Historias GT cortas(?)

Tempura de Camaron

Los chefs y ayudantes corrían apresurados de un lado al otro de la cocina, como siempre no había mucho espacio entre tantas personas probando, revisando y emplatando, todo debía estar siempre! perfectamente cocinado y servido para nuestra clientela, Siendo uno de los restaurantes de comida tradicional japonesa en una ciudad tan importante como lo es Tokio era siempre indispensable que todo fuera simplemente perfecto.  

Atravesé la cocina hacia los vestidores, El uniforme de color negro tipo kimono me convirtió en un miembro mas de la cocina, me amarre al cabello y me coloque una banda para el fleco, el tapabocas obligatorio completo el uniforme. cuando estuve listo me dirigí a mi estación esperando instrucciones al lado de los acuarios de vidrio, de donde sacábamos las proteínas para los platos.  Los contenedores a la vista del publico como acuarios, de donde los clientes podían elegir la mercancía fresca ellos mismos atraía una muy buen clientela, Aunque lo único malo era que el lugar estaba completamente dirigido a un publico de un tamaño, gigantes, los humanos eran resididos dentro del establecimiento como cualquier persona, pero era extraño ver a algún cliente llegar con un acompañante humano. ya que muchas veces los mas pequeños se sentían incómodos con algunos de los platillos que se sirven vivos, como el Pulpo, llegando a ser hasta polémico para la mayoría de los humanos.

una familia que acababa de entrar se acerco a los acuarios, e hice una reverencia saludando a los clientes los cuales me devolvieron el saludo de igual modo. la niña pequeña miro a los peces y pulpos dentro llena de asombro. Mientras les entregaba un par de menus a los padres y les indicaba su mesa, cerca de los acuarios para que la pequeña siguiera disfrutando de la vista.

Espere pacientemente hasta que decidieron que ordenar, dos ordenes de onigiris de atún y salmón, dos ordenes de sushi y de takoyakis y una de camarones tempura. La pareja decidió que por el bien de su hija era mejor que yo sacara los peces de los acuarios, y no tuve ningún problema, después de todo para eso me pagan.

Tome una red de pesca y la sumergí en el tanque, la pequeña me miro asombrada mientras trabajaba, pero de pronto sus ojos asombrados se vivieron se horrorizaron, supongo que acababa de entender que sucedía con los animales en los tanques, bueno ya se le pasará supongo, levante la red y saqué un monton considerable de camarones frescos, sacudí la red y espere que dejará de gotear y me dirigí hacia la cocina, la chiquilla me persiguio hasta que cruce las puertas de madera de la cocina, ella se quejaba y trataba de alcanzar la red con los camarones moviéndose en ella, algunos padres no saben controlar a sus hijos... Pensé pero segundos después el hombre que venía con ellas la tomo del hombro y la abrazo, la pequeña estaba llorando y seguía quejándose, me pareció algo extraño que una niña hiciera tanto drama por algunos camarones, pero supongo que algunos son más sensibles que otros, me di la vuelta lejos de la puerta, alcance a escuchar a la niña decir con mucha angustia
-la va a matar! Tienes que hacer algo papá!-... Ignore sus palabras suponiendo que eran cosas de niños.

Caminé hasta mi estación de trabajo, coloque la red en una cubeta de agua mientras iba por los de más ingredientes para el resto de las cosas.

Regresé con un pulpo fresco y lo puse en otra cubeta, saqué el atún y el salmón del refrigerador y comencé a prepararlo con el arroz mientras el aceite para el tempura se calentaba junto con el agua de pre-cocción para los camarones.
Una vez listo y sazonado, rellene los onigiris con los peces. Los emplate y dejé a un lado y luego le indique a un camarero que los llevará a la mesa junto con un plato con soya y lo que necesitarán los clientes, tome un cuchillo afilado y fui sacando camarón por camarón, cortando lo mientras aún estaba vivo, intentaba hacerlo lo más rápido que se podía para mostrar mi respeto al animal, y para que no sintieran dolor, no me gustaba lastimar animales vivos un que fueran comida se merecían tratarlos bien.