12

2.1K 316 33
                                    

M1/4

"Por miedo a ser rechazado, rechacé a todos primero. Por miedo a ser herido, fingía que me gustaba estar solo"

-Hola guapo -Dijo Namjoon mientras besaba mi mejilla.

- Hola Namjoon -Sonreí sin mostrar dientes.

- ¿Sabes? Estaba pensando que como es viernes podíamos ver películas -Sonrió.

Sólo me límite a asentir. Namjoon era ya demasiado cariñoso conmigo y cualquier chico en mi lugar pensaría que a Nam le gustaba.

Era realmente estúpido, pues no creo que se llegara a fijar en mí.

Nos sentamos en el living, no sin antes preparar palomitas y poner la película.
Namjoon se recostó en mis piernas.

Aún no olvidaba lo de Jin, lo de aquel día. Y me mataba la intriga.
No presté la más mínima atención a la película, solo estaba pérdido en mis pensamientos.

-Jimin ¿estás bien? —Preguntó Namjoon sacándome de mis pensamientos.

- ¿Ah? -Dije torpemente.

- Que si estás bien —Repitió.

- Sí, si -Dije rápido.

Se escuchó cómo la puerta principal se abría y segundos después se cerraba. Unos pasos hacia el living se escucharon y solo era una persona; mi padre.
Entró al living y en cuanto Namjoon lo vio se acomodó en el sofá.
Mi papá lo inspeccionaba con la mirada, sus ojos estaban rojos y realmente sabía que estaba borracho.

—Jimin te he dicho miles de veces que no traigas tarde a jovencitos -Apenas pudo articular.

- Perdone señor, yo ya me iba -Dijo Namjoon poniéndose de pie.

- No, no te ibas -Intervine.- No vengas a decirme que hacer cuando vienes en ese estado -respondí enfadado.

Me avergonzaba que Namjoon lo viera así, sé que era mi padre y eso. Pero realmente era una pena.
Era un alcohólico después de lo de mi madre.

-¡Yo te mantengo y se hacen las cosas como diga! -Alzó su voz.

Mi papá nunca en la vida me había puesto una mano encima, hasta la vez que se enteró que mi mamá lo engañó y yo lo sabía.
Pero simplemente con sus gritos espantaba, tenía cara siempre de enojado.

-No me importa —Reproché.

- ¡Eres un puto como tu madre! -Gritó.

Y esa fue la gota que derramó el vaso, con eso me mataba. Era como un punto débil, me hacía recordar eso. ¡Mierda! Cada que podía me lo gritaba, pero lo peor era que Namjoon aún seguía ahí, escuchando.
Tomé a Namjoon de la mano y salí del living. Lo conduje hasta mi habitación.
Cuando entramos cerré con seguro. Di un fuerte suspiro y me dejé caer en la cama.

Mis ojos comenzaron a humedecerse, yo sabía que no era un puto. Pero dolía que mi padre me llamara así.

-Oye Namjoon, perdóname. No... —Dejé escapar un sollozo. Me senté allí mismo en la cama para poder mirarlo, estaba realmente apenado.- No quería que vieras eso —Agaché mi cara.

Mis lágrimas yacían esparcidas por mis mejillas seguidas de más.
Namjoon se acercó a mí y se sentó que de tal forma quedamos de frente.

-Por mí no te preocupes... Solo quiero que me digas algo —Tomó mi mentón para levantarlo con delicadeza.- Jimin, quiero ayudarte. Pero necesito que me digas si esta es la razón de tus cortes -Dijo.

Lo miré sorprendido, pues en ningún momento había articulado palabra alguna sobre ello.

No sabía si responder o no, pero sabía que si podía tenerle confianza a Namjoon. De alguna forma ese chico se había ganado mi confianza. Aunque al principio me tratase como se le pegara la gana. ¡Pero no, no iba a decirle! Pensaría que estaba loco.

-¡No! -Dije sacando bruscamente su mano. Me levanté rápidamente. - No necesito que me ayuden ¿si? Estoy bien, no necesito de ti, ni de nadie -Le dije alzando la voz.

- Jimin yo solo quiero ayudar... -Lo interrumpí.

- ¡Que no, joder! -Le grité.- ¡Namjoon no trates! No necesito tu ayuda ni la de nadie. ¿Quieres ayudarme? Bien, hazlo yéndote de aquí -Dije mientras abría la puerta de mi habitación.

Me aparté de la puerta, miraba a Namjoon como rogándole que se fuera. Quería estar solo. Mis lágrimas cesaban.
Namjoon se paró bruscamente y salió de mi habitación azotando la puerta haciéndome pegar un pequeño saltito.

Comencé a golpear cosas y tirarlas por toda mi habitación. Lloraba con rabia, me sentía impotente y seguía pensando que esto era una completa mierda.

Busqué rápido debajo de mi cama la pequeña caja con mis cosas, saqué una navaja y rápidamente me introduje en mi baño.
Quité rápido las pulseras que ocultaban mis marcas ocasionando romperlas y luego quite mi sudadera.
Ya eran más marcas, algunas podían verse por lo que ahora debía utilizar suéteres y/o sudaderas.
Pasé esa navaja por mi brazo haciendo que inmediatamente corriera sangre por este. Mis cortes eran como alguna forma de desahogarme, cosas que no podía decir.

Dejé la navaja en el lavado, quité rápido mi pantalón y encendí el grifo para luego dejar que el agua recorriera mi cuerpo y desvaneciera la sangre que aún corría.

Salí del baño en vuelto en una toalla, me vestí. Encima de mi camisa que era de mangas cortas me puse un suéter para cubrir mis marcas y no se notara.
Entré de nuevo al baño recordando mi navaja, la lave y luego la puse en su lugar.

Tomé mi iPod y audífonos, no tenía ganas de estar en casa. Así que decidí salir a caminar.

Me senté en una de las bancas que daba el pequeño parque con algunos juegos desgastados y que por esa razón niños ya no venían aquí.
Lloraba en silencio y podía jurar que la música provocaba que me pusiera aún más triste y deprimido de lo que ya me encontraba.

Sentí como alguien se sentaba al lado de mí, limpie disimuladamente mis lágrimas para luego posar mi mirada en este.
Quité mis audífonos de mis oídos y di 'pausa' a la música que sonaba. ¿Qué hacia él aquí?
Lo mire extrañado al igual que él me miraba y solo esperaba a que dijera algo.

-¿Qué haces aquí? -Pregunto al fin.

- Solo salí a caminar -respondí.

- Vaya que caminas -Dijo sarcástico mientras reprimía una risita.

- Bueno, para un rato ¿ok? -Dije como fastidiado.

- Tranquilo torpe.

Ni en la maldita calle puede dejar de decirme así. No le dije nada, mí vista la posé en otra parte que no fuera él.
Aún tenía ganas de seguir llorando y sentía un enorme nudo en mi garganta. Apreté mis labios para no dejar escapar un sollozo.

-¿Te pasa algo? —Preguntó. Negué rápido sin voltear a verlo.- ¿Estabas llorando, cierto? —Preguntó de nuevo.

Volteé a verlo y asentí torpemente. Pues claro que se iba a dar cuenta, no es idiota.

-Pero es cosa que a ti no te importa -Me levanté.

- Espera -Me detuvo. Me giré a verlo. - No te vayas -pidió.

- ¿Por qué? -Pregunte aguantando mis ganas de llorar.

- ¿Puedo saber que tienes? —Preguntó tierno.

Y no me contuve más, lagrimas sin permiso alguno comenzaron a salir. Trataba de que no salieran, pero era imposible, además tenía al chico que me gusta frente a mí. Pero que claramente el no gustaba de mí.

-Si no quieres comprendo -Dijo.

Me senté de nuevo en la banca, no podía decirle que no. Por lo más malo que fuera conmigo no podía.

-¿Sabes? -Comencé a hablar.- Me odio, no me gusta nada de mí, solo tengo defectos, soy horrible.

¿Tu broma aún es divertida? [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora