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Ojalá pudieras verme de la forma en que yo te veo.

¿Qué? ¿Jungkook acaba de decir que me escape con él?

Rió, tomó mis libros y luego me tomó de la mano.

Me hizo reaccionar cuando ya estábamos en el estacionamiento del instituto. Me abrió la puerta del auto e hizo que subiera. Luego de unos segundos lo tenía a mi lado, aventó mis cosas en el asiento de atrás y prendió el auto.

-¿A dónde me llevas? –Pregunté al fin.

- No te asustes, torpe. No pretendo hacerte nada malo, pero si obligarte a que respondas mi pregunta –Contestó sin despegar la vista del frente ya que conducía.

¿Cómo carajo pretende entonces que no me asuste? Fue amenazante lo que dijo.

Pero debía admitir que... ¡Diablos, estoy solo con él, en su auto! Es como tipo secuestro, pero lo genial era que mi secuestrador era el chico que me gusta... Jeon Jungkook.

Pero hay que volver a la realidad.

No me secuestró porque me va a llevar a un lugar hermoso y me dirá que le gusto tanto como él a mí y me besará y seremos novios... Es ridículo.

Me sorprende mi forma de pensar, en serio.

-Estaría más tranquilo si me dijeras a donde me llevas –Le dije. El rió.

- Tranquilo –repitió.
Sentí el auto parar, enfrente de una casa ¿su casa?

-Baja –Dijo este, mientras él apagaba el auto. Se bajó e hice lo mismo.

Él fue a abrir la casa, yo me quedé junto al auto.
Cuando abrió volteo a verme.

-¿No piensas venir? –Preguntó. Yo negué. El bufó y regresó hasta donde yo estaba. -¿Por qué? –Preguntó estando ya cerca de mí.

- Solo quieres que te responda la pregunta ¿no?, pues bien, te la diré. Después me regresas a la escuela y listo –respondí lo más normal posible.

- Wow, calma. Cuando yo te diga que me digas la respuesta me la dirás ¿bien?

- O sea, ¿Qué es cuando tú digas? –Fruncí el ceño.

- Vas entendiendo. Así que ya entra –Dijo eso para luego volver a entrar a la casa.

¡Oh, mierda! Bufé y obedecí a lo que dijo.

Entré a la casa, era muy linda. Me limité a observarla, Jungkook dio un grito en aviso que estaba en la cocina.
Oh, sí como si supiera donde está la maldita cocina; pensé.
Me guié de su voz, claro la casa no era enorme.
Cuando di a la cocina lo vi a él ahí parado comiendo no sé qué cosa se estaba metiendo a la boca.

-¿Es tu casa? –Pregunté.

- Sí –respondió atragantándose con lo que comía. Reí por lo bajo, aún así era hermoso.

Después de que terminó de comer lo que tenía en la boca se lavó en el lavabo y se acercó a mí tomándome de la mano y hacerme salir de la cocina junto con él.
Cuando hacia contacto con mi piel era como si de alguna forma caminaran hormigas en mi cuerpo.

Fuimos a lo que se suponía que era el living. Hizo que me sentara y luego se sentó él.

-Bien, ahora dime –pidió.
Así que era cuando el dijera... ¿Y yo obedecería? Claro que lo haría. Me muero por él.

-Ahora no quiero.

El frunció el ceño. Era como si de alguna forma hubiera cambiado completamente mi actitud y no sería tan "torpe" ¿pero a quien engaño? Justo ahora me encontraba con el chico que me gusta.

-¿Ah? –Dijo confundido.

-Ah... Este... Me refiero a que... No recuerdo la pregunta –Dije nervioso.

¡Ahí venia de nuevo mi estupidez!

-Era que ¿De qué te cansaste? –Dijo este.

- Uhm, de nada. Solo no sabía que decía –Dije encogiéndome de hombros. El rió. ¿De qué ríe?

- ¡Diablos Jimin! ¿Piensas que me creeré eso? Claro que sé que dices muchas estupideces o más bien no dices nada. Pero tu respuesta fue estúpida, como tú –rió.

Ok, eso dolió. Esta más que claro que todos piensan que soy estúpido, con que Jungkook me lo haya dicho bastó para sentirme más estúpido de lo que ya soy.

Soy patético, un inútil, no valía nada. Realmente me sentía poca cosa. Me sentía estúpido por estar enamorado de él.

Me levanté rápidamente del sofá antes de que se me salieran lágrimas. Corrí a su auto, abrí la puerta saqué mis cosas, sentía como lágrimas sin previo aviso salían de mis ojos.

Una mano hizo que girase inmediatamente haciendo que tirara mis dos libros al suelo, era Jungkook.
¿Ahora qué me diría? Estaba hasta la madre con esto.

-¿Qué te pasa? –Me preguntó.

- ¡Suéltame! –Me solté bruscamente de su agarre.

- Joder, ¿Qué te pasa? –Volvió a agarrarme. Esta vez más fuerte.
Intenté zafarme pero me fue inútil.

-Suéltame –Presione mis ojos con la absurda idea que dejarían de brotar lágrimas.

Por lo visto obedeció ya que poco a poco fue disminuyendo la fuerza hasta que me soltó completamente.
Recogí mis libros y los metí en mi bolso, para luego salir corriendo de ahí.

*

Pagué al taxista y bajé, sentía la necesidad de correr al baño de mi habitación, mirarme al espejo y con una navaja... Sentirme satisfecho.

¿Tu broma aún es divertida? [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora