chico que conocí aquella tarde por casualidad en Mallorca, ya no era ese chico de el que me enamore perdidamente, no, se había convertido en alguien mucho peor, en alguien a quién no le importaba hacer daño a su propia familia a causa de ganar fama y riqueza y yo estaba cansada de aguantarlo, muy cansada.

Me senté en el sofá y mire mi móvil, Ana me había llamado unas cinco veces, le mande un mensaje, pues ella siempre hace eso cuando pasa cualquier cosa y nunca se distinguir cuando ha pasado algo malo de verdad.

La volví a llamar pero había apagado el móvil, intente contactar con Sergio y con Jesús y más de lo mismo, ninguno de los tres cogía el teléfono.

Decidí dejar el tema a un lado y pensar en como intentar salvar mi relación con el valenciano, pero creo que el final estaba muy claro para los dos.

La puerta de nuestra habitación se abrió y Roger salio de ella, cogió sus cosas y salio de la casa sin decirme nada y sin despedirse de mi, estaba claro que yo le daba igual y no iba a dejar que eso fuer así.

Dos horas después llamaron al timbre, pero no era él, era mi hermano mayor Marc, que venia despedirse de mi, pues ya se volvían a Sevilla.

-Te echare de menos hermanita-dijo mientras me abrazaba y mientras mis lágrimas amenazaban con salir.

-Tita Eli, no llores-hablo mi Sobrina Gala.

Gala era preciosa, ojos marrones y un pelo rubio y rizado, tenía partes de Melissa y de Marc y no podía estar más orgullosa de mi pequeña.

Mi hermano puso a Abril en mis brazos y yo la mire mientras ella me sonreía, ella también era preciosa, su hermana y ella eran iguales pero distintas, está se parecía más a Marc y a mi familia y también estaba muy orgullosa de ella.

Termine de despedirme de ellos con un abrazo y unos mensajes de ánimo de Melissa, ella si que sabía la crisis que estaba afrontando con Roger, mi hermano no, pues lo mataría.

Nada más cerrar la puerta volvieron a llamar al timbre, esta vez si, era él, me abrazo y me pidió perdón, me prometió que nunca iba a volver a pagarlo conmigo, cosa que no iba a pasar, pues siempre decía eso y nunca lo cumplía, pero ya me daba hasta igual.

-No pasa nada Roger, de verdad que no pasa nada-hable mientras le daba un corto beso en los labios.

-Sigo sin saber como logras perdonare después de todo-admitió el jugador del levante.

-Por que te amo y no poco-sentencie y sonreí mientras veía como él también lo hacía.

LevanteWhere stories live. Discover now